A raíz de la nota publicada en DIARIO DE CUYO con fecha del 22 de febrero sobre los jóvenes y la pandemia, el Ministerio de Salud de la provincia detectó los costos que la pandemia va dejando tanto en niños como adolescentes. El tema emociones está por encima de todas las informaciones y la autoestima es el que más llama la atención. Por ello abordamos al Lic. en Psicología Daniel Castro, para poner en contexto de cómo manejarnos y estar atentos a las conductas de los niños y adolescentes hoy.
¿Qué es la autoestima?
Podemos pensar la autoestima como una valoración subjetiva. Cómo nos vemos, pensamos y percibimos a nosotros mismos. Qué opinamos sobre nuestra historia, nuestro modo de relacionarnos y conducirnos en el mundo. La autoestima podría emularse al amor propio. Cuánto podemos querernos. La falta de amor propio puede conducirnos a trastornos psicológicos en los que el sujeto se siente disminuido, inferior o incapaz frente a los demás o a las situaciones que debe resolver y su exceso, puede llevarlo a percibirse superior a otros, o que su modo de ver y percibir la realidad es el único certero y reclamar atención.
Por el contrario, persona que se percibe valiosa, puede permitir y aceptar equivocaciones, fracasos, contratiempos, porque cree que podrá enfrentar y superar esas situaciones. O que puede aceptar la frustración y hacer de ella un aprendizaje. No es un falso optimista, sino, alguien que cree en sí mismo. Las personas que tienen amor propio, fundamentalmente se pueden aceptar, con las cosas buenas, sin falsa humildad, y también con defectos, sintiéndose diferente y tan valioso como el resto de las personas. Es tan perjudicial tener una autoestima deficitaria como demasiado elevada.
¿Cuáles son las características de una persona con autoestima baja?
Las características son distintas, pero, en general, son sujetos que están pendientes de la opinión de los demás, en detrimento de su autonomía personal, viven las actitudes y comentarios ajenos, como personales. Se condicionan a la hora de tomar decisiones, por el "qué van a decir" o "qué van a pensar". Tienden a pedir opinión por todo. Tienden a pedir que el otro los confirme en lo que piensan y sienten.
Tienen miedo a ser rechazados, por lo que suelen evitar dar opiniones, participar, tener iniciativas, tratan de quedar bien con todos y de evitar el conflicto. Viven dando explicaciones y se justifican por todo. Suelen interponer el deseo y las necesidades de los otros, ante las propias, por lo que a veces les cuesta priorizarse, en el descanso, la salud, el cuidado personal, etc.
Estas características hacen que vayan perdiendo la fuerza de la iniciativa, tengan pensamientos de ruina, mágicos como, por ejemplo: "me da miedo que me esté yendo tan bien, seguro, algo malo me va a pasar". Suelen culpar a los demás, a la envidia, al universo, a la mala suerte de sus fracasos.
Tienden a fijarse mucho en la vida ajena, por eso suelen caer en el chisme y juzgar la vida de los otros. Sus conversaciones rondan en general en lo que hacen los demás, porque tiene poco para decir de sí mismos, o les parece que lo propio es irrelevante.
Como tiene temor a enfrentar o ser diferentes, por no ser rechazados, suelen usar la burla o descalificación del otro, por defectos físicos, condición de vida, identidad, etc. Como un modo de asegurarse que pertenecen al "bando de los aceptados".
Pueden ser egoístas, y tender a pensar que los demás los quieren dañar. Por lo que podrían ser despóticos y autoritarios en puestos de poder.
Tienen miedo a encarar cosas nuevas, buscan siempre lo negativo. Tienen una mirada depresiva de la vida, tienden a hablar de padecimientos y enfermedades y a pensar que para llegar a tener cosas buenas, amor, estabilidad económica, etc. Sienten que siempre hay que padecer o sufrir por ellos. Con pensamientos del tipo, "el amor, si no duele, no es verdadero" o "si no hay sacrificio y dolor, es valioso lo conseguido".
Podían poner el acento en la necesidad de perfección, física, estética, etc. Como un modo de hacerse fuertes y valorables en un área del sí mismo. Con extremas autoexigencias en entrenamientos, cirugías, etc.
¿Tiene algunos síntomas?
De las características mencionadas, tienden a presentar síntomas conductuales en el armado de sus vínculos y en el afrontamiento de los conflictos cotidianos. En ocasiones, cuando esto no puede ser simbolizado correctamente, puesto en palabras, pueden aparecer síntomas físicos. O ser la base para algunos trastornos, como dependencias, adicciones, trastornos psicosomáticos, conversivos, etc.
Generar vínculos afectivos de dependencia, que les producen sufrimiento, pero no pueden cortar. Relaciones problemáticas, en las que no son felices, pero no pueden salir, ya sea de amistad, pareja, trabajo, etc. Pueden aparecer miedos, a envejecer, al paso del tiempo, a quedarse solo, etc. Temor a los cambios y a lo diferente.
¿Cuál es la causa de una autoestima inadecuada?
Formar el amor propio, la percepción de sí mismo, es un proceso que se funda en el vínculo temprano, de la madre y el hijo. Depende cómo fue sostenido afectivamente en ese vínculo, y las experiencias tempranas que le confirmaron que era amado e importante para el otro.
Pero este camino se completa y refuerza a lo largo de la vida, con experiencias de vínculo con amigos, familiares, maestros, compañeros de escuela o trabajo, personas significativas. No es lo mismo, un chico que está expuesto a bullying, que orada el concepto de sí mismo, porque le refuerzan la sensación de rechazo, por ser diferente, en lo físico, en la percepción de su identidad o en las posibilidades físicas e intelectuales, que aquel que es confirmado como exitoso por quienes lo rodean. No es lo mismo, la persona que, frente al fracaso, es confirmado por sus padres, o los que lo rodean, como alguien que sigue siendo valioso, amado y que podrá superarlo, que aquel que es siempre castigado y se le refuerza la idea de que no puede equivocarse.
¿Cómo saber si mi autoestima está baja?
La visión subjetiva de sí mismo, el amor propio, es una construcción que se lleva adelante desde el día 1 de nacimiento y a lo largo de la vida, es parte de la construcción de la identidad, del sí mismo, por lo que hay veces en la vida que puedo sentirme más o menos valioso, más o menos exitoso, etc. Pero quizás el mejor indicador de una autoestima normal y saludable, es poder aceptarse, con defectos y virtudes, con aquellas cosas que jamás podré cambiar y con aquellas que quiero mejorar para sentirme mejor. La no aceptación de sí, el constante hostigamiento y cuestionamiento de sí mismo, el constante juzgamiento de cada error del pasado y no poder perdonármelo y aceptar que esa decisión a pesar de ser errónea era lo mejor que podía hacer en ese momento que la tomé, son indicadores de un amor propio más débil.
¿Es un trastorno mental? ¿De qué tipo?
No sería un trastorno mental, sino más bien una condición de la estructura del "Yo", que presenta algunas vulnerabilidades en su conformación y esto, sí podría condicionar la formación de trastornos mentales diversos, o a flaqueza frente a ciertos conflictos vitales.
¿Cómo se trata? ¿Requiere de ayuda psicológica?
Sin duda se puede trabajar y mejorar, con psicoterapia y también con actividades que permitan trabajarse a sí mismo, reconocerse, y aceptar, las limitaciones y posibilidades de uno mismo, como un estado de completud.
Los seres humanos somos únicos, e irrepetibles y completos como somos, con defectos y virtudes. No necesitamos a nadie que nos complete, no necesitamos ser "media naranja" de nadie, somos un todo. Y no podemos hacer felices a nadie. Cada uno es responsable de la propia felicidad. Nuestra vida se construye de aciertos y fracasos, y eso nos vuelve queribles y significativos para el otro. Si alguien nos quiere cambiar a "su" gusto, no nos acepta como somos, y si aceptamos cambiar para que el otro se sienta feliz, caemos en la trampa de no querernos y aceptarnos a nosotros mismos. Cada uno debería poder confirmarse como bueno, como único y poder vivir feliz en soledad con uno mismo, para poder construir un vínculo sano con el otro. Sin condicionarse a ser lo que el otro quiere o necesita para hacerlo feliz o para hacerme feliz. Y eso se logra cuando uno tiene un amor propio fuerte.
¿Por qué los jóvenes sufren de esto?
Los niños y adolescentes lo sufren más porque su Yo está en plena construcción y, por ende, es más vulnerable a los avatares de la realidad cotidiana, que muchas veces exige ciertos criterios de belleza, identidad u orientación sexual, capacidad física o intelectual.
Enseñar a un hijo a aceptarse, en aciertos y fracasos, y que merece ser amada, aún con sus propias miserias, hace que, por un lado, crezca sin cargar la culpa de que el otro me quiera siempre y cuando yo cumpla con su expectativa. Si yo puedo enseñar a un niño, que si el otro no lo quiere (y eso puede ser posible) es porque no puede, no porque yo tenga algo malo, defectuoso, o porque no cumplo con su expectativa, no sólo lo libera de culpa, sino que lo hace más fuerte para soportar la frustración y aprender en la vida. A la vez que enseña, la tolerancia y aceptación de lo diferente como una riqueza, no como una amenaza, es ayudarlo a construirse en un amor propio más fuerte.
Por: María Inés Montes
Fuente: Lic. Daniel Castro – M.P. 613

