Pese a que popularmente una donación está regida generalmente por cuestiones materiales siempre hay una excepción que confirma la regla. Esta vez, fueron los integrantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días quienes decidieron ponerle el cuerpo a una campaña de donaciones, pero de sangre. Ellos se comprometieron a donar sangre como actividad solidaria del año.
Y tan generosa fue la apuesta que no sólo lograron superar el récord de acopio de este elemento vital para el organismo, sino que desde la entidad que convocaba, tuvieron que decirles que no recibían más dadores porque no podían procesar por el momento tanta sangre. En tan sólo dos meses y medio, y más de 3000 horas de voluntariado, lograron juntar 99 litros de sangre.
La movida comenzó con una convocatoria pública que hizo el Iphem (Instituto Provincial de Hemoterapia), para conseguir dadores de sangre, de cualquier grupo y factor. Una de las personas que concurre a la iglesia llevó la iniciativa y de inmediato fue aprobada.
"La campaña se fue dando sola. En principio estábamos muy satisfechos porque teníamos 50 voluntarios preinscriptos. Y eso ya era un récord porque según nos contaron desde el Iphem en sus convocatorias, con suerte, llegan a las 10-12 personas. Al final, fuimos 220 las personas que nos presentamos. Tuvimos que dividirnos en distintas fechas para que los técnicos del Iphem pudiesen procesar la sangre y a la vez para que ésta sirviera, porque al cabo de 45 días no sirve más. Para nosotros fue muy lindo participar porque dimos algo propio, íntimo y a la vez aprendimos mucho, derribamos mitos, es un pinchazo nada más”, coinciden Alicia Acerbi, Ariel Noriega y Marcelo Zanni, miembros de la Iglesia.
Otra característica que tuvo esta campaña fue el alto grado de donantes positivos. Esto se debió a que desde la religión se promueve una ley de salud, en la que se prohibe las bebidas alcohólicas, el cigarrillo y se fomenta el cuidado del cuerpo evitando piercing y tatuajes, por ejemplo. Entonces, casi el cien por ciento de los voluntarios fue apto, salvo dos o tres personas que se quedaron con las ganas por haber padecido hepatitis o por haber sido operados en el último año. Inclusive, hubo 6 personas que donaron sangre dos veces por sus características físicas.
Además, los médicos y técnicos del Iphem valoraron que la donación fuese voluntaria y no a pedido: así la persona está más tranquila y relajada, entonces su sangre puede extraerse sin problemas. Quizás esto fue así porque el proceso se hizo en la misma iglesia, un lugar cómodo y conocido, que fue aggiornado con música y películas para facilitar el acto médico.
"Hay que tomar conciencia de lo que este gesto significa, ya que con un dador de sangre se pueden llegar a salvar tres vidas. Para nosotros fue impresionante uno de los sábados que nos juntábamos para hacer la campaña, uno de los médicos nos contó que para una persona con leucemia necesitaban 28 dadores. Y nosotros milagrosamente éramos 28 ese día. Otro día nos pasó que se llevaron nuestra sangre para una mamá que acababa de tener a su bebé y había tenido una pérdida muy grande. Para nosotros fueron señales. Y vamos a seguir haciéndolo porque a pesar que la tecnología y la ciencia han avanzado mucho, no se ha podido reemplazar ni reproducir por esta vía la sangre. Siempre va a hacer falta un ser humano donante. Eso es tan útil a la sociedad como otro tipo de donaciones que por supuesto también estamos dispuestos a dar”, agregaron felices por su acto de servicio a los demás.
