Criar a un hijo implica el desafío de forjar la personalidad de una persona que un día deberá “salir al mundo” y enfrentar la vida en sociedad con las mejores herramientas.

En ese contexto, es importante tomar conciencia acerca de qué se quiere obtener cuando se le dice un “no” y que el niño aprenda y tenga alternativas para actuar de manera diferente ante una situación similar.
Antes de castigar y buscar la solución más fácil, se puede aprovechar la situación para enseñar algo que le sirva para la próxima vez y toda la vida. ¿Qué se puede hacer entonces?:
1- Controlar las emociones. Propias y las del niños. Identificarlas. Saber qué originó la situación conflictiva. Anticiparse.
2- Acercarse a ellos con cariño, redirigir la furia, con amabilidad y sin darle un sermón. Bajar el tono de voz. Explicarles lo qué puede ocurrir y cómo actuar.
3- Empatizar. Hacerle saber que se comprende lo que él quiere pero que es algo que no se puede, que hay otra opción, que es peligroso.
4- Buscar opciones para otro momento, que sean limitadas y concretas.
5- Si no quiere hablar, puede que quiera estar solo. Hay que respetarlo y hacerle saber que cuando quiera retomar la conversación ahí vas a estar porque lo amas y querés buscar una solución al problema.
6- Sin castigos y sin premios: dar opciones. Es frecuente que para no caer en el castigo, se opte por brindar premios. Si se los premia para obtener ese aprendizaje responsable que se busca, se les enseña que deben hacer las cosas para obtener la aprobación, de modo así que su comportamiento comienza a depender de si hay o no un premio.
