El SAC-C, es el primer satélite argentino de observación de la tierra, es un ejemplo casi único de alta integración: pesa sólo 460 kilogramos, lleva a bordo tres cámaras ópticas de gran utilidad para nuestro agro, industria y administración gubernamental. También transporta tres sistemas "de demostración" de nuevas tecnologías satelitales, dos de control y navegación; y otro de recolección de datos que se le transmiten desde estaciones automáticas terrestres de monitoreo ambiental.
Además de las mencionadas cargas útiles, el SAC-C alberga tres sensores puramente científicos. Relevan parámetros geofísicos como el magnetismo terrestre o la humedad de la alta atmósfera
Tiene a bordo un dispositivo para el mapeo de las migraciones de la ballena franca austral que no está en funciones por falta de información originada en el mar: a fecha de hoy todavía no se han alojado los correspondientes transmisores en animales de esta especie.
Esta multiplicidad de instrumentos básicos y aplicados, que comparten sin interferirse una misma plataforma mediana, fue provista por cinco de los seis países asociados a la misión.
La misión SAC-C cubre tanto la Observación de la Tierra como mediciones con fines científicos. La observación de nuestro planeta, particularmente del territorio argentino, se obtiene a través de imágenes ópticas orientadas al estudio de ecosistemas terrestres y marinos, y para novedosas aplicaciones en salud, como la epidemiología panorámica, como así también, para alertas muy tempranas y gestiones ambientales.
Este alto nivel de integración del SAC-C llama la atención en otros países, porque resulta poco frecuente que satélites de menos de media tonelada de peso alberguen más de tres instrumentos.
