En las alturas un mosaico de texturas y variaciones de verdes nos muestran un collage donde la gravedad parece no existir. Si el suelo es solo un soporte mecánico para las plantas, no es imprescindible para que ellas se desarrollen. El agua y los minerales son elementos esenciales en las plantas además de luz y aire, para llevar a cabo la función de fotosíntesis. No hace falta más que observar los ambientes naturales para descubrir varias especies que crecen en superficies verticales como rocas o troncos de árboles.

La selección de plantas estará condicionada por las exigencias climáticas del lugar, e incluso puede realizarse un jardín vertical en espacios interiores, con la precaución de proveer la luz artificial necesaria. El riego y la fertilización, en todos los casos, se realizará mediante sistemas automatizados.

Los beneficios son: actúa como sistema de aislamiento térmico y sonoro, purifica el aire y permite que la naturaleza este presente en medio de la ciudad o lugar donde la falta de tierra se presentaba como el mayor obstáculo. En nuestro país cada vez son más los adeptos a esta tendencia, que ya fue presentada en otras ediciones de la famosa muestra de Casa Foa en Buenos Aires. Allí es más frecuente el uso de estos jardines por la edificación y la falta de espacio, pero no solo hace falta un edificio para realizar este tipo de obras. En muchas oportunidades se presentan sitios de difícil resolución y esta es una buena opción. Es una excelente solución estética para resolver problemas de vistas y para incorporar el verde en sectores reducidos o sin nada de tierra. Un sustrato especial y una estructura de soporte permiten construir este tipo de jardines en altura.