1-Limpieza y exfoliación: Ambos procedimientos son absolutamente imprescindibles, para que la piel esté preparada al momento de broncearse. La epidermis renueva sus células aproximadamente cada 28 días, proceso en el cual aquellas que mueren se acumulan sobre las nuevas y cuyo efecto repercute en un aspecto opaco y apagado. Por eso lo más indicado es la exfoliación. A través de ella se limpia en profundidad. Se puede recurrir a compuestos naturales o elaborados químicamente. De esta manera, al eliminar las células muertas e impurezas, se conseguirá un tono uniforme.

Para exfoliar la piel mediante un método casero, se puede utilizar azúcar y jugo de limón, mezclándolos hasta formar una pasta viscosa. Se aplica con movimientos circulares en todo el cuerpo y, pasado un tiempo, se retira con agua fría.

2 –Hidratación: Resulta fundamental debido a los factores externos como sol y aire acondicionado que hacen que la piel se reseque. La vitalidad de la piel depende directamente de lo hidratada que esté, para lo cual debe actuarse desde adentro (bebiendo por lo menos 2 litros de agua al día) y por fuera, con la aplicación de productos que le proporcionen los nutrientes que requiere. Lo más común son las cremas hidratantes, que para prepararla para el sol deben tener miel (antiséptico que brinda elasticidad y ayuda a la regeneración celular) o aloe vera (favorece la rápida descomposición de las células muertas en la superficie de la piel, lo que la hace lucir más suave y radiante).

Preparar la piel

Activar previamente la melanina, que es una pantalla protectora natural, para que experimente una fuerte subida al exponer la piel al sol y pueda evitar las primeras quemaduras existen los “prebronceadores”. Su aplicación es aconsejable en lugar de los productos hidratantes convencionales, 15 días antes de comenzar las exposiciones.

Los alimentos ricos en carotenos, como la zanahoria y el tomate o el damasco, entre otros, fabrican vitamina A, que facilita la producción de melanina.

Los alimentes ricos en vitamina E y B, como el pescado y las legumbres, evitan la deshidrata-don y la descamación de la piel, y ayudan a fijar y prolongar el bronceado.

El siguiente paso es tomar el sol gradualmente, utilizando siempre un filtro de protección 15, como mínimo, tanto si la piel es blanca como si ya está bronceada; evitando las horas de mayor intensidad solar (de 11 a 16).

Además media hora antes de tomar el sol conviene aplicar el protector solar, y repetir dicha operación cada dos horas.

Durante los meses de mayor exposición solar, la piel deberá ser hidratada a diario, empleando alguna leche nutritiva que le aporte mayor humedad, flexibilidad y resistencia para evitar el envejecimiento prematuro. Las vitaminas de los cosméticos y productos solares protegen de las agresiones externas y ayudan a la piel a recuperarse de los daños causados por los rayos ultravioletas. Todas son importantes, pero especialmente las vitaminas A y E, porque son las encargadas de prevenir el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel. La vitamina E actúa igual que un filtro solar en todas las capas de la dermis, mientras que la vitamina A (retinol) mejora el efecto barrera de la piel, mejorando su aspecto y elasticidad, por lo que resulta ideal para las pieles envejecidas. Por su parte la vitamina B5 resulta un hidratante cutáneo realmente eficaz y la vitamina C potencia la pigmentación de la piel, mejorando su protección natural frente a los rayos solares.

Vitaminas y alimentos

Los rayos ultravioletas aumentan la formación de radicales libres en el organismo, acelerando el envejecimiento cutáneo y aumentando el riesgo de padecer cáncer de piel. Por este motivo se recomienda consumir una cantidad suficiente de alimentos ricos en antioxidantes para contrarrestar el daño oxidativo que sufre el organismo.

Las vitaminas A, C y E, los flavonoides y los minerales como el selenio, son antioxidantes muy eficaces, el zinc promueve la formación de nuevas células y favorece el buen estado de la piel aportándole elasticidad.

También uno de los nutrientes que ha demostrado mayor eficacia antioxidante y fotoprotectora es el betacaroteno, un precursor de la vitamina A. Cuando se ingiere, actúa destruyendo el oxígeno resultante de la peroxidación y formación secundaria de radicales. Todas estas propiedades convierten a esta provitamina en un arma efectiva frente al envejecimiento cutáneo y su degeneración fotoinducida. Además se elimina a través de los poros, lo que proporciona el color similar al bronceado, sin necesidad de exponerse al sol. Los alimentos que poseen estos nutrientes son:

-Vitamina C: Frutilla, pimientos, tomate, limón, naranja y kiwi.

– Vitamina E: Aceites vegetales como el de girasol, de maíz y soja, almendras y avellanas, germen de trigo, cereales integrales y vegetales de hojas verdes.

– Betacarotenos: Melón, zanahoria, espinaca y frutas y verduras rojas y anaranjadas
-Flavonoides: Manzana, las ciruelas, los cítricos, la lechuga y el col.

-Selenio: Crustáceos, mariscos y pescados, también en los champiñones, el ajo, la cebolla y los cereales integrales.

-Zinc: Ostras, nueces, huevos, almejas, anchoas, atún, germen de trigo, bebidas de soja, legumbres, queso, carnes magras y hongos.