A diario -salvo los miércoles- la casita prefabricada de madera que está en el corazón del Hospital Rawson y a metros del Hospital de Niños abre sus puertas de 8 a 12.30 para escuchar pedidos, necesidades y consultas de todos aquellos que tienen a un chico internado o siguen tratamientos oncológicos, allí. En esta casita es donde guardan los televisores y juguetes que llevan a las salas, golosinas y galletitas con que convidan a quien se hizo un análisis para saber su estado de salud. De eso se encargan los voluntarios, gran parte de las mañanas, como así también de hacer un relevamiento de la situación de cada paciente internado, de acompañarlos leyéndoles cuentos, haciéndoles funciones de títeres o compartiendo un juego.

En Fundamé también se ocuparon por embellecer los alrededores de su sede e inclusive de acondicionar la sala donde se hace la quimio, pintando paredes de colores vivos, colocándole guardas con dibujos de Disney, llevando sillones cómodos y hasta un televisor para entretener a los pequeños mientras pasan esta etapa del tratamiento.

Para continuar con sus tareas, piden colaboración con todo aquel que quiera o pueda sumarse con donaciones de juegos didácticos, juguetes pequeños (los entregan en el servicio de Hemoterapia para entretener a los pequeños cada vez que les sacan sangre), libros de cuentos, pinturas y útiles en general. También necesitan barbijos, alcohol en gel, botellas de agua mineral, golosinas y galletitas, agujas de catéteres implantables Nº 19 y 21 (se requiere uno por cada sesión de quimioterapia).