La fe religiosa los unió desde hace unos 20 años. De ahí en más son son inseparables para realizar distintos viajes por el país. Allá, donde una festividad religiosa los convocara, ya sea en Catamarca con la Virgen el Valle, en Buenos Aires con San Nicolás, en Media Agua con San Antonio de Padua o bien en Caucete con San Expedito y la Difunta Correa . Algunos se sumaron luego en los distintos viajes. Lo cierto es que esa amistad de una veintena de personas se transformó en inquebrantable. "Somos muy unidos porque todos somos de la misma generación, la mayoría jubilados que compartimos las mismas experiencias de vida’, cuenta Felicita Nina Leiva.
Nina comenzó con estos viajes desde su Albardón natal junto a su hermana Myriam. Ese primer viaje se hizo a Catamarca y luego fueron a San Nicolás. Aquellos pasajeros, poco a poco se fueron convirtiendo en inseparables. Es que las largas horas de viaje servían para charlar sobre la vida, la familia, los hijos, el trabajo y los motivos por el cual tener fe. Entre esas amistades están Trinidad Salinas, la familia Graciela Páez, sus hermanas y su mamá que ya falleció; Pilar Palacios, la familia Alvarez, de Villa krause.
Esos viajes de plena devoción, se transformaron de a poco en vínculo de compañerismo y amistad. Es que antes y después de cada viaje, el contacto permanece y siempre hay un llamado telefónico para saber cómo están, planificar el próximo viaje y hablar de cosas de la vida.
"Viajar a una festividad religiosa y con amigos, uno se olvida de las enfermedades, charla de distintas cosas con personas de la misma generación. Yo por ejemplo tengo 68 años. El viaje y la charla forma un clima de mucho compañerismo’ comenta.
Nina tiene muchas anécdotas vividas, incluso, cuenta que una nena que viajaba hace 20 años con sus padres, en la actualidad es mamá y sigue viajando esta vez con su familia. Con el tiempo comenzó a organizar estos viajes y siempre viajan los amigos y gente que se suma por devoción religiosa. Ella tiene como promesa llevar en estos viajes a 4 personas de forma gratuita y que no tengan posibilidades de pagar.
Como la mayoría son jubilados, reunir la plata es un sacrificio, pero de a poco se hace. Además, cada viaje significa traer a la vuelta, regalos para hijos y nietos, que en el caso de Nina son 7, pero en esto de los souvenires, hasta los adultos esperan algo y estos amigos, se encargan de traerles pequeños obsequios desde los distintos destinos. De Catamarca, por ejemplo, los clásicos alfajores, nueces confitadas entre otras dulzuras para quienes se quedaron en casa. De San Nicolás, los amigos compran cadenitas, rosarios, entre otros. Pero Nina hace algo especial para sus amigos. Cuando viajan a San Nicolás, compra una imagen de la virgen y la sortea entre todos. Siempre al salir a la ruta en viaje de vuelta. Lo hace a modo de promesa, cuenta.
"Somos como hermanos de viajes. Cuando nos vemos nos ponemos muy contentos porque somos verdaderos amigos’, concluye Nina.

