La compra de un nuevo celular implica varias cosas, más allá de observar detenidamente todas sus funciones, sino también el cuidado de sus partes.
Como todo equipo nuevo, su funcionamiento es óptimo, pero el paso del tiempo es inevitable y eso afecta directamente al aparato.
Uno de los problemas que más suele aquejar a los usuarios es precisamente la duración de la batería, o ciertas dificultades a la hora de cargarlo.
Uno de los principales factores por lo cual esto se ve afectado es el método que se utiliza para cargarlo: como la gran mayoría puede hacerse a través de cualquier puerto USB, muchos lo conectan directamente a la computadora.
Sin embargo, siempre lo más conveniente es enchufarlo a la corriente, y la velocidad será hasta casi 5 veces mayor. Otro de los métodos es el adaptador de corriente.
Los teléfonos más nuevos tienen la disponibilidad de hacer una carga inalámbrica, que es muy práctica por la ausencia de un cable.
Pero este método también tiene una potencia de carga mucho menor (mientras que la plataforma da 7.5 watts de carga, la corriente otorga 12 watts).
Otro de los posibles motivos por el cual la carga del celular puede ser mucho más lenta, es que el cable para esta función puede estar roto o torcido, y eso afectará la velocidad.
Además, una recomendación es cargar el teléfono con el aparato apagado, o en modo avión, para que el consumo de batería pase a segundo plano.
Y uno de los problemas más comunes también puede ser el daño o la acumulación del puerto USB del teléfono, el cual hay que limpiar con mucho cuidado para no dañar el equipo.
Si el problema de carga lenta persiste, puede ser también un problema de la batería.