Mayra Gisella Boga (22) – Objetivo cumplido
Mayra Boga terminó el secundario en el Colegio Parroquial de Albardón en el 2007, pero le quedaron nueve materias que nunca más rindió. "Eran muchas asignaturas y no podía pagar un profesor particular para que me ayudara. Necesitaba asesoramiento, una guía, entonces decidí a acercarme al CENS para ver de que se trataba el plan FinEs. Así fue que me inscribí y y cumplí con mi objetivo de recibirme el año pasado"".
Esta joven trabaja en la panadería familiar y este año empezó a cursar la carrera de Gestión Ambiental en el Instituto Sagrado Corazón. "Esa era mi meta así es que estoy muy contenta y mi familia también porque era una pena que hubiera cursado todo y que no terminara por las materias adeudadas. Para mi es un gran logro porque estudiaba cuando salía de trabajar. La verdad es que yo recomiendo a quienes no hayan terminado por alguna razón la escuela secundaria que lo hagan porque es necesario para seguir adelante"", indica Mayra.
Ella reconoce que de no haber sido por esta opción "me hubiera resultado muy difícil porque debo trabajar todo el día"".
Silvia Fava (52) – Un incentivo para seguir estudiando
Pese a que Silvia Fava llevaba 20 años como parte de la planta de la Dirección Provincial de Informática, ya era mamá (y de hijos grandes, inclusive con título universitario) y tenía varias metas cumplidas satisfactoriamente, sentía que algo le faltaba a su vida para cerrar aquella materia que tenía pendiente. Se había casado muy joven y por esa razón cursó hasta 4¦ año del Secundario. Con los años, el tener que llevar adelante una casa, una familia y el trabajo, no le dejaban tiempo libre para dedicarle a culminar esa etapa.
Por eso, no dudó ni un instante cuando la jefa de personal de la dependencia en la que trabaja, le contó que en el mismo Centro Cívico habilitaron un aula para estudiar e inclusive le daban las dos primeras horas del día, para cumplir con esas tareas.
"Me dio el gusto personal de terminar y demostrarme que nunca es tarde. Para mí fue tan importante que ahora incentivo a otros para que lo hagan. Porque a decir verdad no sé si lo que aprendí me ayuda en mi trabajo diario, pero si fue un incentivo para seguir estudiando y capacitándome. Ahora hago cuanto curso llega a mis manos y mi deseo es empezar la universidad”, dice la mujer que hace dos años terminó en el plan FinEs y ahora espera recibir su título.
Rita Arrieta (35) – "El título de mi vida"
Desde hace seis años Rita Arrieta (35) trabaja en Salud Pública como contratada y recién a fines del año pasado recibió el título de la escuela secundaria. Fue una de las cuatro egresadas de la primera promoción del plan FinEs 2, en Albardón. Ella había cursado hasta tercer año en el Colegio Toribio de Luzuriaga, luego intentó terminar en el Cens pero quedó embarazada y otra vez tuvo que dejar. Así pasaron los años, se dedicó a trabajar de enfermera hasta que una amiga le informó que existía la oportunidad de concluir sus estudios secundarios por este plan especial.
"Lo hice por una cuestión personal, era una materia pendiente que tenía. Así fue como me decidí a retomar y terminar, ahora cuando me acomodé un poco quiero empezar a estudiar enfermería universitaria. Mi hija Sofía estaba tan entusiasmada como yo y eso me ayudó mucho. Estudiaba de noche y de alguna manera también fue un ejemplo para ella"", relata Rita.
Desde que terminó en diciembre siente que le han pasado cosas "muy lindas"", que ha sido reconocida por sus pares por lo que también alienta a sus compañeros de trabajo que han dejado los estudios en el camino.
Pasó de trabajar en el puesto de Las Lomitas en Albardón al Hospital de ese departamento.
"Al principio me daba vergüenza empezar porque me sentía grande, pero lo hice y estoy tan contenta que cuando recibí el título sentía que había recibido el título de mi vida"", asegura.
Angel Vedia (49 años) – Materia pendiente de la adolescencia
Pese a que hizo el Vespertino en la Escuela Normal, ya de grande porque había abandonado el secundario a los 16 años, todavía no puede colgar su título como Técnico con Carga Impositiva porque desde hace años que adeuda Inglés y Biología de 2¦ año. A Angel Vedia, sus seis hijos (cuyas edades van desde 1 a 22 años) , lo han multado para que estudie. Ahora, dice, tiene un compromiso familiar pero además la posibilidad de ser un empleado con estabilidad laboral en el Ministerio de Educación, donde trabaja como administrativo en la Subtesorería.
"Quiero terminar lo que no hice de adolescente, ni tampoco de grande porque yo cursé con 34 años el secundario. Siempre tuve ese vacío”, dice el hombre que en su momento dejó la escuela para ser pintor, tarea que sigue desempeñando hasta ahora, porque "con un sueldo no alcanza”. Además ha sido pasante, jefe de hogar y ahora contratado. "Va a ser una satisfacción recibirme por mis hijos pero también el título va a significar que me paguen unas chirolas más. Quiero empezar a estudiar cuanto antes esas dos materias”, dice convencido de lo que tiene que hacer en los próximos meses.
Sandra Pérez (45) y Walter Quiroga (43) – También unidos para estudiar
Sandra y Walter están casados desde hace más de 20 años y ambos habían dejado la escuela secundaria por distintos motivos, pero lo cierto es que ahora decidieron terminar y comenzarán en abril el ciclo 2012. Ya han recibido sus cuadernillos para las primeras materias (Historia y Lengua), luego llegará el turno de Biología y Matemática y finalmente Computación e Inglés. "Mi prima Claudia me avisó esta oportunidad y no dude en anotarme. Me da un poco de miedo no poder hacerlo, pero quiero cumplir con esto que es una materia pendiente para mi. Creo que es muy importante tener el título y me anima saber que estudiaré con Walter. El está más tranquilo que yo y eso es importante".
Ambos están dispuestos a cursar las dos veces por semana durante tres horas cada día aunque esta no sea una obligación exigida. "Es que el contacto con los profesores ayuda y lo queremos hacer así, además en ese horario ya hemos salido de nuestros trabajos y podemos"", cuenta Sandra quien solo dejó por que no quería estudiar y ahora valora y reconoce que debía haberlo hecho.
Tanto ella como su esposo están recibiendo pleno apoyo de sus jefes que insisten en la importancia de realizar este logro. Así los temores quedarán de lado con el sólo fin de alcanzar una meta para cumplir con este gran sueño.
Jorge Zapata (56 años) – Para dejar de ser contratado
Llegó hasta 3º año de la Escuela Boero. Ni la insistencia de sus padres, ni tampoco el ejemplo de sus otros hermanos fueron en ese entonces suficientes para que Jorge Zapata, dejara su trabajo y retomara los estudios. Creía -erróneamente, dice- que la plata que durante 31 años ganó en la estación de servicios eran más importantes que el título.
"Pero en el 2003, la venta de combustibles se vino a pique y la estación cerró. Yo me quedé sin trabajo y sin nada, hasta que conseguí una pasantía en el gobierno como chofer en la Dirección de la Niñez y ahí quedé hasta el día de hoy, que estoy en condición de contratado”, dice el chofer del ministro de Desarrollo Humano, Daniel Molina, a quien, pese a llevar a diario, nunca le ha contado sobre su materia pendiente con la escuela secundaria.
"Un poco por el entusiasmo con el trabajo y otro poco por flojera y quizás hasta por vergüenza de ser grande nunca terminé el secundario. Pero ahora que me lo exigen para quedar en planta permanente, lo voy a hacer seguro y más porque hay planes de estudio con facilidades. Estoy entusiasmado y tengo todo el apoyo de mis 4 hijos. De hecho, hasta los dos más grandes que ya han terminado esta etapa, me han prometido que me van a ayudar pero también me han dicho que me van a tener cortito con las materias”, cuenta con orgullo.

