Manos
El aire más seco y más frío de los meses de invierno sin duda puede ser agresivo con las manos. A eso se suman las tareas del hogar y la limpieza, y si a esto además se le añade el lavado más frecuente al que se ven obligadas para evitar los contagios por virus, el resultado es unas manos agrietadas, doloridas y escamosas.
La hidratación de esta zona tiene como objetivo principal proteger el cuerpo de su propio sistema humectante.
La capa externa de la piel contiene una serie de compuestos llamados "factor natural de hidratación’ (NMF), que tienen como función absorber la humedad de la atmósfera para mantener la piel flexible, pero el NMF es soluble en agua, es decir, cuanto más se lavan las manos, más se elimina esta defensa natural del cuerpo contra la sequedad.
Los dermatólogos coinciden en que el factor número uno que contribuye a que las manos se resequen más es el agua y el jabón; que pueden hacer que la piel pierda alrededor del 25 por ciento de su humedad en cada enjuague.
Esto se incrementa con el uso de jabones antibacterianos.
Para contrarrestar este "daño’ hay ciertas medidas que hay que respetar:
-Hidratarse las manos inmediatamente después de tenerlas en contacto con agua o con agua y jabón.
-Evitar ciertos productos como desinfectantes para manos que contienen alcohol, lo cuáles deben ser utilizados sólo en caso de necesidad.
-Elegir jabones sin lauril sulfatos, ya que son un compuesto muy agresivo para la piel de las manos, especialmente en invierno. Al lavarlas dicen los expertos, hay que evitar los jabones desodorantes y con perfumes. El jabón blanco en pan o el jabón base es una buen opción.
-Usar en verano y también en invierno un protector solar de amplio espectro con un FPS de 30 o más en las manos para evitar el fotoenvejecimiento.
-Realizar regularmente ejercicios cardio, porque fomentan el bombeo de sangre, mantienen una temperatura corporal más cálida y mejoran el metabolismo del organismo, lo que ayuda a mantener las manos más hidratadas y saludables.
-Para recuperar la suavidad y la tersura de la piel, recurrir 2 o más veces por día a cremas o aceites vegetales que protegen la piel, la nutren y la regeneran. Además forman una capa aislante que retiene la humedad,
-Secarlas perfectamente bien después de lavarlas para que no queden zonas húmedas.
-Evitar esmaltes que contengan tolueno, formaldehído y falato de dibutilo, porque debilitan las uñas, y tomar un descanso de los esmaltes por lo menos una semana al mes.
-Si existen síntomas de fotoenvejecimiento o manchas cada dos días aplicar un producto exfoliante con ácido glicólico.
-Acostumbrarse a usar guantes de látex para realizar las tareas del hogar y guantes de algodón o lana para salir.
Rostro
El invierno puede ocasionar más desarreglos en la piel del rostro que el verano, debido principalmente a los bruscos cambios de temperatura (calefacción en los ambientes cerrados y el contraste con el frío de la calle).
El frío altera la película hidrolipídica y la producción de glándulas sebáceas (que fabrican el sebo) se ralentiza, como resultado se vuelve menos grasa y menos flexible, se deshidrata, se reseca y disminuye la fabricación de enzimas que aseguran la descamación natural. Y como la piel no se renueva correctamente se pone rugosa.
La solución son los cuidados nutritivos compensadores utilizando una crema de día altamente nutritiva para formar una "barrera’ contra la pérdida de humedad. Las aconsejables son las que contienen urea, glicerina, lactato sódico o propilen-glicol porque son componentes hidrocaptores, y mejor aun si además poseen elementos contra la pérdida de agua epidérmica como por ejemplo silicona y lanolina (la presencia de estas sustancias puede leerse en el reverso de las cremas).
Por la noche hay que aplicar una crema diferente, que puede ser más liviana.
La alimentación debe cambiar y aumentar el consumo de alimentos nutritivos
Los productos astringentes que se emplean para tratar la piel mixta o grasa deben relegarse en esta época, porque resultan muy irritantes sobre una piel que tiende a deshidratarse por la falta de humedad.
Lo conveniente es, si no pueden evitarse, disminuirlos lo máximo posible y sustituirlos por productos más suaves.
Una buena aliada en invierno es la exfoliación, ya que durante el invierno las células muertas tienden a acumularse y cuesta que se desprendan debido a la ropa, esto hace que a los elementos nutritivos les cueste ingresar a la piel.
Es ideal exfoliar el rostro una vez por semana con un agente no agresivo (una cucharada de azúcar con una de miel y unas gotas de limón forman una receta económica y eficaz).
Como consejos resultan utiles:
-Tomar abundante líquido para mantener el cutis hidratado.
-Evitar bañarse con agua muy caliente.
-Tratar de usar leche o gel de limpieza hipoalergénicos para limpiar el rostro.
-Usar productos demaquillantes para evitar futuras impurezas en la piel.
-Nutrir la piel con una crema o emulsión hidratante facial.
-Emplear protector solar con filtro superior a 20 todos los días, incluso los nublados.
-Aplicar varias veces al día manteca de cacao en los labios, y durante el día colocar un labial cremoso de cualquier color, ya que el frío afecta notablemente esta frágil piel.
-En la zona de la nariz, que es propensa a irritaciones por los cuadros gripales que implican el uso constante de pañuelos, puede aplicarse dos veces por día una capa ligera de manteca de cacao, aceite de almendras dulces o aceite de bebé.
Y siempre preferir pañuelos descartables de tissué lo más suaves posibles.

