Escritores, intelectuales y curiosos de todas las épocas y nacionalidades se han ocupado por indagar prácticamente cada aspecto del pensamiento y del legado de Domingo Faustino Sarmiento como el político que llegó a gobernador, senador y presidente con ideas de "civilización", como pionero de la docencia argentina y las comunicaciones, como periodista y "caudillo de la pluma", como escritor y "cuyano alborotador", como defensor de la minería, de los animales y la agricultura, inclusive como amante y como viajero incansable en búsqueda de un porvenir para la tierra que lo vio nacer. Sin embargo, hasta ahora nadie había puesto en valor, dos etapas de su vida: cómo fue de pequeño Sarmiento y su veta de hombre seductor, meta que sí pasó por los intereses de la profesora en Letras, Silvana Alaníz que se propuso redescubrir a este "gran" sanjuanino desde sus primeros pasos de la infancia y de las actrices Valentina Viviani, Verónica Nonni y Mercedes Rivero Prolongo que no solo cuentan en sus libretos como el prócer cautivaba con su personalidad a otras mujeres sino que logró atraerlas a ellas mismas.
En esta nota las historias de un libro y una obra de teatro que muestra a los sanjuaninos un Sarmiento prácticamente desconocido.
Silvana Alaníz, escritora
La descubridora del pequeño Domingo
Por Paulina Rotman
Foto: Federico Levato
¿Cómo habrá sido Sarmiento chiquito?, ese prócer que solo se conoce por la imagen que lo muestra gordo, pelado y de gesto adusto en los bustos y estatuas. ¿Siempre habrá tenido ganas de ir a la escuela o alguna vez se aburrió en clase? ¿Habrá hecho picardías como alumno o era el estudiante perfecto como se ocupó de mostrarlo la historia en las revistas infantiles? ¿Quiénes eran sus amigos de la infancia? ¿Jugaba o siempre estuvo al pie de la higuera rodeado de libros? ¿A qué le tenía tanto miedo que no podía dormir de noche?
Si alguien se lo pregunta, las respuestas a todas estos interrogantes y algunos más están contenidas y hechas cuentos en el libro "Sarmiento también fue un niño”, el último desafío intelectual encarado por la profesora en Letras, Magister en Lingüística, docente e investigadora, Silvana Alaníz que por supuesto tenía todos estas inquietudes y que decidió salvarlas recurriendo a los documentos que dejó el prócer. Para eso leyó las casi 500 cartas -publicadas muchas, inéditas otras- escritas de puño y letra por el sanjuanino a lo largo de su vida, pero también se adentró en las palabras de algunos de sus libros (especialmente "Recuerdos de provincia" aunque también repasó "Páginas literarias" y "Política. Estado de Buenos Aires 1855-1860 además de publicaciones de otros autores como Luis Eduardo Meglioli y Juan Mariel Erostarbe) y escuchó cientos de secretos, mitos e historias de boca de quienes trabajan en la Casa Natal.
Luego de un trabajo de más de un año, nació el libro que concentra 10 cuentos para chicos, todos ellos basados en hechos históricos y dichos reales del propio protagonista más un condimento extra: la escritora se permitió "jugar" un poco, tomándose la licencia de poner la imaginación al servicio de la literatura. Inclusive recurrió a la ayuda del dibujante Jorge Rodríguez para lograr una imagen de un Domingo Faustino de entre 5 y 9 años.
"Había leído más de 500 cartas familiares o íntimas de Sarmiento para mi tesis como Magister y realmente descubrí un Sarmiento ser humano, gracioso, comprometido, afectuoso, tierno, muy diferente al que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo o el que nos enseñó la escuela. En su infancia fue un niño bastante terrible, que se reía mucho, que jugaba con barro y tiraba piedras como cualquier otro chico de su edad, que robaba comida porque le gustaba mucho comer y que hasta se aburría en la escuela. No es el que se ve en las estatuas. De hecho, él mismo se quejaba en sus cartas de cómo se veía en los bustos, decía que no era tan gordo ni tenía la mirada tan dura. Recopilé tanto material que quise compartirlo y de algún modo cumplir con el deseo de Sarmiento de generar una literatura para chicos. Es que estaba muy preocupado y lo dice en Educación Popular porque no existían textos para niños. En su época sólo se leía la Biblia o textos sagrados y los niños, incluso él de niño, confundía santos y profetas porque no comprendía bien el relato, según se confiesa también en las cartas", explica la escritora que con sus cuentos invita a los lectores a recurrir a las fuentes para conocer más detalles de la historia que recrea.
Hechos y personajes como la participación de su padre, don Clemente Sarmiento, en las guerras de la Independencia o la afluencia de los sanjuaninos a la que llama la Pirámide de Don Jufré, el único paseo de entonces, además de Ña Cleme (la amiga de Doña Paula que le contaba historia de apariciones y costumbre populares como "la Pericana" que asustaban a Sarmiento), la Toribia (la criada de la casa a la que le robaba comida) o su grupo de amigos del Barrio El Carrascal entre los que estaba Antonino Aberastain- son algunos de los temas que se relatan en los capítulos que como agregado no solo es un material literario sino que incluye la receta para hacer soldaditos de barro y hasta el cancionero de melodías coloniales que entonaba el sanjuanino cuando era Sarmientito.
"Ojalá los chicos descubran a este gran sanjuanino pero no a los 40 años al leer una carta para un trabajo en la Universidad, sino como un par, como otro niño que pudo proyectar un país mejor desde un hogar humilde lugar. Me encantaría también que los adultos también puedan como yo disfrutarlo, divertirse y conocerlo realmente como fue y no estereotipado como nos enseñaron", reflexiona sobre su trabajo, el que ofrece llevar a las escuelas para mostrar no sólo sus cuentos sino además compartir con los chicos cómo se hace un libro, se diseña, se ilustra, inclusive cómo se imprime.