Era muy pequeña y ya su intuición le permitía, de alguna manera, saber que pretendía hacer con su vida. Con apenas 4 años le pidió a sus padres que quería estudiar piano. La miraron. Eso no tenía nada que ver con los esquemas familiares, ya que su mamá era profesora de matemáticas y geografía y su papá especialista en Ciencias Económicas. No había ningún antecedente familiar, ni nada por el estilo. Claro que eso, ni su reciente proceso de alfabetización, fueron impedimento para comenzar, ya que pequeños dibujos situados al lado de las notas musicales fueron la herramienta más sencilla para dar sus primeros pasos. Así nacía la pasión de María Elina Mayorga por la música, un sentimiento que se acrecentó con el paso del tiempo.

A los 10 años ingresó a la Agrupación Coral Sanjuanina y a los 17 ya dirigía el coro de cámara Arturo Beruti. Desde entonces no ha dejado de hacer cosas y se convirtió en un referente del canto coral sanjuanino.

Primero estudió en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de San Juan desde donde egresó como Profesora Universitaria en Educación Musical y luego realizó un Curso de posgrado en Docencia Universitaria en la Universidad Católica de Cuyo. Se podrían mencionar cientos de cursos de perfeccionamiento y premios recibidos, pero lo que habla a las claras de su vocación es la continua tarea en este rubro del arte.

"Fui coreuta en el Coro Universitario durante muchos años. Abenamar Rodrigo le pidió en aquel momento al maestro Petracchini, me animé a ir y fui la más chica del grupo", recuerda María Elina.

Fue el coro de Cámara Arturo Beruti el que marcó gran parte de su camino. Allí reunió (y los sigue haciendo) a gente independiente, con gran vocación para el canto, que pasó por muchas instancias hasta lograr un lugarcito en el Auditorio Juan Victoria para los ensayos. La agrupación nació en Santa Lucía, y para poder ensayar se reunían en distintos sitios, desde la casa del actual intendente de Chimbas, o en las viviendas de otros integrantes. Luego se mudaron porque casi no había gente de ese departamento y resultaba poco práctico. Claro que los espacios para el ensayo seguían siendo hogares, o el auditorio de Radio Sarmiento, el Sirio Libanés, la escuela Clara Rosa Cortínez, la Facultad de Ingeniera, o donde fuera ya que el objetivo era crecer. Recién hace algunos años pudieron contar con una aula en el Auditorio.

Este año el Beruti cumple 40 años de buenas cosas. Es que desde su concepción cada persona que lo integra sabe que no se trata sólo de ir a cantar, sino de salir de los espacios convencionales para llegar a todo el público. "Los integrantes tenemos como premisa que entre todos podemos hacer un San Juan mejor, así nosotros llegamos a las escuelas, a las plazas o a cualquier lugar fuera del circuito formal. Así nació el ciclo de conciertos en bibliotecas populares, conciertos comentados en los que entre canción y canción narraban el contexto histórico del lugar donde estabamos, algo muy enriquecedor, y así por el estilo. Es un coro en el que se trabaja mucho fuera del canto, para poder hacer folletos, llegar a los lugares, algo que nos hace crecer como personas", explica.

Así como nació en una familia que nada tenía que ver con el canto, formó la suya en medio de la música total. Su esposo, Alejandro Blech es clarinetista; su hijo Martín, ingeniero en sistemas que desarrolla software ligados a la música porque además toca guitarra y canta (en España tuvo una banda con la que logró varios éxitos); y Alejandra que desde los 14 canta en el Coro de la Universidad Católica de Cuyo (UCC), y actualmente es licenciada en Dirección Coral del Instituto Universitario Nacional de Arte de Buenos Aires.

"Cuando mi hija me pidió ingresar al coro le puse un gran obstáculo. Le dije tenés que aprender una parte de una obra muy difícil para mañana y lo hizo. Así comenzó", relata con orgullo.

María Elina fue también quien año tras año hizo llegar a la provincia al destaco maestro coral, Antonio Russo, para que coreutas locales y regionales pudieran tomar clase con él, tal como ella lo había hecho con el esfuerzo de haber tenido que viajar mucho a la Capital Federal (viajaba el viernes y regresaba el domingo para tomar clase y escuchar sus ensayos).

Si bien Russo fue uno de sus grandes maestros, recuerda con la misma intensidad a Carlos López Puccio con quien realizó interpretación coral en Bariloche. "Si bien son muy distintos, para mi Puccio fue otra figura necesaria para mi formación", destaca.

En 1997 y luego de mucho pensar respecto de como San Juan contaba con un excelente Auditorio, grupos corales de primer nivel, no contaba con un evento que congregara todo esto. Así surgió San Juan Coral, un festival en el que participan distintos países que nació con el apoyo de la UCC, cuyo coro también es dirigido por ella desde hace años.

Luego en 2007 llegó el Concurso y Festival Nacional de Coros Ansilta que se realiza cada dos años con prestigiosos grupos nacionales. "Podemos hacer todo esto gracias al apoyo del Gobierno de San Juan y a la Fundación Banco San Juan, de otro modo sería imposible llevarlos a cabo", cuenta María Elina, quien nunca encontró escollos para lograr sus cometidos, sean trabajos rentados o no (como en el caso del Beruti).

El tiempo, la experiencia y los propios coreutas fueron los encargados de gran parte de sus cambios en los repertorios. Ella confiesa de su amor por la música clásica, pero a mis coreutas también les gustaba el folclore y aprendí a descubrir sus melodías, sus letras, la sensibilidad de su poesía. Así me fui enamorando y ahora contamos con mucho folclore en nuestro repertorio que está conformado por una parte de música clásica y otra argentina y latinoamericana.

Su trayectoria como directora coral es reconocida desde diferentes puntos del planeta, así es que frecuentemente es invitada a encuentros, el último fue el fin de semana pasado al aniversario 37 del Canta Pueblo en Mendoza.

"Me siento una mujer privilegiada. En primer lugar por mi familia que siempre me acompañó, tengo fotos con mis hijos pequeños acompañandome en ensayos y en viajes; luego por mis coreutas y sus familias; por las instituciones que se interesan por lo que hacemos y sobre todo por el público que nos alienta siempre", dice María Elina con esa sonrisa que tanto ilumina su cara, propio de quienes están felices con lo que hacen.