Poblada de leyendas, colmada de historia en cada uno de sus recovecos, Hualilán podrá resurgir en el presente como una mina escuela. La intención es aprovechar parte de las instalaciones de las ruinas para que alumnos de carreras afines a la minería, como Ingeniería y Geología, puedan hacer sus prácticas. El objetivo es más que trascendente: Proteger a Hualilán del vandalismo, los grafittis, las paredes quemadas por alguna fogata. Y qué mejor que hacerlo desde un lugar vinculado a la educación. La iniciativa se impulsa desde el área de Desarrollo Sustentable del Ministerio de Minería local, por estar las ruinas en propiedad minera.
Desde hace unos meses se mantienen conversaciones con decanos, institutos y jefes de departamentos de las diferentes facultades, de hecho el viernes pasado se concretó una reunión con académicos de la Facultad de Filosofía que aportará respecto de los aspectos históricos de las minas, aprovechando las numerosas investigaciones y tesinas que existen sobre el tema. A fin de año se espera la evaluación de diferentes proyectos frutos de estas reuniones, para pasar a pleno al llamado a licitación.
“Hemos visitado el lugar con el equipo de la Facultad de Arquitectura para que evalúen el terreno y también con gente de la Facultad de Ingeniería, hay gran entusiasmo e ideas, de hecho en Ingeniería los alumnos ya quieren comenzar a asistir, pero lo estamos armando según las necesidades de los estudiantes para aprovechar el lugar lo mejor posible con seguridad”, detalló Sonia Delgado, a cargo de la Dirección de Desarrollo Sustentable.
Para las carreras de Ingeniería de Minas y Geología esta es una oportunidad que siempre estuvo como anhelo entre los claustros. “Hualilán fue y es para nosotros un lugar de prácticas de campo, donde podíamos ir con materias del plan de estudios y ver el relieve, la geomorfología hasta lo que era el desarrollo de minas considerando la química de los sedimentos en el sector, es un lugar importante desde lo didáctico porque conjuga aspectos geológicos, con labores mineras subterráneas hasta el tema de la mineralización”, explicó Alejandra Pittaluga, sub directora del Departamento de Geología en Exactas, expresando su interés en cuanto a la concreción de esta iniciativa.
Desde Minas también se percibe el entusiasmo porque eventualmente permitirá a los alumnos de cátedras como Explotaciones de Minas I y II, que se dictan en cuarto y quinto año de Ingeniería de Minas, puedan amalgamar la práctica con la teoría en un lugar que les queda cerca de la ciudad. De hecho académicos de la carrera realizaron reconocimientos en el terreno para determinar sus condiciones y están a la espera de que la empresa Golden Mining, dueña de la parte Sur de Hualilán, pueda proporcionarles mapas del lugar para completar la información. “Verificamos portales de las labores, refuerzos en la estabilidad de taludes en las bocaminas, adentro está bien mantenidas y el macizo tiene buena resistencia, sería interesante la incorporación de seguridad para que a priori al mega proyecto podamos ir asistiendo con alumnos en pequeñas campañas”, explicó Alberto Grasso, ingeniero de Minas y profesor de la carrera.
Pensado en la seguridad tanto desde la preservación del lugar como la de la gente que la visite, será a través de la Facultad de Arquitectura desde donde se motorizarán las mejoras arquitectónicas de Hualilán, mediante un concurso para alumnos avanzados de la carrera con el fin de presentar propuestas vinculadas al tema, siempre respetando la esencia y carácter histórico del lugar como patrimonio de la provincia. Las propuestas incluirán renders detallados de nivel profesional, planos y costos aproximados para su concreción. El concurso tendrá un premio monetario.
El reflote de Hualilán como Mina Escuela es una de las tantas aristas de lo que puede considerarse un mega proyecto que busca aprovechar su carácter histórico plasmado en la sinergia entre minería, turismo y agricultura. En principio la idea que se gestiona plantea la existencia de un hotel boutique, un museo minero y emprendimientos productivos que incluyen la plantación de vides y olivos en los alrededores. “Pensamos en una excursión al centro de la mina a través de sus túneles porque lo que buscamos es convertir al turista en minero, para el museo la idea es que haya figuras de mineros a escala real y en cuanto al tema agro productivo la intención es mostrar la convergencia entre minería y agricultura”, contó Delgado. Según adelantó la funcionaria, en breve habrá reuniones con representantes de INTA para profundizar ese aspecto.
Hito de la historia minera
Así como las Ruinas de Hilario, las ruinas de Hualilán conforman parte de los vestigios de la historia minera local y por tanto fueron oportunamente declaradas patrimonio histórico provincial. Las antiguas minas de oro ubicadas en el departamento de Ullum, que en otras épocas pertenecieran a Valle Fértil, fueron una importante explotación de la provincia en la segunda mitad del siglo XIX, donde ya desde la época colonial se realizaban explotaciones. Según el libro “Oro y Plata de San Juan” de Mabel Benavidez de Albar Díaz, desde 1863 las minas fueron trabajadas por la empresa inglesa “Anglo Argentina para la Explotación de las Minas de San Juan Ltda” gestionada por Rickard y luego por otra del mismo origen llamada “Compañía Argentina”, pero en ambos casos los métodos de explotación no fueron adecuados y se paralizaron las actividades. Sus instalaciones como el equipamiento de motores a vapor y molinos, así como construcciones para laboratorios, oficinas y viviendas, conformaron un ícono de la minería argentina que aún mantiene vestigios hasta el día de hoy.
En 1914 las minas tomarían trascendencia otra vez cuando el minero Guillermo Howel instaló una planta de cianuración con tanques para el tratamiento de los relaves generados por las compañías inglesas entre 1872 y 1875. En estas fechas, los ingleses montaron el establecimiento metalúrgico de Hualilán, uno de los más grandes de ese entonces.