Más de veinte alumnos de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), visitaron entre 2016 y 2017 los yacimientos de Casposo, Gualcamayo y Veladero en San Juan. Se trata de quienes tienen la orientación en Minería y cursan su quinto y último año. Su objetivo es complementar una formación integral que les permitirá administrar los recursos humanos y físicos que intervienen en el desarrollo de proyectos de ingeniería ambiental, con habilitación para el desempeño de funciones gerenciales acordes con su especialidad, entre otros aspectos.
“Lo implementamos con el fin de que pudieran conocer in situ la dinámica de un yacimiento minero, desmitificar temas, profundizar sobre otros, hacer contrastes, inclusive conocieron la carpa `Jachal no se toca´”, explicó Hugo Nielson, ingeniero de minas sanjuanino y titular de las cátedras "Actividades Extractivas I: Minería" y "Actividades Extractivas II: Minería y Medio Ambiente" de la UNSAM.
Este año, un nuevo grupo de alumnos se prepara para una visita a los yacimientos locales con fechas previstas para octubre. “Todos los años incluimos una visita a minas en producción como parte de la materia. Los alumnos pagan su pasaje hasta el destino y la estadía en San Juan. Pero si alguno tuviera dificultades por su situación económica, entre la UNSAM y el resto costeamos sus gastos, la idea es que nadie quede sin esta experiencia”, sumó Nielson.
Con la información y material recolectado en la visita, los alumnos deben elaborar un informe final en el que también ponen a juego los conocimientos incorporados en la carrera hasta el momento. Hugo Nielson puso a disposición de CUYO MINERO, algunos de los informes de diez alumnos que visitaron los yacimientos en estos últimos dos años, vinculados a su visión sobre la tarea de estas empresas en la actividad extractiva de San Juan.
Mina Veladero fue el foco de atención, dados los incidentes ocurridos en el lugar en menos de 18 meses. En ese sentido se destacó en el informe de los alumnos, la predisposición por parte de la empresa en comentar cómo fueron los hechos y detallar las medidas de mitigación ambiental. “La postura de la empresa de reconocer los errores cometidos que dieron lugar a los derrames mencionados llamó mi atención de una manera favorable: el primer paso para corregir errores, es reconocerlos, y no negarlos o minimizarlos, actitudes que sólo generan sospechas”, detalló la estudiante Karin Mielke en su informe de análisis, tras su visita en diciembre del año pasado. “Creo que sería bueno que la información ambiental sea más accesible, tanto por el hecho de que se pueda encontrar fácilmente en internet, en la página de la empresa, como porque esté escrita en un vocabulario que pueda ser entendido por el común de la sociedad”, dice el informe María del Rosario Scasso, quien también visito Veladero a fines del año pasado.
En cuanto a Gualcamayo, les llamó la atención el plan de gestión de residuos y los sistemas de monitoreo de la solución lixiviante mediante una técnica colorimétrica. Destacaron también el programa “Puertas Abiertas” relacionados con las visitas a la mina a modo de nexo con la comunidad. En cuanto a Casposo, fue toda una experiencia para los alumnos porque tuvieron la oportunidad de, además del open pit ya fuera de operación, conocer una mina subterránea y todo lo que ello significa en cuanto a las medidas y dinámicas de seguridad que se deben considerar para poder ingresar. “Se nos permitió fotografiar y filmar todo lo que deseáramos, permitiéndonos conservar el recuerdo de la experiencia vivida y lo aprendido. Descendimos varios niveles hasta una profundidad de aproximadamente 120 metros por debajo de la entrada del túnel. Hubo muy buena predisposición en cuanto a todas las preguntas que realizamos”, se detalló en el informe de los alumnos Di Gennaro, Díaz Dadone, Doria y Meniconi.
La carpa jachallera
La visita a la carpa “Jáchal no se toca” fue también muy enriquecedora para los alumnos en cuanto a la posibilidad de tener contrastes respecto de la actividad minera. “Los chicos descubren que la realidad se ve muy diferente desde el interior. También la minería. Comprueban en el terreno y preguntando con libertad la diferencia entre mitos y realidades”, explicó Nielson. En la ocasión, y de acuerdo a los informes de diciembre de 2017 los alumnos, fueron recibidos por dos asambleístas quienes dieron su postura respecto de la minería a cielo abierto. Se les otorgó folletos que promovían el cese de actividades de la mina Veladero, en el que figuraba un cuadro con los resultados de los análisis realizados por la Universidad de Cuyo. “No daban la impresión de estar al corriente acerca de los métodos que se emplean en la mina para extraer el metal de la roca, desconocían que no se emplea mercurio para ello, por ejemplo, y no parecían estar familiarizados con conceptos básicos como ¨línea de base¨, considerando lo que estaban difundiendo”, dijo la alumna Karin Mielke.
“Desde mi punto de vista, a este folleto le faltaba mucha información fundamental, como lo es la fecha de toma de muestra, el lugar puntual en dónde se realizó, el método que se utilizó para tomar la muestra y para realizar los análisis, si esos resultados provienen de una única muestra o de varias, y cuál es la línea de base de ese río, es decir, cuáles eran los niveles de mercurio en agua antes de que se instalara la mina”, sumó en su informe la estudiante Rosario Scasso. Independientemente de las posturas, para Hugo Nielson, el profesor, las visitas sirvieron para el debate y la puesta en juego de los conocimientos de los alumnos. “Es muy enriquecedor que, desde su formación como ingenieros ambientales, puedan indagar y observar asumen la responsabilidad del cuidado ambiental tanto el estado como las empresas”, cerró Hugo Nielson.