La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Ella es la encargada de protegernos de las agresiones externas y de la hidro-evaporación interna. Descuidarla puede ocasionar lesiones que con el tiempo cuesta mucho corregir. El viento, el frío y la humedad característicos del invierno son agentes súper agresivos a los que nos enfrentamos todos los días y que la resecan y desmejoran notablemente. Por eso, es fundamental modificar nuestros hábitos, mantenerla hidratada y utilizar productos y tratamientos.
Para la piel
Cuando llega el frío extremo más la calefacción causan estragos en tu piel; puede deshidratarla y descamarla, lo que hace que las líneas de expresión y las arrugas parezcan mucho más visibles y que el tono de tu cara se muestre más apagado. Además, el viento también es un factor a tener en cuenta porque resulta muy agresivo para la superficie de tu piel. Los paso a seguir para no causar daños mayores son:
Una buena hidratación: Si todavía no has pasado la treintena, aplica una hidratante adecuada a tu tipo de piel sobre rostro, cuello y escote tanto por la mañana como por la noche. A partir de los 35, debes incluir acciones anti-arrugas para devolver la elasticidad a tu piel además de hidratarla. A partir de los 40, debes completar la acción hidratante con un cuidado específico para el contorno de ojos y un sérum que trate los problemas específicos de tu piel.
El agua templada: Cuando llegas a casa después de sufrir las inclemencias del tiempo, lo primero que te apetece es darte una ducha caliente para entrar en calor. El problema es que después de estar bajo una cascada de agua con una temperatura alta, el manto lipídico de tu piel empieza a sufrir y la deshidratación parece inevitable. Tienes dos soluciones a este problema: puedes bajar la temperatura del agua unos grados o acortar tus duchas unos minutos.
Usar protección solar: El sol también puede dañar tu piel en invierno, usar este producto es esencial para evitar el envejecimiento prematuro. Aplica tu fotoprotector antes que la base de maquillaje o elige una que incluya SPF.
Para las manos
Claramente, la piel de las manos está muy expuesta a todo tipo de elementos ya que siempre va descubierta (excepto algunos momentos de invierno cuando llevamos guantes) y se ve afectada por el calor en verano, el frío y el viento en invierno, el sol durante todo el año y los cambios constantes de temperatura (multiplicados por los efectos de los aires acondicionados y las calefacciones). Además de los productos de limpieza que utilizas.Todos estos factores provocan arrugas, sequedad e incluso en casos extremos, grietas en la piel. Es una parte del cuerpo que más se nota cuando no la cuidamos debidamente. Por eso se aconseja:
* Usar un jabón suave en el gesto diario de lavarnos las manos ya que un producto abrasivo puede perjudicarlas.
* Secar siempre totalmente las manos para evitar que queden restos de humedad en la piel.
* Evitar el agua muy fría y muy caliente, lo mejor es lavarse las manos con agua templada o fresca (pero no helada)
* Usar guantes para hacer tareas que impliquen el contacto con productos químicos: realizar las tareas de la casa, lavar el coche, lavar ropa a mano, etc.
* Realizar exfoliaciones cada dos semanas aproximadamente, existen en el mercado exfoliantes específicos para las manos que nos irán muy bien.
* Hidratar las manos a diario con una crema de manos.
* En momentos de sequedad extrema, aplicar una buena capa de una crema muy rica y usar unos guantes de algodón que llevaremos durante horas (por ejemplo, para dormir) de manera que esa crema haga un efecto de "mascarilla".
Para maquillarse
La preparación de la piel antes de maquillarte es muy importante y más en invierno. La piel se escama y sufre las inclemencias del clima. El cuidado debe convertirse en un ritual que se debe adoptar siempre, antes de aplicar tus productos de maquillaje, y verás cómo notas una piel mucho más radiante y saludable.
Limpieza: Utiliza un gel limpiador para lavar tu rostro y cuello. Aplica el producto sobre el rostro húmedo, con movimientos circulares y suaves. Enjuaga con abundante agua y seca con un pañuelo o toalla. Si tienes restos de maquillaje de larga duración o resistente al agua en tus ojos, aplica un desmaquillante suave específico para ojos y con ayuda de un algodón elimina las impurezas sobrantes. No arrastres, sólo realiza suaves movimientos circulares para retirar la suciedad. Luego, con otro algodón, aplicar un poco de crema de limpieza y repartirlo por todo el rostro con suaves movimientos circulares, observarás como eliminas todos los restos de suciedad y aportas una luminosidad y limpieza instantánea a tu cutis.
Tonifica: Aplicar un tónico equilibrante para controlar la grasa y eliminar impurezas que puedan haber quedado en tu rostro. Este producto ofrece frescor inmediato a tu piel.
Hidrata: Para finalizar, aplicar una loción o crema hidratante por todo el rostro y el cuello, como base para proteger tu piel. Asegurarse de que usas una crema indicada para tu tipo de piel y que contiene un alto factor de protección solar, ya que aunque sea invierno los rayos del sol actúan con fuerza y pueden acelerar el proceso de envejecimiento prematuro de tu piel, a la vez que la aparición de pequeñas manchas o imperfecciones.
Para los labios
La piel de los labios es una capa delgada y transparente, muy sensible y frágil. carece de glándulas sudoríparas, por lo que la saliva constituye su única fuente de humedad. Pero mojarlos con la saliva constantemente, los irrita más. Además, los labios no contienen melanina, así que se queman con facilidad. Por lo tanto para lucir unos labios perfectos hay que hidratarlos tanto de día como de noche. Vienen productos específicos como los bálsamos que son la mejor opción. Todas las mañanas hay que limpiar los labios con un algodón embebido en agua micelar. Luego, humectarlos con el bálsamo y aplicar protector solar y por último colocar el labial. Un consejo es preferible los labiales cremosos que contienen humectantes y protección solar.