Las razones para tener que transplantar un arbusto pueden ser muy diversas. Por ejemplo nombramos algunas; si el arbusto está estorbando en ese lugar; si queremos poner otra planta ahí; si es necesario aclarar un grupo porque está muy denso, etc. En lugar de cortarlo y tirarlo a la basura, se debe intentar su transplante y aprovecharlo (recuerda que un arbusto de porte mediano o grande tiene un alto valor económico).
 
Cómo llevar a cabo esta misión
 
1. Lo primero que se hace es atar las ramas con una cuerda para poder trabajar cómodamente en la base del arbusto.

2. La tierra debe estar algo húmeda, no seca.

3. Se abre una zanja que rodee al arbusto con la azada y se va profundizando hacia adentro, hasta que queda suelto el cepellón (masa de tierra pegada a las raíces). Si el arbusto es mediano o pequeño y de hoja caduca, podemos sacarlo a "raíz desnuda", esto es con las raíces peladas, sin tierra pegada a ellas, sin cepellón. Aunque siempre es mejor transplantarlo con cepellón.
Si el arbusto es de hoja perenne, ya sea de tamaño pequeño, mediano o grande, hay que transplantarlo obligatoriamente con cepellón.
El cepellón se envuelve con un plástico duro, una tela de arpillera, una lona, etc., y lo atamos fuerte para evitar que se desmorone. Es muy importante que el cepellón no se rompa si se trata de arbustos perennes.
 

4. Cuando el arbusto que queremos transplantar es de tamaño grande, sea de hoja perenne o de hoja caduca, habrá que hacer un escayolado del cepellón, ya no vale simplemente sujetar el cepellón para que no se desmorone con una tela o lona, es necesario algo más sólido como el escayolado. Esto significa
envolver el cepellón con una tela metálica o bien, con tiras de esparto, a la que se aplica escayola. Al día siguiente el cepellón gordo ya está sólido, firme y duro y se puede mover sin riesgo a que se rompa.

5. Una vez preparado el cepellón hay que trasladarlo de sitio. Aquí probablemente necesitarás ayuda, a menos que sea un arbusto pequeño o que se haga a raíz desnuda. Un cepellón gordito pesa bastantes kilos. Incluso puede ser necesaria una pala mecánica (con escayolado casi seguro que sí).
 

6. Se planta en su nueva ubicación haciendo un buen hoyo y mezclando la tierra con un abundante abonado orgánico (estiércol, mantillo, humus, turba, etc.), para que las raíces se encuentren con un entorno esponjoso, mullido, aireado y rico en nutrientes. No es necesario aportar abono mineral en el momento de plantar; con el abonado orgánico es más que suficiente.

7. Una vez transplantado se le da una poda cortando el tercio superior de las ramas o incluso a la mitad de su longitud, dependiendo del volumen de raíces que le hayan quedado.

8. El riego no debe faltarle a la planta en cuanto empiece a brotar. Recuerda que tiene un sistema radicular muy dañado, escaso y débil.