Hablar de tecnología innovadora en San Juan lleva a una referencia obligada: El Salado, mina de plomo y plata ubicada en Iglesia, donde el salto del siglo XIX al XX conllevó la incorporación de maquinarias y procesos nunca antes vistos en la industria minera local. Y que fueron, además, la puerta de entrada a la industrialización en mayúsculas.
Sin embargo, aún con todo ese empuje recibido, fue aparentemente una nueva política impositiva, que elevó los gravámenes a la actividad, lo que hizo que la mina quedara abandonada de repente, ya que no generaba ganancias, en el año 1917.
Hay un dato que ilustra con claridad la importancia de esta mina como receptor de innovación tecnológica: gracias a El Salado, llegó al Norte sanjuanino el primer camión que se vio por esas zonas.
De transportar la carga de rocas en carros tirados por bueyes, la producción en esta mina avanzó la implementación de tecnología traída directamente desde Inglaterra. Como el yacimiento estaba ubicado en un lugar bastante inaccesible, a unos 3.200 metros sobre el nivel del mar, los mecánicos encargados de armar la maquinaria inventaron un modelo de tren pequeño. A modo de locomotora pusieron un tractor, al que le colocaron ruedas metálicas, y de él colgaron vagones metálicos colgados por ellos mismos. Así llegaron los equipos desde San Juan hasta la mina.
Lo curioso es que los mejores avances en equipamiento e industrialización se vieron entre 1914 y 1915, es decir, solamente 2 años antes de que la producción se acabara abruptamente.
Incluso era todavía una verdadera novedad la planta de cianuración, modelo en toda Sudamérica, que incluía dos usinas hidroeléctricas con turbinas que habían sido importadas desde Inglaterra. Y todo tenía como objetivo el rendimiento máximo en la explotación, ya que hasta entonces era tan desaprovechado el mineral, que en la zona construían casas con los relaves que aún tenían altos contenidos de plata. Recuperar ese metal era prioridad para los ingleses que invertían en El Salado.
Pero llegó el final cuando casi nadie lo esperaba. Entre muchas versiones, la más firme la financiera: un aumento de impuestos a la exportación de minerales convirtió en no redituable la actividad, entonces esa mina, al igual que muchas otras, cerró sus puertas definitivamente.

