Y dado el gran número de diagnósticos erróneos, percepciones exageradas y elevada prevalencia de autodiagnóstico, ante un paciente con sintomatología compatible, es imprescindible establecer un diagnóstico correcto, ya que esta situación podría poner en riesgo nutricional innecesario a estos niños, además de modificar sus hábitos alimentarios, con importantes consecuencias a nivel médico y social.

-¿Cuál es la diferencia entre alergia a la lactosa e intolerancia a ella?

La lactosa es el tipo de azúcar que se encuentra en los productos lácteos. Para digerirla el organismo humano necesita de la enzima lactasa que se produce normalmente en la mucosa intestinal y que transforma la lactosa en unidades más pequeñas. La intolerancia a la lactosa no es común en bebés y niños y no se trata de una alergia, sino de una afectación de la mucosa intestinal, con imposibilidad para digerir este azúcar, lo que provoca distensión abdominal, dolor o en ocasiones diarrea. La causa puede ser congénita por un error en el metabolismo o adquirido, el cual comienza en la infancia pero va progresando hasta la edad adulta, que es donde recién se manifiestan los síntomas más intensos.

La alergia a las proteínas de la leche de vaca, es una causa más frecuente de enfermedad infantil, resultado de una reacción inmunológica a una o más de las proteínas presentes en ella.

Las manifestaciones tempranas usualmente incluyen urticaria, angioedema (inflamación de distintas partes del cuerpo), vómitos y/o crisis de dermatitis atópica, las tardías incluyen dermatitis atópica o reacciones gastrointestinales.

-¿Los niños con alergia a las proteínas de la leche de vaca pueden consumir leche materna?

La alimentación por excelencia es la leche materna, y ésta debe mantenerse el mayor tiempo posible, recomendando una dieta exenta de proteínas de leche de vaca a la madre. Además conviene que la mamá que amamanta tampoco ingiera otros alimentos que tienen alto poder de producir sensibilización como huevo, frutos secos, pescado o maní.

-¿En estos casos hasta que edad se recomienda dar de mamar?

En cualquier caso, debe retrasarse la introducción de la alimentación complementaria hasta los 6 meses de edad, y evitar los alimentos con gran poder alergénico hasta el año de edad como mínimo. En estos casos la leche materna puede continuarse hasta los 12 o 18 meses.

-¿Cuáles son las leches que pueden ingerir estos niños?

-Fórmulas hidrolizadas: Se consiguen a partir de leche de vaca realizando una hidrólisis (rotura) de sus proteínas.

-Hidrólisis total (fórmulas hipoalergénicas): las proteínas pierden el poder de producir alergia de un modo casi total, sin embargo, suelen tener peor sabor.

-Preparados con hidrólisis parcial de las proteínas: Tienen mejor sabor y mantienen el resto de nutrientes, pero no están indicados en niños con alergia a leche de vaca confirmada, ya que las proteínas sí mantienen cierto poder alergénico.

-Fórmulas elementales: Las proteínas se producen de modo artificial en laboratorio, de modo que se anula totalmente su poder alergénico. No contienen lactosa, sino otros carbohidratos, por ejemplo glucosa. Suelen tener mal sabor y costo elevado. Se reservan para casos de alta sensibilización a las proteínas de leche de vaca.

-¿Las leches de soja o de cabra están permitidas?

La leche de soja, elaborada con proteínas vegetales, tiene capacidad de desencadenar alergia, por lo cual en un niño atópico, no debe ingerirla y menos aún si es menor de 6 meses.

La de cabra, existen estudios que señalan que el organismo la reconocería de forma similar a la leche de vaca y reaccionaría generando igualmente alergia, por lo cual tampoco debería ser la elección.

-¿Cuáles son los síntomas de esta afección?

Pueden comenzar incluso durante el período de lactancia materna exclusiva. En estos casos sucede varias horas después de dar el pecho, y se debe a la ingesta materna de productos con proteínas de leche de vaca, las cuales pasan a la leche que luego alimenta al bebé. En estos casos la dermatitis atópica es el síntoma predominante. con una incidencia máxima a los 3-4 meses de vida. En la mayoría de los casos la sintomatología se inicia en el primer año de vida y es excepcional tras los 2 años de edad.

Generalmente empiezan al comenzar la lactancia artificial, después de un período más o menos prolongado de lactancia materna. Pueden iniciarse tras la primera toma de lactancia artificial o luego de realizar pocas tomas de lactancia mixta.

Síntomas cutáneos: Se presentan aproximadamente en el 90 por ciento de los casos, con eritema, edema de piel o mucosas, urticaria peribucal y dermatitis atópica.

Síntomas digestivos: Vómitos y diarrea que pueden presentarse solos, pero en muchos casos se asocian a otras manifestaciones clínicas. Es frecuente en lactantes que la primera, y a veces la única manifestación, sea el rechazo a la toma de biberón.

– Síntomas respiratorios: Broncoespasmos recurrentes, silbidos, tos, rinitis, conjuntivitis, que suelen presentarse asociados a otros síntomas.

– Anafilaxia: (reacción alérgica severa que pone en peligro la vida del bebé por severa dificultad respiratoria y compromiso general sistémico) es más frecuente en el lactante que en otras edades.

-¿Es hereditaria esta alergia?

Lo que se hereda no es esta alergia, sino la predisposición genética de presentar distintas patologías atópicas. De hecho un paciente con antecedentes familiares puede debutar con alergia alimentaria (proteínas de leche de vaca) o dermatitis atópica, resolver en un determinado tiempo este trastorno y presentar luego rinitis o asma por ejemplo, por lo cual el seguimiento y tratamiento de pacientes con carga familiar positiva es fundamental para poder actuar sobre la evolución natural de la patología alérgica.

Se considera que si un progenitor es alérgico las posibilidades de que su hijo herede la predisposición, es del 40 por ciento, y cuando ambos lo son las posibilidades aumentan al 70 por ciento, obviamente manifestada de diversas maneras, no sólo como alergia alimentaria.

-¿Esta alergia se mantiene toda la vida o desaparece con la edad?

La mayoría de los niños adquiere tolerancia luego de 1a 2 años de tratamiento específico y por experiencias clínicas se conoce que el 95 por ciento de ellos lo logra a los 3 años. Se consideran factores de mal pronóstico: la no tolerancia a partir de los 4 años, la polisensibilización a otros alimentos y la persistencia de IgE sérica elevada para caseína.

Entre los 2 y 3 años se puede hacer seguimientos con el RAST, pero sin duda las pruebas más fidedignas son la testificación mediante prick to prick (test cutáneo) y luego la prueba de provocación controlada (dar dosis controladas del alimento reactivo). Esto debe hacerlo únicamente el especialista en consultorio, para contar con elementos y medicación necesaria para realizar un tratamiento en caso que se genere una reacción.

-¿Qué procedimiento llevará a cabo el médico especialista cuando los padres detectan que existe esta alergia?

Realizar una detallada historia clínica con énfasis en los antecedentes familiares y un exhaustivo examen físico que permita un adecuado proceso diagnóstico, para indicar el tratamiento específico a quien corresponda y evitar así restricciones nutricionales injustificadas y complicaciones innecesarias.

-¿Está permitido algún lácteo?

Cuando el diagnóstico se confirmó la exclusión es completa, no puede ingerirse ningún lácteo. Tampoco pueden consumirse alimentos preparados con leche de ninguna manera y debería retrasarse la introducción de alimentos con alto contenido alergénico como clara de huevo, pescado, legumbres, colorantes y frutos secos.