Cuando las relaciones amorosas se entrelazan con la lógica de las redes sociales, el concepto de infidelidad se expande más allá de los parámetros tradicionales. Darle “me gusta” a una foto, enviar un mensaje directo o detenerse unos minutos más frente al dispensador de agua para charlar con un colega pueden adquirir nuevas connotaciones.
En la era del teletrabajo y las interacciones digitales constantes, estos gestos se convierten en señales de alerta para algunos vínculos de pareja, configurando lo que se denominó microcheating.
Qué es el microcheating
La psicóloga australiana Melanie Schilling explicó en diálogo con People que el microcheating se refiere a cualquier comportamiento fuera de la relación principal que no puede compartirse abiertamente con la pareja. No implica necesariamente una relación física ni un vínculo emocional completo, pero sí incluye acciones que, aunque pequeñas o aparentemente inofensivas, podrían interpretarse como una forma de engaño.
Entre ellas se encuentran las interacciones furtivas en redes sociales, conversaciones íntimas con terceros o incluso un cambio intencional en la forma de vestir al saber que se va a ver a cierta persona.
La psicóloga Abby Medcalf, radicada en Berkeley y conductora del pódcast “Relationships Made Easy”, afirmó a People que “en los últimos años, la mayoría de sus pacientes recurren al microcheating mediante mensajes de texto o en redes sociales”, una modalidad que, en su opinión, puede ser una “zona resbaladiza”.