Salomón Nacusi Saffe y María Nacusi Elasche no tenían ningún parentesco entre sí. El apellido es sólo coincidente como coincidieron en conocerse al llegar ambos a San Juan de la mano de sus familias. Eran muy pequeños cuando partieron del Líbano, allá por 1898, cuando todavía era posesión turca. Ella recién arribaría en 1902 y al poco tiempo se casaron y tuvieron seis hijos que hoy se desparraman por San Juan, Mendoza y Buenos Aires. El primero fue Julio Nacusi que casó con Olga Mena, María Olga Nacusi con Aldo Manini, Marta Adela Nacusi con Manzur Farrán, Jorge Amado Nacusi con Fanny Edith López, las mellizas Ema Raquel Nacusi, que casó con Rodolfo Agolio y Ana María Nacusi, con Evaristo Alés. Seis ramas familiares que desprendieron del tronco original libanés arraigado en San Juan. Hoy, esas ramas trascienden a los que les dieron vida, insertados en una sociedad en la que supieron desarrollarse ampliamente. El origen de esta prolífica familia se traduce en un centenar de nietos, bisnietos y tataranietos.
Merecía entonces que se organizara una gran “juntada” generacional y así lo hicieron convocándose unos a otros para lo que fue un inusitado almuerzo en el Jockey Club. Cabe recordar que la cabeza de esta familia, Salomón, fue un visionario que actuó en actividades bancarias llegando a ser presidente del Banco Comercial en la década del ’40, pero también el primero en instalar plantas fraccionadotas de vino en Buenos Aires, en Campana, San Nicolás, Luján y Mar del Plata, enviando por aquel entonces enormes tanques que se trasladaban por tren. No sólo la actividad económica fue el referente de esta pareja, sino que también participaron socialmente en entidades como el Club Social y el Club Sirio Libanés.
La reunión lograda fue inolvidable y tienen el propósito de repetirla por lo menos, una vez al año. Valió la pena crecidamente.

