Por Hugo Carmona Torres para Diario de Cuyo
PRIMERA NOTA
Los productores de vides en el mundo vienen desde siglos lidiando con enfermedades producidas en general por hongos, bacterias y virus que disminuyen sus rendimientos y perjudican la calidad de sus uvas.
Contra los hongos vienen usando desde hace siglos productos naturales de manera preventiva y en la actualidad de síntesis química para controlar los focos de avance en sus viñedos. En climas húmedos, favorables a la proliferación de microorganismos, las aplicaciones son numerosas y los costos de elaboración son elevados.
Las vides han evolucionados en el mundo en tres grupos importantes: vides asiáticas, vides americanas y vides europeas. Las tres con genética distintas por lo que reúnen distintas especies.
Las vides europeas (Vitis vinífera) son las que más sensibilidad presentan ante la humedad. Aquí están la mayoría de las variedades que conocemos del mundo vitivinícola actual: Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Syrah, etc.
El grupo de cepas americanas reúnen a distintas especies que resisten la humedad, la sequía, el ataque de plagas, toleran hongos y tienen potentes raíces, razón por la cual hoy se las usa como pie para injertar sobre ellas las europeas comerciales. Aquí tenemos a Vitis riparia, Vitis rupestris, Vitis berlandieri. En el mundo se usan para hacer jugos, vinos y como fruta. La variedad Isabela es la típica uva que conocemos como "chinche" y con sabor característico. Existen otras como Bordó, Niagara, Venus y Concord. Estas uvas se cultivan en Estados Unidos, Brasil, Uruguay y en Argentina se cultivaron hasta 1930 en el Litoral (al ser prohibidas en la época por el gobierno del general Agustín Justo primero y luego desde 1959 por la ley de vinos que sigue vigente), quedando hoy un nicho reducido en Córdoba y Buenos Aires.
Las vides asiáticas comprenden unas 30 subespecies, y en los últimos años se han descrito varias subespecies nuevas en China. Las tres subespecies de vid silvestre asiática más importantes para la viticultura son: Vitis amurensis, Vitis coignetiae y Vitis ficifolia (Vitis thunbergii), Se encuentran principalmente en China, Japón y Corea. Son menos importantes para la viticultura, pero debido a su alta resistencia a las heladas más duras, de hasta 35 ¦C bajo cero y más, son interesantes para nuevos cultivares. Por la estructura de sus genes se pueden cruzar sin problemas con todas las vides europeas y las americanas.
La aplicación de cobre y azufre para controlar peronóspora y oídio generan hoy inconvenientes a los aplicadores, fitotoxicidad, sobre el ambiente eliminando predadores naturales y sobre los residuos que quedan en las uvas y afectan a la calidad del vino final.
El hombre busca cada día producir lo más natural posible. Sin tóxicos, cuidando el ambiente y la salud de la humanidad. La vitivinicultura regenerativa ya se plantea el esquema, máxime que la Unión Europea al 2030 quiere reducir al máximo los agroquímicos. Planteado esto y para que se entienda, ahora explicamos que son las uvas piwi derivado del alemán (Pilzwiederstandsfähig) que significa resistencia a hongos.