"Emoción". Un artilugio de las compañías automotrices para atribuirle una connotación humana a sus fabricaciones. El acto de usufructuar este sustantivo adquiere una nueva acepción en el diccionario automotriz con el Honda NeuV Concept, un vehículo experimental que debutará en la próxima edición del la Feria de Electrónicos Para Consumos -CES por sus siglas en inglés-, a celebrarse entre el 5 y el 8 de enero en Las Vegas, Estados Unidos. Deberá merecer el honor de ser el centro de escena de una exposición bautizada "Sistema cooperativo de movilidad".

 

 

Honda lo presentó así: "Un vehículo eléctrico automatizado de transporte urbano equipado con inteligencia artificial llamada ‘motor emocional’ que crea nuevas posibilidades para la interacción humana y nuevo valor para el cliente". La idea del creador de este modelo sentimental no comulga con las proyecciones integrales de la industria automotriz. Cuando la ruta hacia el futuro se adivina autónoma, independiente, carente de valores humanos, Honda sugiere un vehículo futurista que confunde su inteligencia artificial con impulsos emocionales.

 

Es un paso más hacia la confluencia del auto con la persona, un escalón más que estrecha esta relación simbiótica. Los datos recogidos, la previsibilidad, la sistematización de la conducta humana ya permite descifrar ciertos hábitos del conductor. Algunos concepts de hoy ya son capaces de sugerir rutas, música. La intención del NeuV es superior: generar sus propios sentimientos a través del sistema "emotion engine", su proclamado motor de emociones.

 

Una lectura de las situaciones de tráfico, las conversaciones y diálogos que el conductor mantenga por teléfono o junto a otros ocupantes, la música que esté sonando. Un compendio de ideas que soporte el software de Honda montado sobre un vehículo eléctrico, autónomo, sustentable, urbano, diseñado sobre un prototipo poco convencional que suele perseguir a los prototipos ecológicos.

 

El proyecto, del que Honda no develó más que un panorama genérico, es fruto de la colaboración entre la automotriz japonesa y la compañía tecnológica Cocoro SB, parte del grupo Softbank que en 2014 inició la comercialización de Pepper, un robot diseñado para leer emociones humanas y adaptarse a la personalidad de su dueño. A través de un comunicado, develó su propósito: desarrollar un motor emocional que permita a las máquinas generar sus propias emociones mediante la inteligencia artificial.

 

Interpretar las expresiones faciales y el lenguaje corporal, compartir y reaccionar a las emociones de sus ocupantes, entablar una relación intrínseca entre humano y auto, regar un vínculo que optimice, resuelva y mejore la experiencia humana en viaje. Del auto inteligente del futuro seguirán manifestándose innovaciones tan originales como irrisorias, tan interesantes como extrovertidas. El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra.

 

Fuente: Infobae