Los tiempos en los que ir a la peluquería implicaba explicarle una y mil veces al peluquero que eran sólo las puntas aunque lo hacíamos ya resignadas a un resultado, terminaron. En la actualidad, por suerte, los/as peluqueros/as al fin parecen haber comprendido que la prioridad es escuchar lo que quiere el cliente sin imponer modas ni caprichos personales. Por eso, ahora sí todos los 25 de agosto celebramos con justa alegría el día de aquellos que hacen maravillas con nuestro pelo.
Los rumores acerca de la efeméride aseguran que el origen del día del peluquero se remonta al siglo XVI cuando el rey Luis XV quedó tan satisfecho con el resultado de su corte que nombró al hacedor como caballero otorgándoles un gran prestigio a todos los que ejercían este oficio. En nuestro país la industria de la peluquería da empleo a más de 100 mil argentinos y representa el 1% del PBI nacional. Con 42 mil salones de belleza, la Argentina cuenta con un promedio de una peluquería cada mil personas. "Es una industria con una tasa bajísima de desempleo, porque el 50% es de auto empleo. Esta profesión es un oficio, se aprende a ser peluquero y en muchos casos se abre la peluquería propia", explica Oscar Colombo, embajador de L’Oréal Professionnel.
Dos tendencias de una industria que se reinventa
Entre las tendencias que redefinen el trabajo de los peluqueros en este presente, la personalización y el vínculo con el cliente masculino son las primeras en la lista. Respecto de la primera, lo repetimos: lejos de querer imponer modas o criterios propios y arbitrarios, los nuevos profesionales del pelo dejaron de lado ese ímpetu artístico de estrellas para transformar los salones en centros de belleza integral con asesores personales al servicio de lo quiere el cliente.
El hombre coqueto
Por otro lado, desde hace unos años, los hombres han renovado el vínculo centenario que solían tener con su peluquero, tal como el caso del ya mencionado Luis XV. El varón se sabe, se muestra coqueto y se preocupa cada vez más por su aspecto físico. "La mayoría llega con dos o tres imágenes en el celular para mostrarme qué quiere hacerse en el pelo, las mujeres fueron las primeras en hacerlo pero hoy son ellos los más exigentes", cuenta Alberto Godoy, dueño y peluquero activo de dos salones unisex.
La moda de la barba ha vuelto a imponer el antiguo ritual del afeitado con navaja y toalla caliente. Así lo hacen en lo de Chopper, una barbería ubicada en Palermo con todos los condimentos para atraer al macho coqueto. "Acá vienen a cortarse el pelo muchos artistas, músicos, actores, diseñadores. Lo que más me piden es la media americana con raya al costado que se puede peinar para atrás o con un jopo estilo Elvis. Otros, más tradicionales, prefieren el executive contour, que es lo mismo pero con los largos más parejos, cortado con tijera y peine sin máquina", explica el mismo Chopper que el año pasado formó parte de la campaña de la marca de ropa Bolivia.
Los cortes ganadores:
La americana completa con un mechón que va desde la cúspide hasta la coronilla es hoy, sin duda alguna, el corte estrella entre los varones de la franja de veinte y cuarenta años. Especialistas aseguran que es un furor, hasta en los más chiquitos.
Sin embargo, en el caso de los adolescentes, la tendencia va hacia el caos: no les interesa lavarse el pelo ni peinárselo. Lo dejan al natural, se levantan y no se miran al espejo.
Por último, los que tienen más de cuarenta piden desmechados cortos y prolijos que les permitan adecuarse a todas las ocasiones.
Respecto de la barba se usa mucho el degradé que va corto desde las orejas y crece hacia abajo. "Es una barba hiperprolija, delineada tanto como las cejas de las mujeres", asegura Godoy.