La comunicación es un elemento esencial en el día a día. Los seres humanos proliferan en sociedades y, en varias situaciones diarias, el trato entre unos y otros es inevitable. A raíz de esto, el periodista estadounidense Charles Duhigg escribió su libro Supercommunicators con el fin de analizar y entender la manera en la que las personas se relacionan y por qué a veces los intentos de comunicación pueden fallar.
El autor, graduado en la Universidad de Harvard y ganador del premio Pulitzer, explicó que los expertos que consultó consideran que la mayor parte del tiempo las personas asumen que una conversación se trata sobre una sola cosa, cuando en realidad todo diálogo está compuesto por capas de contextos e intenciones distintas, tanto por parte del emisor como del receptor, según dijo en una entrevista con la National Public Radio (NPR) de Estados Unidos.
En general, las conversaciones se pueden agrupar de tres formas según su contenido: emocionales, que comprenden los sentimientos; prácticas, en las que se plantean soluciones o se planifica a futuro; y sociales, que tratan sobre las relaciones entre individuos y sus identidades. Concluyeron que todas las partes involucradas deben tener el mismo tipo de conversación en el mismo momento para poder conectar realmente, y que no se generen rupturas en la comunicación que dificulten el diálogo.
También resaltó la importancia de aprender los hábitos correctos en torno a la comunicación para gastar menos energía a la hora de expresarse y tener conversaciones. A las personas que lograron esto los llama “súper comunicadores”, y son capaces de lograr establecer interlocuciones efectivamente con resultados positivos. Para lograr esto, propuso algunas herramientas y técnicas sencillas.
¿Cómo es el truco de los 10 segundos?
Los nervios interfieren a la hora de comunicarse. Dudas sobre qué decir y cómo decirlo afectan negativamente, hasta pueden llegar a imposibilitar el diálogo fluido. Para solucionar esto, Duhigg aconsejó el pensar en 3 ideas de temas de conversación o preguntas los 10 o 20 segundos antes de comenzar una charla.
Al tener una seguridad interna basada en esos temas, se pueden disminuir los niveles de nerviosismo y demostrarle confianza al receptor. Es importante realizar este ejercicio ya que al tener preguntas listas para exteriorizar, por más que no se terminen utilizando en el intercambio, se cuenta con alternativas para evitar los silencios incómodos que puedan surgir.
¿Qué es la escucha activa?
La escucha activa es de suma importancia en cualquier interacción social. Si una persona no interpreta conscientemente lo que le está diciendo un emisor, no va a generar la sensación de que le importa la información que está recibiendo.
Duhigg destacó este aspecto y explica que es esencial comenzar con una pregunta y luego demostrar que sí se está escuchando a partir de la asimilación del discurso, la repetición de lo dicho con palabras propias para indicar que hubo una comprensión, y finalmente preguntarle a la otra persona si este entendimiento es correcto.
El objetivo es dejar de pensar en cómo responder y poner el foco en lo que la persona que está emitiendo el mensaje trata de comunicar. De esta manera se puede lograr una conexión real y, por ende, discernir qué tipo de conversación se está llevando a cabo. Según el periodista “es casi como si uno se estuviera engañando a sí mismo para escuchar más atentamente”.
Consejos para hablar frente al público de forma eficaz
Todos estos consejos sirven en relaciones interpersonales con una o pocas personas, pero la situación es distinta cuando se trata de un público compuesto de muchos individuos. Los expertos en oratoria de la Universidad de Harvard recomiendan los siguientes consejos para lograr comunicarse eficientemente si se tiene que dar una presentación oral o hablar frente a una audiencia:
1.Pensar en el tipo de audiencia a la que se dirige el discurso y cuáles son sus conocimientos potenciales sobre el tema que se va a exponer. A partir de eso se pueden determinar más claramente los objetivos de la exposición.
2.Planear la charla alrededor del espacio y del tiempo disponibles: adaptar los contenidos a la cantidad de minutos con los que se cuenta para expresarse, y evaluar cuál sería el mejor uso del espacio (dónde pararse, cómo moverse, qué gestos realizar).
3.Elegir palabras específicas para construir el mensaje a expresar con precisión e intención. Diseñar la narrativa del discurso y la estructura que va a tener. Las frases cortas y directas funcionan mejor para mantener el interés de la audiencia.
4.El lenguaje verbal es tan importante como el no verbal: al hablar se debe variar el tono y el volumen, tener cuidado con la rapidez con la que se está hablando, realizar pausas según el énfasis que se le quiere dar a determinados aspectos y repetir los puntos importantes. Además, el lenguaje corporal debe enfocarse en entablar una relación con el grupo mediante una postura erguida, mirar al frente y establecer contacto visual con el público.
5.Recordarle a la audiencia a lo largo de la charla por qué lo que se está diciendo es importante, qué beneficios les brinda el estar adquiriendo esos conocimientos y cómo se pueden utilizar en sus vidas diarias.
6. Considerar cómo se va a cerrar la presentación: las personas suelen retener con mayor frecuencia lo último que se dice en una charla, las frases o declaraciones finales. Por ende, el cierre debe dejar un impacto en el receptor para que luego recuerde de lo que se trataba el discurso.
¿Cómo evitar los nervios a la hora de hablar frente al público?
Los expertos de Harvard indican que la mejor manera de superar los nervios y la incomodidad que puede generar el tener que hablar frente a una audiencia es practicar. Grabarse mientras se presenta el discurso y luego analizar el video puede ser una herramienta para detectar fallos o cuestiones a mejorar, lo que genera más confianza a largo plazo.
Otro recurso es el exponer frente a amigos o familiares para evaluar la efectividad de la manera en la que se están comunicando los contenidos, y que ellos, a su vez, puedan dar devoluciones y críticas constructivas.
Finalmente, observar y examinar la manera en la que los expertos en oratoria se expresan puede ser una forma de incorporar algunas de sus estrategias comunicativas en el discurso propio y mejorar la calidad y eficacia del intercambio con la audiencia.