Persistente. El control de los operarios en materia de bioseguridad es estricto y permanente en todas las áreas del yacimiento.

 

El contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio que estableció la pandemia del coronavirus en San Juan llevó a la compañía Barrick a la toma de decisiones rápidas para poder sortear los efectos económicos negativos que implicó contar sólo con guardias mínimas por algunos días en la mina Veladero. Inmediatamente la compañía adoptó estrictos protocolos de bioseguridad (fue una de las industrias que más rápido se adaptó) y regresó casi inmediatamente a los trabajos con la premisa de mantener la producción y postergar para el mes de agosto la continuidad de las grandes obras previstas como la ampliación de la Fase 6 del valle de lixiviación, la finalización de la red eléctrica que viene de Chile y el cierre perimetral de la pista de aterrizaje.  

“Entendimos que no íbamos a poder finalizar estas obras. No sólo por las nuevas disposiciones establecidas por los protocolos del Covid-19, sino porque también llegaba el invierno. Sabemos que el sector de la construcción se ha visto muy afectado pero retomaremos estas actividades en agosto”, comentó Marcelo Álvarez, director Ejecutivo de Barrick Argentina. Y agregó: “Podemos decir que estas medidas nos han llevado a tener casi normalizada la producción en la mina. Hoy estamos en un 95%, con un personal que no puede superar los 1.200 trabajadores, de los 3.500 que habitualmente tiene Veladero. Si hubiésemos mantenido las obras de construcción nuestra producción actualmente estaría rondando solo el 40%”.

 

Expectante. Por los nuevos protocolos sanitarios el campamento de Veladero aloja actualmente 1.200 operarios cuando anteriormente albergaba 3.500 por turno.

En este contexto de pandemia cabe destacar que el oro (principal mineral que se extrae en la mina iglesiana) tuvo un fuerte aumento desde que inició la cuarentena obligatoria a nivel mundial, motivo por el cual se interpreta como “acertada” la decisión de la compañía en apostar por mantener la producción en el yacimiento. 
“Hoy tenemos un nuevo ciclo positivo en relación al oro, luego de ocho años negativos, donde las empresas y el Estado obtuvieron menores ganancias. Sin embargo, no podemos producir más sólo por el hecho de que el oro hoy esté en alza. Ahora el Estado debe recaudar más y ahorrar para las épocas donde el valor del oro baje”, dijo Álvarez. 

La operación de Barrick y Shandong Gold, que está entre los principales yacimientos de oro de Argentina, fue una de las primeras empresas en retomar las tareas de manera gradual luego del cese decretado por la pandemia. Para avanzar, implementó un Plan Preventivo de Control de Covid-19, teniendo como prioridad el cuidado de la salud de los trabajadores y la comunidad, alineando sus medidas con las dictadas por las autoridades de Salud, Ministerio de Minería y la Provincia de San Juan. 

El trabajo en un sitio remoto a 4.000 metros sobre el nivel del mar y a 370 kilómetros de la ciudad de San Juan implicó la adopción de medidas muy concretas. La primera y más importante fue el control de salud previo a viajar a la mina que incluye un registro de la temperatura de cada persona, un test de olfato y una declaración jurada de salud. “El trabajador recibe un kit de higiene personal con alcohol en gel, barbijo y guantes de nitrilo. El tramo en bus, de unas 6 horas, se hace utilizando sólo el 50% de los asientos y de acuerdo con las normas provinciales con uso de cubre bocas. A su vez, cabe destacar que en este momento la mina funciona sólo con el personal que tiene residencia en la provincia de San Juan”.

Desde el área de comunicación de Veladero también indicaron que al arribar al campamento minero se vuelve a controlar la temperatura con la tecnología de cámaras térmicas. “Este monitoreo se reiterará en las jornadas de trabajo que son, más habitualmente, de 14 días de trabajo y 14 de descanso”. El lugar donde se hospedan los trabajadores se adaptó rápidamente para poder asignar una persona por habitación. Se abrieron nuevos comedores y se segmentó todo el campamento por áreas de trabajo, “lo cual reduce notoriamente la interacción entre las personas”. A su vez, la desinfección y limpieza se realiza de manera permanente en alojamientos, talleres, oficinas, vehículos de transporte y maquinaria utilizada para la actividad productiva.

 

Inversión en bioseguridad

 

Para hacer frente a la pandemia del coronavirus y realizar los controles correspondientes, el equipo médico de la mina se reforzó y cuenta actualmente con recursos para el manejo y aislamiento de cualquier caso sospechoso con 7 ambulancias, 6 respiradores, 30 camas, 6 desfibriladores y 5 monitores cardiológicos. A esto se suma el recurso humano: 2 o 3 médicos permanentes, 6 enfermeros y 1 médico radiólogo, quienes trabajan en permanente coordinación con autoridades de Salud Pública.