Un arbusto es una planta leñosa que suele medir no más de cinco metros de altura y que se ramifica desde su base. Pueden ser de hoja caduca, la pierden en otoño; o de hoja perenne, aquellos que la poseen durante todo el año.

Constituyen el verde más importante del jardín, casi podría decirse que son irremplazables. Se usan para cubrir cercos, darles estructura a los canteros, o simplemente, aportar movimiento y color en el jardín. Hasta hay pequeños capaces de lograr armar las más vistosas macetas.

Es muy importante conocer sus características y necesidades básicas de cultivo. No todos se adaptan a las mismas situaciones ni tienen iguales desarrollos y formas. Hay arbustos que son de sombra y otros son de sol.


Caducos y perennes.

Dueños de un marco estable a partir del cual se ubican otras plantas. Con esta especie se pueden formar borduras, macizos y cercos; desde los más defensivos hasta los más pequeños, de pocos centímetros.

Por su aspecto atractivo, algunos pueden utilizarse como punto focal para atraer miradas. Debido a su escala, los arbustos suelen ser el nexo en altura entre las especies herbáceas y los árboles y las construcciones adyacentes. Entre follajes, textura y color, éstos no pueden faltar en el espacio verde. Los perfumes también conforman una lista dentro de ellos, como el Cestrum Nocturnum (Caballero de la noche), y algunos poseen el aroma más localizado en la flor, como el Jazmín del Cabo (Gardenia Augusta). Elegimos cinco arbustos que muestran su floración primaveral y logran imponerse en cualquier espacio.