Quizá el paso sea lento, pero el caminante va seguro y audaz. Así lo demuestran los Malbec sanjuaninos que -con calidad garantizada-, van dejando sus huellas a donde llegan. Esta vez fue en Alemania, en el certamen "Mundus Vini", donde participaron 3.022 vinos, procedentes de un total de 42 naciones vitivinícolas que fueron evaluados por un prestigioso jurado internacional, que no sólo otorgó una medalla de Oro al Pyros Limestone Hill 2018, procedente de Pedernal, sino que también lo reconoció como "El mejor vino de Argentina".

La elección estuvo a cargo de expertos, entre ellos enólogos referentes de distintos países productores y destacados sommeliers, quienes fueron los encargados de evaluar una enorme cantidad de muestras para puntuar a cada vino y llegar a las conclusiones finales.

Más allá del reconocimiento a la marca en particular, es un mimo para la provincia porque es también un premio a los suelos calcáreos de este valle, al clima privilegiado, a las aguas de la cordillera y a todos los trabajadores del sector.

Este vino proviene de una parcela destinada exclusivamente a cultivar las vides que dan origen sólo al Limestone Hill. Está ubicada sobre la ladera de la Sierra de Pedernal, a 1.400 m.s.n.m, posee suelos compuestos por rocas calcáreas originadas hace 480 millones de años sobre un lecho marino, y material fino: arena, limo y arcilla.

Se trata sólo de una partida limitada de 5.392 botellas y cuesta 12.000 pesos, con lo cual se posiciona entre los de mayor valor en la provincia.

El ingeniero Gustavo Matocq es el responsable del área agronómica desde hace muchos años, con lo cual asume la responsabilidad de todo lo que allí se cultiva, en tanto la enóloga Paula González tiene a su cargo el área técnica y es de quien depende -junto a su equipo de trabajo-, la calidad de las líneas Pyros.

"El Limestone Hill es el resultado de micro vinificaciones en distintos recipientes, siguiendo un proceso muy artesanal. Es un Malbec que posee gran intensidad aromática, ofreciendo frutas rojas, hierbas aromáticas y sutiles notas de flores silvestres. En boca es fresco y vibrante con una textura de taninos de grano muy fino, donde destacan las notas minerales, de cerezas y hierbas aromáticas; un vino que se expresa en complejas capas de sabor", explicó Paula.

En definitiva, el suelo junto al clima frío del lugar dan el carácter único al Pyros Vineyard Limestone Hill Malbec, y lo dicen los expertos.

Otro dato curioso es que desde que este viñedo fue plantado en 2008, se han realizado sólo tres cosechas destinadas a este vino, y ya cuenta con un galardón de este tipo.

Pyros Wines fue creado por Myndert Pon, el fundador de Bodegas Salentein, quien al ver el potencial de la zona con sus suelos calcáreos de origen prehistórico, las temperaturas frías y la gran amplitud térmica, decidió realizar las primeras plantaciones de viñedos.

El viajero que eligió estas tierras

La cepa Malbec, como tantos ascendientes de argentinos, llegó como inmigrante, y no sólo se quedó acá porque -por aquel entonces-, las cosas eran mejores que en el viejo continente, sino porque el suelo, clima y la temperatura le favoreció más que a nadie.

Claro que para que reconocieran su arraigo y su estirpe adquirida naturalmente, debieron pasar unos 150 años. Eso sí, cuando lo logró se transformó nada más ni nada menos que emblema nacional, al punto que el mundo lo busca por su identidad argentina. Lejos quedó su acento francés, para tomar diferentes tonadas regionales que se perciben desde un primer contacto en nariz y en boca.

En la actualidad hay unas 45 mil hectáreas cultivadas a lo largo y ancho del país, siendo Mendoza su principal productor con 37.700 hectáreas, seguido por San Juan con casi 2.800 hectáreas, mientras que el resto está distribuida entre otras 16 provincias vitivinícolas.

Estas cifras, sumadas a la calidad de los Malbec, le han permitido a Argentina posicionarse como uno de los grandes productores del Nuevo Mundo, al punto que en el extranjero es la variedad de preferencia si procede de esta parte del planeta. 

Sin lugar a dudas que quien decide exportar y ganar mercados en el exterior debe contar en primer lugar -para abrirse camino-, con este varietal tan demandado.

El bien querido emblema nacional fue traído de Francia, para ser más precisos de la Región de Cahors, donde según dicen algunos historiadores llegó de la mano de los romanos. En otras palabras su origen debió ser en otro punto del mundo. Quizá sea ese el motivo por el cual también se lo conoció con varios nombres: Cot, Pressac, hasta llegar a Malbec.

Esta última apelación tomada internacionalmente-, se debe al apellido del húngaro -Monsieur Malbeck-, el primero que consiguió plantar esta cepa por separado en grandes parcelas y con el tiempo se encargó también de esparcirla por Francia, comenzando por Cahors y después, Burdeos.

Quien la trajo a Sudamérica, según cuenta la historia, fue el ingeniero agrónomo Michel Pouget, por encargo del entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento.

En 1962, Argentina llegó cantidades importantes de esta variedad, pero fue casi a fines del Siglo XX cuando se descubrió su potencial para hacer vinos de alta calidad enológica, como sucedió con otros varietales nobles. 

A todo esto, se sumó que Francia perdió su Malbec por la plaga de Filoxera – actualmente y tras la reposición apenas supera las 6 mil hectáreas-, y cuando lo tuvo en cantidades lo usó y usa-, como vino de corte para potenciar a otros varietales.

Lo cierto es que los diferentes suelos de Argentina, entre los que por supuesto se incluye San Juan, sumado a sus características geográficas y climáticas, favorecieron enormemente las virtudes de esta cepa. El resultado son vinos versátiles, de gran plasticidad, ya que se los puede encontrar desde muy frutados y livianos, hasta muy corpulentos con notas más maduras o complejizadas por la madera, según la zona y la decisión del enólogo que los elabora.

En casa

San Juan, tras la reconversión vitivinícola de los años 90, comenzó a producir los vinos que ahora llaman de "alta calidad enológica", sumándose a los tradicionales de consumo diario -que también gozan de muy buena calidad- y que son los que proveen el sustento a los empresarios locales. De a poco, a pesar que tanto se decía que el Syrah era casi "la bandera sanjuanina", por sus inigualables características organolépticas, supo ganar un terreno por derecho propio.

Ni hablar de los buenos resultados que este varietal logró en los diferentes valles locales, cada uno con sus propias cualidades. 

En el Valle de Tulum no dejan de sorprender los exponentes con notas frutadas, de fácil boca, y tan agradables que pueden ser consumidos en cualquier circunstancia. Del mismo modo en los valles más altos como Pedernal, Zonda -sobre todo La Ciénaga-, y Calingasta, se obtienen vinos con un nivel único de acidez natural y hasta notas vegetales que suman a su complejidad. Se puede decir en la actualidad que el Malbec sanjuanino, más allá de su zona de procedencia-, se muestra amante de estos suelos, clima y sol que acentúan sus implacables condiciones naturales. Y así lo demuestra el medallero que cada vez acapara más premios, y ni hablar si es calificado por su relación precio calidad, que resulta indiscutida por los buenos consumidores.

 El más exportado

Los números de las exportaciones de Malbec terminan de definir las razones por las cuales es la cepa emblemática del país. En el 2020, afianzó su éxito comercial internacional con un total de 128.828.560 litros exportados, y permanece como la variedad argentina más elegida en el mundo, ampliando su posicionamiento en una mayor gama de estilos.

Con 45.657 hectáreas, el Malbec es la cepa más cultivada del país. Más aún, la producción de Malbec en Argentina marcó un incremento del 52% desde 2010 y, según datos del INV, es la variedad de mayor producción a nivel nacional con 3.721.290 quintales en 2020, representando el 39.96% del total de tintas elaboradas. Mendoza mantiene su liderazgo en la producción nacional de Malbec con 3.195.129 quintales (85,86% del total de tintas elaboradas) y a ella le siguen San Juan con 246.806 quintales (6,63%), Salta con 122.384 quintales (3,29%) y La Rioja con 65.677 quintales (1,76%).

En lo que refiere al mercado externo, el 45,87% del total exportado es sólo Malbec y 119 países recibieron al menos un envío de Malbec durante 2020.

Fuente: Wines of Argentina

El Día M

El 17 de abril fue elegido para celebrar el Día del Malbec porque en esa fecha, pero en 1853 Domingo Faustino Sarmiento presentó un proyecto ante la Legislatura de Mendoza para fundar la Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Por lo tanto, esta fecha no es sólo el símbolo de la transformación de la vitivinicultura nacional, sino el punto de partida para el desarrollo de esta cepa que hoy es un emblema de Argentina.

El Malbec llegó de la mano del francés Michel Aimé Pouget, un agrónomo contratado por Sarmiento para llevar adelante la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza e incorporar nuevas cepas europeas como medio para mejorar la industria vitivinícola nacional.

En aumento

En 1990 cuando se realizó el V Censo Vitivinícola Nacional se contabilizaron 10.456 hectáreas de Malbec en Argentina, de las cuáles 9.580 eran de Mendoza y 156 de San Juan. En la actualidad hay 45.657 hectáreas, de las cuales 37.754 son de Mendoza y 2.792 de San Juan. El resto está repartido entre las otras provincias vitivinícolas.