La Xbox One X es una evolución de la consola original de octava generación de Microsoft. Viene con 12 GB de RAM, un disco de 1 terabyte (TB) y una tarjeta de video muy avanzada que permite correr juegos en calidad 4K en forma nativa.

 

 

Parece que el mundo de las consolas de videojuegos deberá acostumbrarse a saltos evolutivos incluso dentro de una misma generación. Hasta hace algunos años, estábamos habituados a que una familia de videoconsolas durase alrededor de siete años. Hoy los tiempos se acortan y la tecnología progresa de una forma constante. En consecuencia, las compañías deben hacer lecturas permanentes del mercado para encauzar su estrategia a tiempo.

 

Fue a fines de 2013 cuando Microsoft y Sony presentaron sus nuevas máquinas: la Xbox One y la PlayStation 4, respectivamente. Pero a mitad de camino debieron actualizar sus equipos. Tenían un nuevo objetivo: los televisores con resolución 4K, que estaban copando el mercado, y nadie quería quedarse fuera de la fiesta.