Si hay algo que no puede faltar en un buen asado es el aplauso para el asador. Cómo no, si es el protagonista, el que hace culto de un ritual que no pasa de moda. Es más, está cada vez más de moda, tanto que ahora existe la opción de llamar a uno a domicilio, o una pequeña empresa que se haga cargo de todo. Para sorpresa de muchos, hay varias personas dedicadas a este servicio que puede incluir desde la compra de la carne, la elaboración de ensaladas y hasta postre a la parrilla como por ejemplo manzanas asadas.

Así es como en la actualidad hay personas que hacen asado hasta para 400 personas (o más),

ya sea para una despedida de año de una empresa, o bien cumpleaños y otros encuentros festivos. Alcanza con marcar un número de teléfono o abrir una red social como Facebook para encontrar a quien lo hace.

Un ejemplo de pequeño empresario del sector es Pablo Godoy (30), quien además es periodista y laboratorista en el Hospital Marcial Quiroga. Todo comenzó hace dos años cuando preparó un asado para la familia junto con su papá, Horacio "Catita" Godoy, y salió "espectacular".

"Ahí dijimos ¿y si nos ponemos algo?, y así fue. El primero de esta etapa fue para mis compañeros del Hospital. No sé si me tenían mucha confianza (ríe), pero preparé para 40 personas y todos quedaron conformes. Eso provocó que otras personas me conocieran. Fui adquiriendo todos los elementos, incluso me regalaron una especie de maletín con todo lo necesario para el trabajo", cuenta Pablo.

Entre los servicios que brinda "El gran asador" (tal es el nombre de su empresa), también figuran las ensaladas a gusto del cliente; asado a las llamas y comidas al disco. Su corte favorito es la punta de espalda, porque es sabrosa y se puede preparar de diversas maneras.

"Si el cliente quiere puedo comprar la carne o acompañar a las compras para elegir lo mejor. Personalmente tengo un carnicero de confianza, pero queda a criterio de quien pide el asado.

Una particularidad de Pablo es que trabaja solo porque "hay dos cosas que no me gusta que me toquen: el mate y el asado", aclara.

El caso de la leña es especial, y al igual que otros asadores prefiere el quebracho para la parrilla y los troncos de algarrobo para el asado a las llamas.

El secreto de Pablo es dejarle toda la grasa del corte hacia arriba y darle el tiempo que sea necesario para convertirlo "en una manteca".

Otro caso particular es el de Andrés Aguirre, administrador de empresas, vendedor y asador de toda la vida. Es que a los 10 años su papá, Cristóbal, le dijo que hiciera un asado para la familia, y desde entonces no paró. Los asados se sucedieron para amigos y familia, hasta que su esposa Gabriela Castro, le propuso que se pusiera una pequeña empresa. "Si tanto te gusta hacerlo convertilo en negocio me dijo. Puedo decir que mi papá y ella son mis mentores", asegura Andrés, un apasionado del oficio que llegó a hacer un asado para 450 personas.

Como Pablo ofrece servicio completo o lo que el cliente demande, desde las ensaladas, los utensilios, ya sea para llama o parrilla, entre otros detalles para que todo salga a la perfección.

Sus cortes favoritos son la entraña, las costillas y la arañita, aunque se adapta al gusto del cliente, lógicamente.

También los hay diplomados, que empezaron gracias a un grupo de amigos. Tal es el caso de Nito Quiroga que cuenta con casi 33 años haciendo asados a terceros. El primero -a nivel profesional, aunque él no lo sabía-, fue en el año 1982, cuando un grupo de empleados del Boletín Oficial le pidieron que hiciera un asado, claro que él no supo hasta llegado el momento que era para 200 personas. Siempre les preparaba a grupos de 12 o 15 comensales. "Cuando vi la cantidad de carne y pregunté cuántos eran casi me muero, pero decidí tranquilizarme y tomarme mi tiempo. Afortunadamente todo salió tan bien que a la semana me convocaron para entregarme un regalo que resultó ser un carnet de asador. Todavía lo conservo porque para mi eso fue muy importante. Así empecé. Esas mismas personas le dijeron a otras y comencé a trabajar los fines de semana haciendo asado, siempre a la parrilla", cuenta Nito que ahora no tiene trabajo formal y trata de vivir de este quehacer.

El asado más grande que hizo fue para 350 personas y su corte favorito es el ojal de costilla.

Estos asadores como otros que hay en la provincia lo hacen fundamentalmente por una gran pasión por el oficio, y así lo demuestran en cada ocasión cuando no escatiman en llegar con muchas horas de anticipación para que todo salga a pedir de boca.