El dicho popular "hay celos que matan", se suele aplicar a situaciones en las que este trastorno que padecen algunas personas terminan hasta en crímenes. Los celos son una respuesta emocional que suele aparecer cuando alguien percibe la posibilidad de perder una relación afectiva importante para sí; y generalmente esa amenaza es proyectada en una tercera persona imaginaria o real. Los celos se pueden presentar en relaciones fraternales, amistosas, amorosas, etc. Por ejemplo: el nacimiento de un hermano, puede ser vivido por un niño como la amenaza de perder la exclusividad en la atención y afecto de la mamá. También cuando una mujer bella puede ser percibida por otra, como alguien que le roba o quita atención social o reconocimiento.
Para poder entender esta reacción, hay que partir del conocimiento de que las personas celosas son personas inseguras, con baja autoestima y autocompasión, que consideran a cualquier "contrincante" mejor que ellos, por lo que lo perciben como amenaza o potencial ladrón de lo que consideran debe ser exclusivamente suyo.
Todas las personas en algún momento de su vida experimentan celos, pero normalmente, en personas sanas, el malestar que generan los celos se soluciona rápidamente mediante una charla aclaratoria con la persona objeto de los celos, o con el simple confrontamiento conciente con la realidad. No es el caso de los celos patológicos o enfermizos, en los que hay un trastorno del pensamiento, una seria dificultad para controlar impulsos y en algunos casos pueden existir falsas percepciones o falsos recuerdos. Esto ocurre porque el celoso percibe la realidad en torno a un tema recurrente, el posible engaño, e interpreta erróneamente los hechos cotidianos buscando justificar su sospecha.
Diferencias
La diferencia entre los celos normales y los enfermizos es que en el primer caso, la persona desea que su pareja permanezca a su lado, en cambio en el segundo, el celoso exige la exclusividad emocional, mental y física de la persona amada.
Esto se debe a que su valoración personal depende de la permanencia del otro, ya que su autoestima se ve afectada por creencias irracionales como:
* "Si me deja haré el ridículo, se reirán de mí".
* "Si no logro que me quiera como creo que debe ser seré infeliz, mi vida será horrible".
* "Si me deja seré indigno de amor y no encontraré a nadie más".
Cómo se reconocen
los celos patológicos
* La persona celosa imagina un tercero que amenaza su relación y permanece vigilante en los hechos cotidianos buscando datos que justifiquen su sospecha.
* Invaden la privacidad del otro revisando sus pertenencias (celulares, bolsillos, notas, cuentas de Internet, entre otras).
* Interpretan erróneamente cualquier situación, una mirada, un gesto, puede ser motivo de su enojo y violencia.
* El celoso no tiene conciencia de su problema, por cuanto concibe como reales sus ideas de engaño, y le es imposible controlar sus impulsos.
Obviamente, los celos enfermizos en una pareja llevan generalmente a la ruptura de la misma, ya que la persona celosa no puede controlar sus ideas; genera situaciones de violencia que en algunos casos tienen consecuencias fatales.
Terapia
Ante la detección de algún indicio de este tipo de trastorno, es imprescindible la consulta profesional, puesto que al no ser conciente del problema, la persona no logrará resolver su situación sola, dado que la interpretación desvirtuada de los hechos la llevarán a justificar y reforzar sus celos. De esta forma provoca mayor sufrimiento e impide que logre algún grado de conciencia que le ayuden a controlar sus impulsos. La asistencia terapéutica le ayudará a mejorar su autoestima y a lograr una interpretación más acertada de la realidad, para buscar restablecer la armonía en sus relaciones.
(Fuente: Licenciada en Psicología Mónica Oliveros. M.P 256; Centro Médico Guadalupe, Matías Zavalla 50 (N), teléfono: 4262090).
