Tiene toda la ilusión del cumpleaños de 15 como cualquier chica de su edad. Pero no es una celebración más sino que tiene un aditamento más que importante. Ella no piensa sólo en el despliegue de su fiesta y el vestido que va a ponerse para la ocasión, sino que aspira a que el festejo se convierta en una acción solidaria que tenga como beneficiarios a muchos chicos de San Juan, el lugar que la une inevitablemente a los orígenes de su familia. Kamila Allub Loya vive a miles de kilómetros de aquí, pero viene puntualmente año a año cuando son sus vacaciones de verano -NDR: invierno aquí-, tiempo que en su caso, no implica un receso escolar porque la chica aprovecha para ir a la escuela, practicar castellano, convivir un tiempo más con sus compañeras, profesoras y directivos del Colegio Integral a las que quiere desde pequeña, reencontrarse con las amigas de danza y del barrio. Pero a la vez es la oportunidad de acompañar a su abuela Sariu Jaled a desplegar su vocación y su generosidad en algunas bibliotecas populares de la provincia, donde ambas leen textos a los niños, preparan meriendas, llevan juegos de mesa para compartir, al igual que mantas para que nadie pase frío, entre otras actividades creativas y colaborativas.

Quizás por todo eso es que se le ocurrió que en vez de recibir regalos, los invitados a su mega celebración, colaboren con donaciones de dinero que ella convertirá en elementos concretos que se necesiten en algunos de los lugares que suele frecuentar en sus viajes a la provincia. Por supuesto que ya tiene la confirmación de muchos amigos y familiares. Pero además cuenta con la complicidad de sus primos Santiago y Sebastián Allub Posleman, con quienes suele hacer este tipo de actividades en Estados Unidos. De hecho ellos son en gran medida su fuente de inspiración. Solo basta citar que Santiago (que ya tiene 18 años), junto a su papá -el tío Rodrigo de Kamila- son parte del proyecto "Ángel Fligts" o "Vuelos de Angel", con el que donan semanalmente horas de aviación para transportar de manera gratuita a personas necesitadas que deben viajar largas distancias para recibir tratamientos médicos. Ellos pueden hacerlo porque tienen una avioneta y, en el caso del mayor, la licencia reglamentaria de piloto. Es un modo de salvar vidas. Trasladan pacientes (generalmente oncológicos), medicamentos o plasma inclusive. Pero a su vez es la forma con la que Santiago cumple con el requisito del sistema educativo estadounidense que, para fomentar la responsabilidad social a temprana edad, exige realizar un número determinado de horas de servicio comunitario para poder graduarse. Para él fundamentalmente es "una experiencia muy enriquecedora, se ocupa de acompañarlos durante el tratamiento, les da una manta de las que compra con sus amigos, les toma de la mano, los contiene", explica Kamila, a la distancia y deja en evidencia quién fue su mejor "compinche" para elegir abrigo para los pequeñitos sanjuaninos.

La abuela Sariu, es la persona que le abrió las puertas a contactarse con los pequeños que recurren a diario a distintas bibliotecas populares que funcionan en la provincia. Ambas, cuando Kamila está en San Juan, van a leer a los niños, compartir con ellos, una merienda y juegos recreativos.

Otra persona a la que se permitió imitar es a su prima Emma, que es judía y cuando hizo su Bat Mitzvá, al cumplir los 12 años, le demostró cómo se comprometía con una causa social. "Tal como lo hacen las jóvenes judías en esta ceremonia, me pareció bonito aprovechar este paso a la madurez que representan mis 15 años para asumir una causa solidaria a la cual dedicar mis esfuerzos", dice la chica que habla y escribe perfectamente castellano y destaca que en su país "hay una diversidad cultural y étnica muy rica. Es acá donde yo puedo explorar mi propio multiculturalismo y apreciar la diversidad religiosa, cultural y de perspectivas lo que constituye en sí misma una acción a favor de la paz. Me gusta estar rodeada de una multiculturalidad visible y ser parte de ella. Todos los viernes en la escuela Episcopal a la que asisto terminamos la misa saludando en tres idiomas para tres religiones lo que hace inclusiva nuestra escuela: "Ma"a salama" en árabe, "Shanah tovah" en hebreo y "Vaya con Dios" en español". 

Solidaridad a diario y en familia

Aunque la acción de esta adolescente pueda parecer algo ajeno o extraordinario, en realidad, es consecuencia ni más ni menos de lo que vive a su alrededor, con frecuencia. Y que en su familia se transmite de generación en generación, con los hechos. Ella ha escuchado muchísimas veces la historia de su bisabuelo materno que le dio cobijo y trabajo a una persona en situación de calle que llegó en el tren de Estados Unidos a Las Casuarinas, en 25 de Mayo, en la década del "40. "No sólo le brindó techo, comida y ocupación en su negocio, sino que al año siguiente contactó a su familia a través de la embajada estadounidense y lo ayudó a regresar a su país", cuenta refiriéndose a esta historia en particular que está relatada en el libro que escribió su abuela Sariu y que es uno de los textos que ella comparte con los niños cada vez que viene a San Juan.

Aparte su mamá, Ximena, apoya gratuitamente con los trámites migratorios a hispanos indocumentados en Estados Unidos. Su intención es que no tengan que desembolsar un dineral en abogados y así puedan contar con más recursos para insertarse en esta nueva comunidad. Ella además, para su cumpleaños de 50, pidió a los invitados que trajeran artículos de higiene y perfumería para llevar a una organización que asiste a mujeres víctimas de trata. Como esto podría seguir nombrando cientos de acciones cotidianas y recurrentes en su vida.

"Nosotros sólo queremos dar una mano amiga y tratar de resolver alguna de las necesidades de las personas que lo necesitan. Ayudar nos sale del corazón", comparte la chica que pide en lugar de regalos materiales, el aporte de una mínima contribución.

"Si cada familia o persona me da lo que pensaba gastar en un obsequio, podremos juntar una bonita suma para hacer una diferencia real. Y no sólo eso, más allá del aspecto monetario, el verdadero regalo es que me acompañen en espíritu en esta misión, que se sumen y se comprometan para ayudarme a ayudar. Este será el más preciado regalo de cumpleaños que pueda pedir", asegura la casi quinceañera que ya está planeando cómo con Sebastián (de 11 años) y Santiago llevarán adelante esta tarea inspiradora, sin lugar a dudas. De hecho hace unos años y copiando lo que el primo mayor había hecho en Estados Unidos, los chicos destinaron 150 dólares de sus ahorros, de sus vacaciones en San Juan, para regalar mantas a niños que iban a una biblioteca popular. "Ahora queremos enfocar nuestra acción solidaria en brindar apoyo educativo a niños y jóvenes de San Juan porque consideramos que la educación tiene el poder de transformar vidas. Una buena educación expande los horizontes, abre puertas, permite adquirir conocimientos y desarrollar destrezas para un futuro mejor. Todos los niños merecen tener esa oportunidad. Por ello, el dinero recaudado mediante las donaciones voluntarias de mis invitados lo invertiremos allá y lo distribuiremos entre diferentes iniciativas locales -NDR: aún por definir- que trabajan para garantizar la educación de menores en situación de vulnerabilidad. Apostamos a ayudar en programas extracurriculares gratuitos que se den desde las bibliotecas populares, provisión de material didáctico en zonas desfavorecidas, útiles escolares, ropa, entre otras necesidades que identifiquemos. De esta manera, espero que mi celebración de 15 años trascienda lo meramente festivo y se transforme en una oportunidad concreta para transformar realidades", afirma la chica que nació en la ciudad de Manhattan, en Nueva York, y que ahora, al igual que sus primos, vive en Houston, Texas. Su mamá y su tío, quizás repitiendo la historia familiar de vivir en diferentes países, se radicaron hace muchos años ya en Estados Unidos. Claro que todos los años, varias semanas, vuelven a San Juan a llenarse de amor.

El día más esperado

El próximo 6 de enero, Kamila cumple años. De todos modos, la fiesta de 15 -como buena latina que es, lo festeja, ya que lo corriente en Estados Unidos es celebrar los 16- está programada para el 27 de enero, en Houston, Texas, en un lugar llamado Royal Oaks Country Club. Será de 17 a 21 horas y básicamente habrá rica comida, además de un grupo de música en vivo y un DJ para agasajar a los invitados, entre ellas sus dos abuelas de 83 años que han viajado de lejos para acompañarla.

"Mi fiesta dista bastante de lo que sería una tradicional fiesta de quince en San Juan. Como asisto a una escuela Episcopal, la celebración tendrá ciertas pautas como que la música no tenga letras ofensivas o denigrantes a ningún género, por ejemplo. La comida será todo lo que nos gusta a los chicos acá en EE UU como tacos, macarrones con queso y varios toppings, algunos platillos de comida asiática y algunas empanadas argentinas como también hamburguesas y papas fritas. Habrá un bar de cócteles sin alcohol tanto para grandes como para chicos más una isla de helados y caramelos. Eso sí, el cotillón de las fiestas de San Juan no faltará", cuenta Kamila.

Con parte de sus cómplices. Santiago y Sebastián no sólo comparten la veta solidaria de
Kamila sino que especialmente para su cumple de 15 quieren colaborar para conseguir
más donaciones para algunas instituciones vinculadas a la educación y la lectura que trabajan con niños en San Juan. Ya falta menos para cumplir ese deseo.

Como esta adolescente es fanática de los musicales de Broadway y participa en una compañía juvenil de teatro musical, esa será la temática de la fiesta para la decoración y el cotillón. Inclusive para la torta.

Las expectativas que tiene la dueña del cumple es que sea "una velada muy animada y divertida con mis seres queridos".

Ella ya tiene planeado decir unas palabras y presentar el proyecto solidario que hará en San Juan, en el que todos los presentes, obviamente son sus colaboradores directos.

"Es una forma muy significativa de celebrar mi cumpleaños como entrada a la madurez femenina, desde un lugar de mayor conciencia, solidaridad y propósito. Cumplir 15 años culturalmente representa el paso de niña a mujer, la entrada a una etapa de mayor madurez. Creo firmemente que esa madurez no debería medirse ni celebrarse sólo por el tipo de fiesta que uno organice. Sino también por las acciones concretas que demuestran un crecimiento personal, mayor conciencia social y compromiso para ayudar a los demás. Al fin y al cabo, de eso debería tratar el verdadero crecimiento como seres humanos. En mi caso, reconozco que tengo la suerte y el privilegio de tener cubiertas todas mis necesidades. Por ello, en lugar de regalos que honestamente no necesito, prefiero aprovechar este momento tan simbólico para invitar a quienes quiero a que me acompañen en una buena causa", destaca. 

 

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración familia Allub Loya