Ana María Bovo es actriz. Es escritora. Es docente. Es dramaturga y directora teatral.

Pero fundamentalmente o mejor dicho, literalmente, es la creadora de la llamada Escuela del Relato, una institución única en su tipo que sirve de base y de contenido a todo aquel interesado en convertirse en un narrador espontáneo y cotidiano. Y sí… No podía hacer otra cosa una mujer que disfruta del hecho de contar historias en voz alta. Y mucho más. Porque no concibe ese gusto para ella sola. Sino que lo socializa, lo comparte con quien quiera escucharla.

De hecho, este viernes traerá a San Juan su espectáculo "Tanto tiempo”, una divertida y original combinación de historias, humor, emoción. Con el apoyo y la organización en conjunto de la Fundación OSDE y el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson, se presentará en el Teatro Sarmiento.

En una charla previa a su presentación, da algunas pistas -limitadas, por cierto- sobre el espectáculo. El resto, habrá que ir a descubrirlo de su mano y su voz al Teatro Sarmiento y retroalimentarlo con lo que la imaginación le permita a cada uno.

¿Cuándo y cómo empezaste a contar cuentos?

Empecé a contar cuentos cuando me hice cargo de la salita de cuatro años en un Jardín de Infantes de mi ciudad natal, San Francisco, en Córdoba. Me había preparado en el profesorado y empecé a narrarles a mis alumnitas y alumnitos en el rincón de la biblioteca. Aquellas expresiones de las mandíbulas caídas, de los ojos desmesuradamente abiertos, me procuraron tal placer -por el vínculo que los unía a ellos conmigo y a su vez con los personajes- que con el tiempo me di cuenta de que el momento de la narración era el que más disfrutaba de toda la actividad. Pasaron muchos años hasta que, por fin me decidí a contar para adultos. Mi repertorio abarca cuentos propios y ajenos.

¿Qué magia encierran para vos los cuentos que los convertiste en espectáculo?

La magia que encierran los cuentos reside en que lo narrado ya ocurrió en otro espacio y en otro tiempo. Por lo cual esa experiencia dispone de un orden y la zozobra le pertenece a los personajes. Si bien los que escuchan acompañan con empatía, con dolor, con suma atención, con lágrimas en los ojos o con carcajadas lo que acontece en el relato, sienten también que están a salvo, que esos problemas o situaciones son de otros, y que si bien los afecta en ese momento, desde su butaca están protegidos por la voz del narrador o narradora que da cuenta de esa historia. Creo que de eso depende la magia y también es fundamental que quien narra esté hechizado por esa mismo relato. De esa manera se contagia el encantamiento.

Por todo eso, ¿importa solamente el texto o también la forma en la que son contados?

La calidad del texto es muy importante pero a veces un suceso absolutamente cotidiano puede adquirir una gran relevancia por la forma en que esté narrado. Por el contrario puede pasar que un relato de gran calidad literaria se vea malogrado cuando se lo traspasa a la oralidad. Creo que el contenido y la forma están indisolublemente unidos, que pueden potenciarse.

Ahora agregás imágenes a los relatos, ¿es, de algún modo, una actualización a tono con los ritmos tecnológicos?

Sí, decidí aportar imágenes a los relatos. Son fotos que saco con mi celular; me permite disponer de una herramienta que llevo conmigo para retratar algo que me sorprende en la calle, en algún rincón de mi casa, en un viaje. Utilicé esta técnica para expandir mis relatos a través de las redes sociales. En el escenario enfrento el desafío de prescindir de ellas y construir esas imágenes con la precisión de las frases. También con el uso del gesto y la transmisión sensorial que me provocó la foto generadora del relato.

¿Dé que se tratan aquellas imágenes?

Las imágenes que retrato son muy azarosas porque nunca sé qué es lo que va a sorprenderme. Lo mismo ocurre con las películas que cuento. En mi repertorio existen solo algunas de las que me impresionaron. Debo renunciar a tantísimas otras porque constituyen un repertorio inabarcable.

Sin develar el final para no desilusionar ningún posible espectador, ¿qué deparará "Tanto tiempo”?

El final de una historia es un as en la manga que hay que manejar con la calidad y la destreza de un mago. Hasta entonces, hasta sacar ese as de la manga es necesario sostener la tensión dramática y la atención del espectador. Mientras tanto cuento que es, en principio, un espectáculo destinado a toda la gente que quiera reencontrarse con el placer perdido de que les cuenten cuentos. No es un repertorio especialmente preparado para chicos. Pero si es apto para todo público. Estoy feliz de que la fundación OSDE me permita nuevamente este reencuentro con la comunidad de San Juan.