María del Rosario Riveros y Lorena Illanes son dos madres primerizas que transitaron la última etapa de sus embarazos y los partos durante la cuarentena. Una experiencia cargada de sensaciones que nunca podrán olvidar.
Cuando la pandemia potencia las preocupaciones
María del Rosario Riveros tiene 31 años, y el pasado 22 de abril dio a luz a Juan Ignacio en el Sanatorio Argentino. Como toda madre, sus expectativas sobre los últimos meses de embarazo y el momento de parto cambiaron rotundamente cuando el 20 de marzo se anunció la cuarentena a nivel nacional.
“No sé si eran los nervios con todo de esto de la pandemia o por lo complicado de mi embarazo, pero el último mes se me subía mucho la presión y sangraba de la nariz”, recuerda María.
Su embrazo no fue muy sencillo, ya que venía de perder uno porque tiene Síndrome de Anticuerpos Antifosfolípidos (SAF), un trastorno auto inmunitario que se manifiesta por trombosis y durante el embarazo puede producir la muerte fetal. Por ello fue un embarazo complicado, cargado de miedos.
“A la hora de tenerlo estuve muy tranquila, aunque se cambiaron todas las formas y esquemas que tenía pensados”, expresa María del Rosario, recordando que para el momento del parto, que fue por cesárea, el padre de Juan Ignacio no pudo estar presente debido a los nuevos protocolos de salud implementados por la pandemia.
El rol de su médico, Santiago Marino, fue muy importante para ella, ya que sintió la contención y compañía en todo momento, pero si destaca que el no poder contar con la contención de su madre hacía que cada momento fuera difícil.
Hoy María del Rosario disfruta de tener en sus brazos a Juan Ignacio, siempre acompañada y contenida por su pareja.
De la alegría a los miedos
Lorena Illanes tiene 25 años y Eloy, su primer hijo, nació el 11 de mayo.
“Cuando nos enteramos que venía en camino, fue una noticia maravillosa. Con mi pareja estábamos muy emocionados por la noticia. Todo marchaba súper bien, los controles con mi médico eran tranquilizantes y las ecografías súper emocionantes, hasta que empezamos a vivir con la cuarentena. A esa altura yo tenía 7 meses de embarazo”, recuerda Lorena.
Para ella, transitar los últimos meses de gestación en plena pandemia fue triste, doloroso y con miedo, ya que no pudo compartir muchos momentos embarazo con su familia o amistades, además de tener siempre el temor de contagiarse de coronavirus o que a su bebé le sucediera algo. Fueron meses de muchos miedos, sentimientos encontrados, de sentir que no podía disfrutar o aprovechar al máximo la experiencia de transitar un embarazo, de no poder compartir la alegría con la gente.
Durante el último mes de embarazo Lorena no se pudo realizar los controles pertinentes, ya que las clínicas no estaban atendiendo, al menos que fueran casos urgentes. Una vez que pudo hacerse el control, le notificaron que los últimos controles y el parto los tenía que enfrentar sola.
Lorena recuerda que el día que nació Eloy estuvo cargado de emociones diferentes. “Quienes lo esperaban lloraban de alegría, pero también de tristeza. Nos dijeron que nadie podía verlo, solo conocerlo por foto o vídeo. Cuando nos dieron el alta los abuelos lo vieron por primera vez a través de la ventanilla del auto”, relata con algo de angustia.
“Seguimos encerrados, mi pareja me contiene en todo momento, mi familia hoy puede acompañarme, vivimos aun con miedo, pero disfrutamos al máximo de nuestro Eloy”, finaliza la joven.