Antes de enumerar las circunstancias particulares que hacen necesaria la poda, hay que aclarar que ésta es, en parte una ciencia y, en parte, un arte. Como ciencia estamos obligados a entender el crecimiento de la planta, su porte natural, condicionamientos, necesidades de suelo y climáticas. Todo esto nos ayudará a entender cuándo, cómo y dónde es necesaria una poda. Como arte, con la poda tenemos la capacidad de crear una imagen no natural que, previamente, hemos visualizado en la mente.
Una poda mal realizada puede llegar a causar la muerte de una planta. La poda correcta da fuerza y vigor, mejora la floración y desarrollo. Se controla el crecimiento, dándole la estructura necesaria para que sus ramas soporten el peso.
Los árboles ornamentales, árboles frutales, arbustos, trepadoras y rosales se podan en invierno. La poda bien hecha favorece la adecuada distribución de las ramas, de modo de garantizar que el aire y la luz del sol llegue también al interior de la planta, crezca de manera armónica y florezca mejor.
Las podas anuales de ramas de los árboles hacen que las raíces se desarrollen mucho menos. Se deben eliminar partes dañadas, enfermas y las ramas secas. No se debe podar un árbol porque es muy grande o muy viejo o por la costumbre de que hay que podarlos por sistema.
Especialmente en los frutales, el crecimiento excesivo afecta la producción de flores y luego frutos: la planta concentra sus energías en crecer y no en producir. Es un error pensar que por podar más un pino crecerá más rápido; todo lo contrario, se retrasa el crecimiento y no engordan ni troncos ni ramas. Quita uno o dos pisos inferiores cada vez como mucho y paciencia.
En general, esta práctica se debe realizar en la época de receso vegetativo de la planta, en invierno, siempre atento al clima y las temperaturas. Mientras más susceptible sea la especie a las bajas temperaturas, se poda más tarde, cuando hayan pasado los grandes fríos.
Jamás pode un arbusto o árbol de floración primaveral en invierno, ya que la producción de nuevos brotes y flores se vería seriamente dañada. Hay que podar después de su floración. No realizar podas drásticas (terciado y desmochado).
Nunca podes la punta de los árboles de crecimiento piramidal, como los pinos, en general, coníferas, liquidámbar, etc., ya que la guía no se recupera, por lo tanto se deformará. Si por alguna razón la punta (la guía) se rompe, fija cuidadosamente una guía de alambre al brote más firme que aparezca y dirija su crecimiento vertical.
Poda siempre sobre un brote o rama que haga de tirasavias para que cicatrice mejor y evitar así la formación de tocones secos. En los tocones suelen aparecer chupones mal anclados en la corteza, estos se deben sacar. Retoca los cortes de ramas gordas con una navaja hasta que queden perfilados. El labio cicatrizante cerrará mejor. Elimina las ramillas que desborden el volumen de la copa, los chupones y el crecimiento desordenado.
La poda diferirá en cada especie, siendo necesario saber cuáles son los requerimientos de poda de cada arbusto.
Tipos de podas
La Poda de Formación
Como su nombre lo indica, se realiza con el fin de conducir el desarrollo de la planta, desde el principio, para un crecimiento de ramas bien dispuestas y equilibradas, con el fin de crear una forma o estructura concreta. Previamente, debemos establecer cuál es la forma correcta que daremos al árbol o arbusto y se irán eliminando las ramas no deseadas.
La Poda de aclareo
Se usa para eliminar ramillas de las zonas altas y densas de la planta que impiden la entrada de luz solar en el interior de la copa. Es mucho más fácil y cómodo eliminar grandes porciones de rama que ir poco a poco, mirando y cortando pequeñas ramillas y bifurcaciones, pero sólo de esta manera se evitan respuestas desordenadas del ejemplar, que obligarán a continuos retoques y harán débiles y peligrosas las uniones que crecerán a partir de esos cortes.
Poda de saneamiento
Consiste en eliminar las ramas secas, rotas o enfermas de los árboles.
Poda de fructificación
Se realiza a los árboles frutales y consiste en realizar una poda, dependiendo de la especie de árbol frutal a podar, con el objetivo de equilibrar el número de yemas de flor con el número de yemas de madera, partiendo del principio de una pieza de fruta requiere cuarenta hojas maduras para desarrollar un tamaño adecuado y de calidad. Adecuando este principio a cada especie de árbol frutal, habrá que realizar la poda acorde para la obtención de frutas de tamaño y calidades óptimas.
Poda de rejuvenecimiento
Las plantas que no han tenido un seguimiento y han sido abandonadas con el paso del tiempo han podido desarrollar un excesivo y anárquico volumen.
Poda tras la floración
Muchas especies de arbustos florecen sobre yemas viejas a principios de primavera. Si podamos estos arbustos durante los meses invernales, reduciremos considerablemente el número de yemas de flor y por tanto la floración no será tan espectacular.
En arbustos de floración primaveral realizaremos la poda necesaria una vez se haya marchitado la floración, pero antes de que las yemas de madera se activen y comiencen a desarrollar.
¿Cómo se realiza el corte?
Cortar las ramas enteras sin desgarrarlas. El desgarramiento permite que por las heridas puedan penetrar diferentes agentes patógenos (virus, bacteria y hongos) y producir enfermedades puesto que no cicatrizan. El corte es a bisel, fijándote en la yema de la rama, es de forma neta para no provocar daño. Si cortas ramas gordas, hazlo en 2 pasos, para que no se produzcan desgarros en el punto de corte. Corta primero una parte y luego el tocón final que quede. Retoca el corte con una navaja hasta que quede perfilado y limpio. Así cicatrizará antes y mejor. Las sierras o serruchos están indicados en ramas con grosor superior a los 10 o 12 cm. Para realizar la poda debes tener las herramientas adecuadas, fundamental para no dañar la planta. Además, deben estar desinfectadas y afiladas.
Una buena poda es vital para los rosales
Las rosas se podan en forma de copa abierta, despejando el interior para que entre la luz del sol y el aire circule bien. Cortar todas las ramas que entorpezcan el eje central de la planta y deje 3 a 4 varillas de esqueleto con no más de 4 yemas cada una; cuida que la última yema mire hacia fuera. Quitar las ramas más finas que el grosor de un lápiz, las que miran hacia el centro y deje las que apuntan hacia afuera. Esta regla se aplica para los Rosales Híbridos de té. Según la variedad de rosal es la poda que recibirá, no todos se podan igual, ejemplos floribundas, trepadoras, inglesas, etc. Para ello es necesario saber frente a qué variedad estamos. Antes de eliminar una planta asegúrate que está muerta. Raspa la corteza; si se ve verde o blanco, en lugar de marrón, es que está viva. Si tienes dudas, espera por si rebrota dentro de unos meses; te puedes llevar sorpresas.
Las flores que se van marchitando se deben eliminar, por estética y porque estimulará que salgan más.
¿Qué es despuntar?
Consiste en quitar con los dedos los extremos de los brotes tiernos de una planta. La finalidad que tiene es favorecer el desarrollo de las yemas laterales, con lo que se obtienen más brotes (= a más flores) y se redondean aquellas plantas que crecen compactas. Ejemplos: Fucsias, Crisantemos, Cosmos, entre otras.
¿Debe pulverizarse después de la poda?
En plantas susceptibles a enfermedades (como ser las rosas) o en aquellas que ya presenten signos de hongos o plagas deben pulverizarse con Polisulfuro de calcio o aceite emulsionable (especialmente para plagas) inmediatamente después de la poda (de manera de sellar bien las heridas) y a los quince días repetir la aplicación. En heridas grandes puede colocarse cebo de vela para sellar.