Desde hace un tiempo se intenta hablar de vinos en términos generales, dejando de lado la diferenciación entre comunes, o de mesa, y finos. Muchos han optado por decir "vino de todos los días"", en alusión a aquellos que tienen un precio moderado como para poder incorporar a la mesa familiar. Claro que en este sentido habrá que ver que para unos será el vino en damajuana o en tetra brik, para otros serán vinos de la franja de los 15 a los 30 pesos, y por qué no, estarán los afortunados que pueden consumir los de alta gama y de mucho más valor.

en este caso vamos a tomar los de menor precio y que son los que la mayor parte de la población consume al punto que superan el 70 por ciento de las ventas totales en el país. en este y muchos otros sentidos deben ser respetados teniendo en cuenta que son también los que proporcionan gran parte de los ingresos de la industria vitivinícola en San Juan.

Les cuento una anécdota que me parece muy significativa para la ocasión. Un día invité a un sommellier argentino recibido en Francia, Carlos Lamamy, a un programa radial de vinos, con la sorpresa de que ese día íbamos, por primera vez, a degustar vinos en tetra. La pregunta que empezó a rondar es qué diría este hombre de tanto mundo y con tantos conocimientos, hasta llegué a pensar si podía molestarle en algún punto. Lejos, muy lejos de eso, Carlos hizo la gran distinción que también se vincula con esta ambigua denominación de vinos de todos los días. El dijo: "Existen solo dos tipos de vinos, los bien elaborados y los mal elaborados, no importa en qué envase salgan. de ahí en más cada uno elige el que puede con su bolsillo y de acuerdo con su gusto personal"". Una frase que quedó grabada en muchas personas como símbolo de respeto a esta categoría, y además muy cierta.

Existe una realidad, y es que la gente toma cada día más conocimiento sobre vinos, y por ende, se vuelve más exigente, más allá del envase en el que viene. Si es en "cajita"", como se los denomina en general, o en damajuana, o sencillamente en botellas económicas, no es sinónimo de que se trate de un mal vino, sólo significa, o debería significar al menos, que adentro hay un producto que demanda menos costos que otros de más alta gama.

Así es que uno puede encontrar en góndola "cajitas"", otros en botella, como así también damajuanas -algunas con denominación varietal-, que son dignos de la mesa de todos los días. Quizá en ellos no encontremos intensidades aromáticas como en otros de calidad superior, pero sí debemos ser exigentes para demandar productos que presentan una armonía general, que sean agradables al paladar y sin defectos.

Tampoco hay que olvidar que gran parte de estos vinos son tomados con soda, una práctica que tiene que ver con los usos, costumbres y gustos personales.

Los famosos blancos sanjuaninos siguen conservando el encanto de ser compartidos en la mesa familiar, más allá del tipo de comida que preparó la mamá o la abuela. Cómo no elegirlo para un pollo al vino, una pizza de arroz o un guiso tibio para esta época del año. Ni hablar del tinto que siempre acompañó el asado del papá o del abuelo, ideal , en este caso, para una albóndigas con tuco, un estofado de costilla o esas comidas de olla que acompañan los días fríos. Todo pasa porque el vino, no importa cual sea su envase, sea agradable para quien lo elige como un alimento más.