La inocuidad de los alimentos, según la Dirección Nacional de Alimentos, es la garantía de que los alimentos no causarán daños al consumidor cuando se preparen y consuman de acuerdo con el uso al que se destinan.
Es clave entonces en tiempos de "pandemia" como la ocasionada por el Covid-19, difundir, capacitar a los manipuladores de alimentos y controlar el cumplimiento de las buenas normas de producción, manipulación y comercialización de alimentos; si lo que se busca es prevenir contagios y garantizar la salud de la población.
Es que uno de los objetivos de un servicio de comida es ofrecer a sus clientes alimentos de calidad que sean seguros, es decir que estén libres de contaminantes que de alguna manera puedan afectar la salud de quien los ingiere, señala esta dirección.
Es en la implementación y control de las las Buenas Prácticas de Manufactura -BPM- donde las reparticiones públicas del Estado deben hacer su mayor esfuerzo en este tiempo crítico para la humanidad.
Las BPM o serie de prácticas y procedimientos incluidas en el Código Alimentos Argentino (CAA) desde el año 1997, son herramientas obligatorias para los establecimientos que producen y comercializan sus productos alimenticios en el país.
Es que la inocuidad de los alimentos no es responsabilidad de una sola persona, sino de todos los que componen la cadena agroalimentaria; incluidos los entes de control.
Si bien está bien establecida la normativa nacional e internacional, que son los elaboradores los principales responsables por la inocuidad de los alimentos que producen, la Autoridad Sanitaria cumple un rol fundamental; y esta responsabilidad se extiende solidariamente hasta el consumidor.