LECHUGAS. Lote con malla antigranizo, mulching y riego por goteo. La imagen es de Bella Vista. 

Quizás al intentar hacer un balance de la actividad semillera de esta campaña, no nos encontremos con la realidad de los otros sectores. Y en parte sí. 

Es que, si bien este 2019 no ha sido nada fácil para los que integran este grupo de producción en forma directa o indirectamente, hubo resultados en el mercado tanto nacional o doméstico, como el internacional, más exigente, que taparon parcialmente ese desfasaje. 

Tanto el ascenso del dólar, como la devaluación, los afectó, los precios de los insumos, como agroquímicos y fertilizantes se fueron por las nubes, los precios de los tractores y las maquinarias, asimismo las facturas de los pozos de bombeo ascendieron, y los jornales de mano de obra también, pero hubo un año digamos aceptable.

A nivel privado, los productores han seguido, aunque a menor ritmo, con sus inversiones. Tanto con varios galpones para la limpieza, como con maquinaria para el procesamiento de simientes, se sigue con la modernización.

Y no olvidemos los numerosos secaderos, que se utilizan tanto para el secado natural de la semilla al sol, como para la conservación de bulbos de cebolla por ejemplo, para dar optimización de uso continuo a las inversiones hechas en la finca.

También algunos apellidos ilustres en esta temática, de vasta trayectoria en el tiempo, han sumado mejoras a las oficinas de administración, minilaboratorios, nuevos sistemas de envases y etiquetado, y avances en la trazabilidad final del producto. En Pocito está el modelo a seguir.

En lo que respecta a inversiones a nivel público, el Ministerio de la Producción ha apoyado al Instituto Hortícola Semillero en gran medida. Allí se hace investigación y fiscalización. Desde la instalación y puesta en funcionamiento de un pozo para el riego en el predio de Marquesado, donde se hacen numerosos ensayos de vides y hortalizas, hasta el mantenimiento de los laboratorios de Análisis y Calidad de Semillas, de Fitopatología, de Nematología, de Tejidos Vegetales y Micropropagación, Banco de Germoplasma y Marcadores Moleculares.

Allí los números se han mantenido en los análisis de poder germinativo realizados, para Certificación Mercosur (con aprobación de Inase -Instituto Nacional de Semillas-) siendo 281 muestras para la temporada 2016 y 277 para el 2018. Se han incorporado semillas de cebolla de los productores locales al Banco de Germoplasma. 

Recordemos que dentro del término "semilla" entran todos los órganos de siembra y propagación, por ello, las estacas de vid, por ejemplo, también están. Otro de los trabajos es la producción de plantas de vides libres de virus, con caracterización varietal mediante técnicas de HRM (High ResolutionMelting).

Se continúa con el Convenio de Insemi, con INTA, Inase y Asprosem, para la evaluación de materiales de cebolla de día corto, medio y largo, para que los agricultores locales puedan inscribir sus materiales en el Registro Nacional de Cultivares. En diálogo con Suplemento Verde esta semana, los ingenieros agrónomos Juan Manuel Raigón y Alejandro Montoro, que integran este proyecto, informaron que "este año se evalúan 4 materiales de ciclo corto, que se compara con la testigo que es la Angaco INTA (una creación del Ing. Agr. Antonio Raúl Acosta, genetista del INTA local); 1 variedad nueva de ciclo intermedio, que se contrasta con Navideña INTA y 14 materiales de ciclo largo, que se comparan con la tradicional y conocida Val14 INTA".

Prosiguieron "ya se evaluaron los bulbos de cebollas madres, de ciclo corto, estamos a punto de examinar los de ciclo medio y para fines de febrero vienen los de ciclo largo. En el caso de corto, son evaluaciones de segundo año, queda un año para aprobar. Hasta ahora han respondido muy bien. Si responden en cuanto a homogeneidad, estabilidad y novedad, se pueden inscribir a nivel nacional en el registro. Este trabajo en equipo, entre agricultores de Asprosem (Asociación Sanjuanina de Productores de Semillas), y los entes públicos Inase (local), INTA y el Inase (nacional) es inédito y marca el avance que hay entre todos los actores del segmento".

Sergio Avendaño, desde Asprosem aseguró "en la georreferenciación, estamos como la campaña pasada, en el mapa hay unas 700 hectáreas, fundamentalmente de lotes de variedades e híbridos de cebollas, en menor escala hay zanahorias y otras especies".

Antonio Sánchez, referente de la actividad aseguró "seguimos a full como cuando empezamos, allá por el año 2008, buscando mejorar todas las temporadas, y nos comprometemos a hacer controlar todas las acciones, por la Ley 1036 L, con el equipo técnico del Insemi. Con esto, la semilla sale de calidad y alta sanidad. Los mercados nos piden que no haya contaminación y con el mapeo y control (en registros y a campo) se está logrando".

 SORTER. Una de las máquinas incorporadas como selectoras de color, en Insemi.

 

 MAPEO. La georreferenciación permite evitar contaminaciones. Imagen del 2019. 

 

 ENSAYOS. En el Insemi y el INTA se hacen con variedades de cebollas.

 

SECADEROS. En todo el Valle de Tulum se han armado estas instalaciones.

 

 

> Los mercados nacionales y extranjeros

 

A nivel nacional, las semillas de cebollas siguen manejando el mercado desde San Juan. Las variedades de ciclo temprano tuvieron muy buenos precios, en promedio $1.500 por kilo, lo que tranquilizó a quienes se dedican a este segmento. Para las variedades de ciclo tardío, que son producidas en un grupo mayor de gente, no cotizaron como se esperaba, ya que el intervalo de valores estuvo entre $600 y $900, más cerca del primer precio, para la mayoría de los vendedores. El hecho de que hubiera un año "bueno" para la venta de bulbos de cebolla, movió el mercado semillero. En el caso particular de las tempranas, como Angaco INTA, Valencianita, Primavera, Tupungato y otras, las bolsas de bulbos no cotizaron bien. En cambio, los pedidos de Brasil, y del Norte Argentino, hicieron que las tardías, con la Val14 INTA a la cabeza, la Valenciana, la Grano de Oro y otras, se vendieran a precios de inicio de campaña de $160-$180, para terminar en pleno invierno a $560-$600, con escasas existencias en la provincia.

Zanahorias, lechugas, hinojos, puerros, perejiles, eneldos, brócolis, coliflores, zapallos, rabanitos, remolachas, rúculas, y en menor medida porotos, maíces, melones, sandías, tomates y pimientos, integraron las ofertas locales de semillas vegetales para los mercados.

La semilla de alfalfa se encuentra en un momento de transición, hay una mejora en los valores del kilo pagado al productor, y hay interés en trabajar en la multiplicación. Pero las empresas nacionales y algunas extranjeras, dudaron en encarar seriamente contratos este año, por la incertidumbre del dólar, la inflación y por el año electoral, que postergó todas las definiciones.

La Chimbera, Colonia Aybilí y Casuarinas dejaron de tener plantaciones de alfalfa para semilla; también Carpintería y Pocito; Huanacache y Las Lagunas, en Sarmiento, desaparecieron. Pero quizás el nuevo escenario haga que se renueve el negocio. Hoy una bolsa de simiente de 25 kilos para la siembra ronda los $15.000. El sector pastero está creciendo en zonas como Angaco, San Martín y Jáchal, y esto traerá aparejada una alta demanda de semillas de calidad. 

También disminuyeron notoriamente las plantaciones de variedades de lechugas para semillas que se hacían en el departamento Iglesia; asimismo de porotos varios. Papas Spunta, Kennebeck y Asterix, en Calingasta desaparecieron; los ajos para semilla se los produce cada productor en forma individual.

En lo que respecta a exportaciones, hubo un mantenimiento de la superficie, y algunos hablan de una pequeña disminución, las cebollas de día corto, intermedio y largo. Tanto para colores marrones, blancos o rojos, se prosigue con la producción para empresas de Estados Unidos, Holanda, Alemania, Japón y otros países asiáticos, España, Sudáfrica, Perú, Chile y Brasil.

Las empresas multinacionales exigen y los productores responden. Entre los avances de este año, aparecen la consolidación de uso del método seed to seed (de semilla directo a semilla, o también de plantín), sin la producción de bulbos en el primer año. Esto trae ventajas económicas y de tiempo. También se suma la incorporación del uso de los drones para mediciones, controles con agroquímicos, mapeo de suelos, estudios hídricos, de plagas y enfermedades etc. Asimismo, la digitalización de tareas y trámites, agiliza los tiempos, un caso especial es el DTV (Documento de Tránsito Vegetal) que se manejó desde Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Alimentaria) con rapidez. Hubo notables mejoras en esta temporada, además, en las etapas de polinización y poscosecha.