Para que la vida sexual no caiga en la rutina y se vuelva monótona es bueno que los miembros de la pareja traten de innovar. Una de las formas más clásicas de hacerlo es el juego de rol que puede acompañarse con disfraces. Si no sos de los que les llama la atención esta práctica, deberías saber que trae con ella varios beneficios.
“Estar disfrazado permite desinhibirse y hacer cosas que quizá la persona no se animaría, que le producen placer a ambos miembros de la pareja”, consideró en conversación con CONBIENESTAR la psicóloga Ana María Fusaro (M.N. 60808). “El disfraz ha sido históricamente usado con fiestas y momentos divertidos con lo cual la asociación que hacemos de un disfraz es lo divertido”, valoró.
También es una forma de que en la pareja se intercambien roles y el que lleva la batuta normalmente en la relación pase a dejarse controlar por el otro o aquellos que son inseguros verse en una situación de dominación. “En el plano psicológico puede rozar algún tipo de figura de mayor poder o desigualdad de poder entre ambos”, confirmó la experta.
Del mismo modo, puede servir para cumplir con una fantasía sexual. No obstante, advirtió: “Es saludable y divertido, si hay acuerdo y consenso entre las dos partes. Puede ser muy sano siempre y cuando no exista ningún tipo de agresión o de violencia ni física ni psicológica”.
Si no te termina de convencer el tema de los disfraces siempre podés probar con algunas prendas de roba, como por ejemplo los antifaces o algún zapato sexy. ”Desde chicos desarrollamos el erotismo a través de la óptica, del sentido de la vista, de la mirada, y eso conlleva la curiosidad, tratar de descubrir lo que hay detrás de un antifaz o de una parte del cuerpo puede resultar sumamente erótico de otra persona aunque no sea un disfraz completo”, afirmó Fusaro.
TN