Los datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que hasta el pasado 8 de mayo la cosecha de uvas en el país no llegaba a los 1.700 millones de kilos con ingreso a bodega para hacer vinos y jugos de uva (mostos) lo que representa una baja del 27 % respecto de la anterior temporada. Los factores climáticos de primaveras frescas y lluvias por el efecto de El Niño hicieron que los hongos ataquen la vid y produjeran la baja, sobre todo en Mendoza donde la pérdidas rozaron el 40 %, en especial en la zona este, donde la uva criollas cayeron un 50 %. Al combo se suman las bajas labores culturales de los últimos años por falta de rentabilidad de los viñeteros (fertilización, riegos, poda correcta, aplicación de fungicidas, herbicidas, etc.).
En 1957 un severo ataque del hongo de la peronóspora afectó a los viñedos de Mendoza. Las vides sufrieron pérdida de floración y caída de las hojas lo que se tradujo en una baja de los racimos. La cosecha fue de 550 millones de kilos de uva, es decir un 57% menos que el año anterior. La pandemia generada por el hongo hizo que la vendimia en el país fuera de 1.200 millones de kilos, un 35% menor a la de 1956. Desde entonces, la cosecha 1957, es la pérdida más baja desde los últimos 80 años.
Para San Juan la cosa fue diferente. Contrario a estimaciones de algunos productores, bodegueros y funcionarios que pronosticaban una merma histórica (algunos hablaban del 30 %) la cosecha real a bodega fue del 11 en positivo. En la provincia el efecto no fue tan severo y la cosecha superó los 590 millones de kilos producto de la recuperación de la uva Cereza y Pedro Ximénez (ambas representan el 50 % del total de la uva en la provincia). No obstante este aumento, la vendimia en San Juan sigue estando entre las más bajas de los últimos 20 años.
En el rubro de mesa y pasas de uva las variedades fueron muy afectadas, en especial la Flame y Fiesta, con pérdidas del 30 %. Se ha enviado menos uvas para los secaderos (unos 7 millones de kilos de uva sin semillas se destinaron a bodegas por falta de calidad).
Por variedades
Si hacemos un análisis por variedades en todo el país podemos observar que la Pedro Ximénez y Criollas tuvieron una baja importante ya que son variedades muy sensibles a peronóspora y son la más cultivadas dentro de las comunes. Seguramente afectará la elaboración de mostos y vinos básicos y genéricos para abastecer el mercado interno.
En el rubro de las de alta gama o gama media, las altas pérdidas en las tintas Bonarda, Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah, complicaran a las bodegas para poder abastecer con vinos varietales el mercado interno y será muy complejo para cumplir con cantidad y calidad a los clientes externos complicando las exportaciones. Por el lado de las blancas de calidad la baja ha sido también importante, sobre todo para las champañeras, ya que el Chardonnay, Sauvignon Blanc, Chenín y Pinot, entre otras, anduvieron entre el 20 y el 28 %. Esto obligó incluso a utilizar por emergencia otras variedades, caso Syrah, para vino base.
El grado alcohólico registrado hasta el momento es de 12,04 para Mendoza y 12,69 promedio para San Juan. Se esperan próximamente definiciones sobre la fijación final del grado y fecha de liberación de vinos.
