Tener plantas dentro de casa es hermoso, ya que no solo embellece el hogar, sino que le brinda vida. Es el toque de naturaleza muchas veces necesario. Las plantas de interiores tienen cuidados diferentes a las que crecen en jardines fuera de casa, ya que su exposición a factores externos es prácticamente nula. Es por ello que cuando notamos que cambia su aspecto, preocupa.
El color amarillo de las hojas es por falta de clorofila, que es el nutriente que fabrica la planta para alimentarse y además es el responsable del color verde característico. Al no haber suficiente clorofila, la planta no realizará la fotosíntesis de forma adecuada, provocando que las hojas se sequen y se caigan.
Para evitar que tus plantas comiencen a tomar el color amarillento, repasamos algunos trucos que puedes tener en cuenta.
Dejar reposar el agua
En un recipiente amplio, dejar reposar agua por unas 48 horas. Esto permitirá que los cristales de calcio se vayan precipitando y así obtener un equilibrio químico entre los cristales de calcio y los iones disueltos. Cuando uses el agua para regar, procura no agitarla mucho, para no remover el fondo.
Acidificar el agua
Este truco consiste en mezclar agua con vinagre o limón. Para ello, será necesaria una cucharadita de vinagre o jugo de limón por cada litro de agua, y revolver bien. Dejarlo reposar algunas horas y regar como de costumbre. Al realizar esto, se bajará el pH del agua, volviéndola insoluble.
Abona con café
Aquel resto de café que queda en el filtro es ideal para abonar la tierra de tus plantas, ya que es rico en ácido y nutrientes.
Exposición a la luz
Otro de los motivos por el que las hojas se vuelven amarillas puede ser por exceso de luz o por falta de ella. Para corregir este inconveniente, busca un lugar a mediasombra y claridad e ir evaluando cómo se desarrolla con el paso de los días.
Todos estos trucos llevarán su tiempo en mostrar los efectos esperados, por lo que debes armarte de paciencia mientras esperas la mejoría de tu planta.