La idea era vender cosas "mínimas" de diseñadores argentinos que fueran muy originales y funcionales. Así surgió el nombre Ominim (mínimo al revés), una marca que se convirtió en franquicia y que ya tiene 13 locales en todo el país, uno de ellos en San Juan. Ingresar a este negocio es entrar a un mundo lleno de sorpresas para regalar o regalarse.
Todo sorprende desde los mensajeritos Tito, que son muñecos pequeñitos con forma de persona que llevan una lapicera para escribir en pizarrón blanco; relojes hechos con discos de vinilo, carteras producidas con material de los banners de películas, o de papel de revistas; hasta toma decisiones que son graciosos muñequitos a los que se les puede hacer preguntas y señalan respuestas con su dedo; billeteras que simulan ser de papel y en realidad son de Tyvek, un material de fibras plásticas de alta resistencia; juegos de mates con diseños originales, mates de vinilo que recibieron el premio a la innovación, entre otros.
Entre las cosas que se destacan están aquellas de la línea Nobrand que trabaja con íconos argentinos como Gardel, Coca Sarli, el Torino, entre muchos más, que incluyen su breve historia en el producto.
Los adolescentes tienen un espacio único con la línea Quitapenas, que ofrece todas las chucherías que se puedan imaginar los chicos de esa franja etária. En definitiva un lugar ideal para buscar regalos originales y sorpresivos para cualquier persona, en un ambiente cálido y con atención especializada.

