Llegaron los últimos días de noviembre y se acerca un momento clave para los chicos: rendir los exámenes finales y/o de ingreso. Y, después de los cambios y complicaciones que generó el impacto de la pandemia en la educación, este año los alumnos deben sortear obstáculos nuevos. En ese contexto, dos especialistas contaron el programa “¡Maaa…! Bendito Caos”, que se emite los viernes a las 20 por Radio Sarmiento, como ayudarlos sin generarles mayor ansiedad ni presión.
“Una de las consecuencias de la pandemia que encontramos hoy en las escuelas, en los distintos niveles, son el desgano, la falta de motivación, la falta de tolerancia y la frustración en los chicos. Nos encontramos también con mucho fracaso a nivel de aprendizaje por diversos factores. Muchas veces el currículum no va acorde al tiempo del chico, está esta cuestión que tiene que ver con lo organizacional de una institucional, las calificaciones, el hecho de terminar en tiempo y forma; y el chico que no haya logrado tal o cual objetivo se siente frustrado. A veces no hay apoyo de la familia y eso hace que todo se complique más”, detalló el licenciado en Psicopedagogía Federico García.
Y explicó: “Hay muchos chicos que hoy se encuentran muy solitos o son chicos que van deambulando de familiar en familiar para que les vaya explicando los contenidos o chicos a los que ponen frente a la pantalla en YouTube para que desde ahí aprendan. Entonces vemos muchas secuelas que está dejando esta pandemia. Y son alertas que tenemos que tener en cuenta”.
Las claves para hacer la tarea y estudiar en casa, según el psicopedagogo:
1- La importancia de dar el ejemplo. “Si damos el ejemplo, desde nuestro accionar, del deber ser, de ser responsables en cuento a nuestro trabajo, a nuestro quehacer, los chicos nos van a imitar”.
2- Dejar de lado el exceso de permisividad. “Muchas veces somos papás muy culposos, porque estamos todo el día a mil y no les prestamos demasiada atención a los chicos. Y, cuando estamos con ellos les exigimos, les gritamos. Después nos sentimos mal y, para reparar esas acciones, terminamos dándoles permiso para todo. Eso no está bien, tiene que haber límites concretos”.
3- Educar con amor, con caridad y en el esfuerzo. “Con amor se pueden decir muchas cosas. No hay que ver los fracasos como algo negativo. Hay que permitir que los chicos se frustren, que aprendan que a veces las cosas no salen como ellos planean. ¿Hasta qué punto la sobreprotección es buena? A veces por nuestros miedos no permitimos que los chicos desplieguen su creatividad, sus capacidades, sus gustos”.
4- Tarea y estudio en casa. “Para este momento es necesario generar un espacio especial, estructurado, armónico, un espacio para el aprendizaje. Buscar que siempre sea en el mismo lugar. Si es posible poner un sahumerio, un hornito, poner música instrumental de fondo, ofrecerles una pelotita de esas que se pueden tener en las manos, sobre todo en el caso de los chicos que no tienen una atención muy sostenida. Estos son recursos ayudan a que el chico pueda sostener su atención”.
5- Compartir el aprendizaje: “Tenemos que tratar de que le aprendizaje en casa sea un ritual con amor, en el que vamos a aprender todos. Los papás y mamás tenemos que reconocer que no tenemos todo el conocimiento. Eso genera en el chico el interés de querer aprender para poder enseñarles a los demás. Por ejemplo, nosotros no aprendimos la división como la aprenden hoy los chicos. Ver cómo ellos lo entendieron, cómo procesaron la información y ver cómo, entre todos, podemos ir generando el aprendizaje es muy importante. El aprendizaje hoy tiene que ser participativo, cooperativo, que todos los miembros del sistema hagan su aporte”.
7- Tener en cuenta la educación emocional. “Ponerles a los chicos una mano en el hombro, hacerles una caricia en la cabeza, ofrecerles las palabras positivas, ponernos a su altura y mirarlos a los ojos. Todo esto ayuda a reforzar su autoestima, su confianza. Hay que decirles a los chicos cuánto los queremos, cuánto confiamos en ellos. Es necesario destacarles que sí lo pueden hacer, aumentar su autoestima y la seguridad en sí mismo”.
8- Plantear objetivos. “Otra de las claves es establecer objetivos alcanzables para todos y enseñar la importancia de la perseverancia. Para eso, nada mejor que el ejemplo”.
9- Conocer a cada chico. “Cada hijo tiene un potencial y como papás y mamás todos tenemos este sexto sentido que nos permite darnos cuenta de qué competencias tiene nuestros hijos para poder ayudarlos a potenciarlas”.
Los exámenes de ingreso y los nervios de los padres
El próximo 1 de diciembre se rinden los cursos de ingreso a los colegios dependientes de la Universidad Nacional de San Juan y cientos de niños sanjuaninos se ponen a prueba después de un año completo de práctica. ¿Cuál es el rol de los padres en este momento? Emanuel Pereyra, director de los cursos de nivelación que se dictan en la Escuela Industrial, habló al respecto.
“En realidad lo que vemos es comúnmente un problema de base en los alumnos. Justamente viniendo de dos años bastante complicados en educación, vemos que los chicos no han incorporado los contenidos como corresponde para estar en un Sexto Grado y para poder alcanzar el resultado esperado en los exámenes”, explicó Pereyra en relación al impacto de la pandemia.
Y agregó que, “pero más allá de los contenidos teóricos se enseña a los chicos durante el año del curso, el trabajo del trabajo psicopedagógico es también bastante arduo. Esto porque, la adaptación de los chicos de Primer Año del Secundario es complicada, sobre todo porque hay una diversidad de situaciones. Tenemos alumnos de distintas escuelas, cada escuela tiene su nivel y los chicos se encuentran de repente con los preuniversitarios, que para ellos son monstruos. Es todo distintos empezando por el punto de vista edilicio y terminando por la cantidad de materias que tienen. Estamos hablando de 18 materias. Entonces sí, es un shock para ellos, pero siempre se puede lograr la integración, porque tanto los docentes como el Gabinete apoyan y acompañan a cada uno de los chicos”.
En cuanto al comportamiento de los padres y madres contó que “los papás a veces están mucho más nerviosos que los niños. Sobre todo, porque hay papás que son egresados y te dicen ‘yo vine a esta escuela y quiero que mi hijo venga acá’. Entonces, hay cierta exigencia. Hay que reconocer que los chicos son esponjas y absorben todo. Si uno actúa de manera positiva ellos lo van a tomar de este modo, si no, no. Entonces, es importante trabajar en esto porque son muchos los nervios, y en algunos casos, la presión de los papás. Hay que tener cuidado”.
Para finalizar, Pereyra reflexionó: “Lo importante es que el niño sea feliz, porque un niño feliz es un niño que aprende y si aprende es también porque está en un entorno sano. Entonces, no hay que presionarlos porque se termina cometiendo un error. Si bien los colegios preuniversitarios tienen un excelente nivel académico, una excelente capacidad docente, son sólo una alternativa más. Los papás y los niños tienen que calmarse, porque eso también ayuda a tener un mejor rendimiento. Y que tenga que ser lo que deba hacer”.