Recientemente en Holanda, un grupo de científicos argentinos obtuvo el primer puesto en el concurso internacional “Mentes Brillantes” por una innovación 100% ambiental. El nuevo método de extracción de litio en altura propone el uso de energía solar, sin la necesidad de utilizar agua ni sustancias químicas. El proyecto argentino fue uno de los tres finalistas del mencionado certamen mundial, organizado por la empresa holandesa DSM y la Universidad de Oxford, cuyo objetivo es acelerar la implementación de soluciones energéticas ciento por ciento renovables.
“Nuestra propuesta no necesita evaporar y no demanda pérdida de agua. No agregamos sustancias químicas y es altamente selectiva, esto es, no se contamina con sodio, elemento que es enemigo de las baterías de litio”, explicó Ernesto Calvo, Investigador del Conicet y la UBA y Director del Proyecto que también integraron Victoria Flexer, del Centro de Investigaciones y Transferencia (CIT) Jujuy; y las becarias Florencia Marchini y Valeria Romero. “Nuestro proyecto es una solución que no existe actualmente en el mundo, y no hay muchos ejemplos de desarrollo en Argentina de tecnologías que no existen, que son disruptivas y que si logramos que funcione a escala industrial, va a ser fantástico”.
100.000 dólares recibieron los científicos argentinos por el premio internacional “Mentes Brillantes”.
Posteriormente, el director del proyecto ganador disertó en el Simposio de Litio realizado hace unas semanas en la provincia de Catamarca y expresó que en caso de usarse, el sistema, se amortizaría en el país en aproximadamente 30 años. A su vez, Flexer sugirió la posibilidad de techar con plásticos las pozas de evaporación de los salares para captar el vapor de agua y condensarla. Estas declaraciones desataron críticas en el sector abocado al estratégico mineral porque aducen que la idea premiada pude funcionar en laboratorio pero no podría resistir su implementación práctica. Fuentes calificadas que prefirieron mantener su anonimato por respeto al premio obtenido, indicaron que 30 años es un plazo demasiado largo para amortizar un método de extracción y que ningún proyecto de litio podría resistirlo. A su vez, explicaron que el proyecto es económicamente inviable y termodinámicamente no funcionaría en el ejercicio de la práctica.