¿Que lo va a traer por Cuyo? Hace mucho que no viene por estos lados?
No tanto, es más la nostalgia por ir que la infrecuencia y en esta ocasión más todavía porque voy con mucho gusto porque he tenido la inmensa fortuna, la emoción de recibir un Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo, al que contribuyeron varias facultades. En ocasión de la entrega de ese doctorado -yo tengo tantos años ya que no tengo más remedio que haber recibido tres- debo hacer un discurso y voy a hablar de la Fe Literaria, es decir a mi vocación de escritor en primerísimo término, en segundo lugar al hecho de haber consagrado a esa vocación toda mi vida , convirtiéndola en el discurso fundamental de mi identidad de escritor, en la convicción de que la palabra es un valor que tergiversado desfigura lo mejor de la naturaleza humana y todo lo relacionado al hecho de que no es la diferencia de la esperanza que es una expectativa de lograr algo que aún no existe, la fe es un hecho en concreto en la vida de quien la tiene, sea cual fuere, en orden al que se refieran desde el religioso hasta como le digo el vocacional. En este viaje voy a San Juan, también, porque he recibido una invitación para una charla sobre los valores fundamentales a los que está hoy enfrentada la reconstrucción de nuestro país.
¿Cuáles son los valores de los valores?
Los valores son el repertorio de bienes espirituales, tanto éticos como estéticos, jurídicos y políticos que puede llegar a compartir una comunidad y no sólo tener un individuo. Cuando los valores conforman un bien común podemos decir que la identidad colectiva tiene un perfil preciso y cohesionado, cuando en cambio, los valores no dejan de ser sino sectoriales o fragmentados, fatalmente la universalidad de su vigencia queda comprometida por intereses de distinta índole y en estos casos lo que suele producirse es o bien una confrontación entre valores o bien la posibilidad de que a partir del valor relativo que cada uno de esos valores tienen se busquen consensos que generen un espíritu comunitario o para volver a la expresión inicial, un repertorio de bienes compartidos. Ese es el valor. Por un lado representa el repertorio que le da sentido a una vida o a una comunidad. Y por otro también puede ser el repertorio de condiciones que comparten solo algunos o un sector, no todos, y en consecuencia eso exige la búsqueda de acuerdos o de consonancias que atenúen la beligerancia que nace de la relatividad de los valores propios.
¿Por todo esto que dice, ¿estamos en crisis de valores hoy?
Siempre estamos en crisis de valores porque todas las comunidades democráticas y de esto sólo quedan exceptuadas las comunidades autoritarias, las sociedades que están bajo regímenes despóticos; todas las sociedades democráticas viven enfrentadas a la necesidad incesante de buscar consensos. Si, por la búsqueda de consensos algo corresponde entender, es precisamente la necesidad de universalizar el patrimonio de bienes compartidos.
¿Ya que apela a los consensos como parte vital de esos valores, es inevitable preguntarle ¿cómo ve la Argentina de hoy en una realidad marcada por la falta de acuerdos o en un contexto en donde se cierra directamente lo que no le gusta al gobierno?
La charla que voy a llevar adelante en San Juan responde precisamente a entender el desafío de construir valores que no tengan carácter excluyente. No podemos, creo yo, sino reconocer que la transformación macroeconómica en la que está empeñado el gobierno es imprescindible, pero la reducción del alcance de los valores educativos y culturales a una periferia de los macroeconómicos es sumamente peligrosa porque no pone el acento de la identidad cívica más que en su organización y en su eficacia económica. La identidad de un pueblo proviene de un repertorio de necesidades que deben ser satisfechas. La educación y la cultura dan identidad cívica y la identidad cívica permite que la significación de los logros económicos, del sinceramiento de una economía en el esfuerzo por escapar al populismo, a la necesidad de terminar con la corrupción, estén al servicio de un proyecto de identidad que no se reduce a lo cifrable, al número o a la cantidad. No podemos como argentinos seguir sumergidos en el caso económico financiero en el que estábamos, pero tampoco, creo yo, que tendremos un porvenir republicano si la única variable que decida el significado de nuestra identidad nacional sea la económica.
¿No sé si sigue ligado a la ministra Patricia Bullrich, asesorándola como lo hizo en campaña. Pero si por ese lugar, lo citan a una hipotética reunión de gabinete y tiene la posibilidad de fomentar valores. ¿Qué les diría?
Que hay que fortalecer al máximo la transformación macroeconómica para reducir cuánto antes el enorme sacrificio social al que está expuesta nuestra población por la crisis que ha generado la hiperinflación, la demagogia y unido a ello, la corrupción. Que fortalecer la educación es fundamental porque es la garantía de la identidad cívico-republicana que tenemos que forjar para atenuar al máximo la incidencia de lo ideológico y de lo populista. Y por último también reinscribir a la Argentina en un mundo que está atravesando uno de sus momentos de mayor incertidumbre, al borde tal vez de conflictos mundiales que son por ahora temibles, previsibles e imprevisibles al mismo tiempo.
¿Le parece que puede ser escuchado?
Partamos de su premisa para ser esperanzado: si me llaman, voy.
Todos deberíamos ser escuchados
No tenemos otro remedio. La política no es la expresión de la certeza de un cambio, sino de la necesidad de un cambio. Es imposible hacer política en el sentido democrático republicano si no se cree que sea posible atenuar el mal para poder fortalecer en algo el bien.
Para participar
Al pie de la página web de Broker Andino (https://brokerandino.com.ar), la firma empresaria que organiza el evento, hay un link que habilita a la inscripción para participar de la conferencia de Kovadloff bajo el título “Construir valores, el desafío de la Argentina actual”.
Será mañana lunes 22 de abril, a las 19:30 horas, en el salón del Consejo Profesional de Ciencias Económica de San Juan (Suipacha 377 Sur, Capital).