Pasaron de la persecución a la inclusión y ahora los productores ven al INV como un aliado. Los vinos artesanlaes y caseros no tenían entidad empresarial ni jurídica y les destruían las damajuanas y las botellas cuando recibían inspecciones, pero a partir del 2003 el INV realizó un registro, citó a los elaboradores de todo el país y capacitó a los interesados, aunque en principio predominó el recelo.
El camino de la ilegalidad al reconocimiento oficial, y posterior garantía del INV para avalar lo genuino del producto fue clave para impulsar a este nicho vitivinícola.
Hay numerosos ejemplos de como estos productores han crecidoi en los últimos años. Tal es el caso de Silvio Salvadores, de Agua Blanca, La Rioja quioen está asociado con otros 14 productores de vino casero y produce Malbec, Cabernet Sauvignon, Torrontés. Al haber sido reconocidos por el Estado pasaron a formar parte del Fondo de Asistencia a la Cadena de Valor Vitivinícola, y han podido ampliar viñedos y mejorar la calidad de los vinos.
El ejemplo del rionegrino Carlos Murray no es diferente. El trabajar asociado le sirvió para descubrir que había más cosas para compartir que para competir y antes de que el INV sacara la categoría de vino casero producía bajo ningun marco legal. Hoy tien etiqueta propia.
El caso ejemplo de San Juan es el de Miguel Ángel Espín González, fruticultor y enólogo de San Martín, expresidente de la Asociación de Elaboradores Vinos Artesanales (AEVA), quien comercializa en todo el país por encargo. Son otros ejemplos de crecimiento los productores Francisco Pisatti, Roberto Suero, Tristan Balaguer, Camuñas, Néstor Desgens, Néstor Sessa, Francisco Bustos Barragan, Miguel Garcés, Diapolo y Danielñ gabri entre otros.
