Simple, humilde, concreto. Tres cualidades que pueden definir con total sinceridad a Juan Ávila, joven ingeniero agrónomo sanjuanino que ha vivido una experiencia muy interesante en el exterior. Y que Suplemento Verde hoy da a conocer en forma resumida para nuestros lectores habituales.
En el comienzo del diálogo, nos cuenta el viajero: “Me fui hace tres años y medio, con la idea de aprender inglés, conocer sitios nuevos y de paso trabajar, decidí dejar todo lo que estaba haciendo en San Juan y sacar una visa especial para ir a Nueva Zelanda, denominada Working Holiday, con la cual se puede trabajar y viajar durante 1 año”.
“Partí en mayo del 2014. En ese tiempo trabajé en todo tipo de actividades, mantenimiento de parques y jardines, tambos de vacas, otras actividades, y finalmente entré a una bodega, en la que estuve trabajando en poda, y luego en como operario clasificado en la vendimia”.
Continuó luego “entre otras ciudades estuve en Blenheim, Tirau y Palmerston North. Les puedo asegurar que con un 60 por ciento del tiempo invertido en trabajar, el 40 por ciento restante se puede viajar y conocer, que es lo que mucha gente extranjera hace. El inglés hablado por nativos no es tan parecido al que aprendemos en el colegio, es diferente, pero el hecho de diariamente tener que aprender, te lleva a manejarlo. Lamentablemente para Argentina, en el año 2014 sólo 1.000 visas de este tipo se autorizaron, mientras que Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos, por ejemplo, no tienen límite de número. Allá, por ejemplo, cualquier trabajo está remunerado en un valor cercano a 15 dólares la hora, pero sus dólares tienen un valor de 0,75 dólares estadounidenses cada uno, que de todas maneras es un valor alto. Esto es para un operario no calificado, es decir que en el año los salarios rondan los 50 mil a 65 mil dólares, y con eso se logra un muy buen pasar. Y si sos profesional mucho mejor. Con dos mil dólares se puede conseguir un auto chico de buena marca, modelo 2005 y salir a recorrer el país tranquilamente”.
Destacados
Nueva Zelanda es bellísimo según nos cuenta Juan. El turismo es un pilar de la economía, y hay gente desde los 20 años hasta los 70 y aún más, que viajan conociendo. Solos o en parejas. Los paisajes son hermosos, hay muchas colinas verdes con lagos, también hay islas muy bonitas, al que le gusta lo silvestre lo enloquece.
Luego Ávila partió a Australia, otra vez por un año con otra visa similar, renovada.
“Con mi inglés mejorado, ya entré con más visión agronómica aquí y pude entrar a trabajar a una empresa japonesa de tomate para fábrica, llamada Kagome. Está en el estado de Victoria, en Echuca, donde hay unos 15.000 habitantes aproximadamente. En este país, todo funciona casi a la perfección, al igual que en Nueva Zelanda. Es para sacarse el sombrero. Mi trabajo consistía en manejo de maquinaria de cosecha mecánica, también equipos de riego por goteo y finalmente logística de otras plantaciones como recolección y entrega de zanahorias, etc.”
“Australia es salvaje, muy grande, tiene mucho para recorrer y tiene 20 de las 25 especies más venenosas del planeta, con lo que eso representa. En agricultura es una potencia muy importante. Es un país estable, se trabaja fuerte y se hace la diferencia, Se gana más que en Nueva Zelanda. Aquí la hora esta rondando 20 dólares, un básico, sin capacitación. Y en el año se pasan los 55 mil dólares o más, con todo lo que ello representa”.
Balance
“Como balance, creo, fue una experiencia maravillosa, que se extendió a tres años y medio, pude viajar y trabajar. Son países donde la calidad de vida es altísima, a mi entender del estilo península escandinava. Servicios, turismo, educación, salud, etc., son de primer nivel. Mi mensaje es decirle hoy a la gente, y recalco que no sólo a los jóvenes, es que se puede, y es algo inolvidable. Trabajar un tiempo, para conocer luego lugares, costumbres, comidas, músicas, historias, impensadas muchas veces”.
Además de conocer mientras estaba en la zona, pudo realizar viajes cortos a países del Sudeste Asiático como Tailandia, Malasia, Indonesia y Cambodia. “Están muy cerca, son baratos, viven de manera sencilla, son muy espirituales y tienen playas y junglas paradisíacas. La comida y la música es muy especial. En estos lugares, te quedas 5 meses, habiendo trabajado 7 en Australia, por ejemplo”.
Presente
Luego de esta gran experiencia, Juan Ávila volvió a San Juan, y se reincorporó a su trabajo, como técnico asesor de productores de tomate para industria en nuestra provincia, de la Asociación Tomate 2000, con sede central en Mendoza, donde hoy cumple tareas de asistencia profesional.
Más info: Celular whatsapp: +61424113471.
A sus 32 años, la vasta lista de ciudades y regiones que recorrió es increíble. Juan Ávila contó muy entusiasmado a Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO que en Australia, el tomate industria basa su producción en variedades de la compañía semillera Heinze.
Mayoritariamente se utilizan dos materiales, el H 1015 y el H 1175, que acá no están. Y en comparativa con Argentina está la variedad UG 19406, que es muy usada y es de United Genetics. Y sigue la H 3402 también trabajada en San Juan.
Destacó el joven que el riego es con agua subterránea, pero el agua es toda proveniente de lluvia, no de deshielos. Tienen reservorios, y allí acumulan sus recursos hídricos. Ellos no se manejan con cintas de goteo, como nosotros, sí son mangueras de riego, que van enterradas y duran 5 años aproximadamente.
Los rindes por hectárea rondan las 85 toneladas por hectárea para la empresa japonesa Kagome y en promedio, para Australia baja a valores cercanos a 79 toneladas por hectárea.
Para finalizar, contó nuestro entrevistado que su madre, Stella María Gómez, viajó a Nueva Zelanda, donde Javier, ingeniero civil hermano menor de Juan, estaba también con una visa similar, y alquilaron un motorhome para recorrer el país en familia. Fueron a Auckland, Taupo, Wellington, Christchurch y playas paradisíacas, durante más de 20 días. ¡Inolvidable!