Estuvimos en Mendoza para conocer el oasis de Malargüe, y nos quedamos impresionados con la prolijidad, la seriedad, la organización, y la infraestructura y la mecanización que posee esta actividad agrícola. Por ello, SUPLEMENTO VERDE entrevistó al Ing. Agr. MSc. Jaime Ortego, quien vivió y trabajó en Malargüe entre 1986, año en que se inauguró la Agencia de Extensión Rural, y el año 2000, en que asume como presidente del Iscamen (Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza). Ocupó este cargo hasta fines de 2003 lo que lo mantuvo unido al quehacer de ese departamento. Hoy en día continúa en contacto con los productores y conforma el Comité Provincial de Papa Semilla de Mendoza. Concretó una Maestría en Protección Vegetal en la Universidad Austral de Chile en 1990 y su trabajo de tesis fue el estudio de los pulgones y su relación con los virus que afectan la papa. Contribuyó a la generación de conocimientos fitosanitarios de relevancia en Malargüe, la generación de normativas legales y normas de manejo y la difusión en el país y el mundo de las condiciones fitosanitarias de los oasis de este departamento del sur de Mendoza.

Ortego explicó que este departamento posee un extenso territorio enclavado en el inicio norte de la Patagonia argentina, con un clima semidesértico, frío, seco. Estas características que normalmente constituyen desventajas desde el punto de vista productivo y comercial, han sido aprovechadas como verdaderas ventajas competitivas. En efecto, el aislamiento geográfico y la rigurosidad del clima, especialmente la aridez, impidieron, o al menos han dificultado, el ingreso y establecimiento de plagas y enfermedades de las plantas. Las condiciones naturales apuntadas se vieron fortalecidas a partir de comienzos de la década del 80. Por un lado con sustento legal ya que en 1982 Malargüe fue declarado Área Diferenciada para la Producción de Papa Semilla Fiscalizada. Por otro lado con el apoyo de productores, técnicos e instituciones respetando las normativas dispuestas y generando información que permitió establecer normas de manejo fitosanitario adecuadas. Todo esto hace que Malargüe en la actualidad pueda ser considerado como un paraíso fitosanitario. Haciendo historia, el experto dijo que antiguamente la agricultura se limitaba al cultivo de alfalfa para el ganado local y el que transitaba rumbo a Chile.

Al preguntarle quiénes fueron los primeros productores, respondió que en la segunda mitad del siglo pasado, algunas de las estancias como La Bandera y El Chacay comenzaron a realizar cultivos de papa que, según cuentan algunos memoriosos, tuvieron excelentes rendimientos y una sanidad envidiable. Poco después, esta información llegaría a manos de algunos agricultores de otras zonas que necesitaban papa semilla para sus cultivos en otras regiones como el Valle de Uco o las provincias de Córdoba y Buenos Aires. Los primeros en advertir estas bondades fitosanitarias para la papa de los oasis del sur oeste de Mendoza fueron sin dudas los hermanos Carlos y Gerardo Aguado, el Gringo y el Negro para los amigos. Vinieron de Tupungato donde producían principalmente papa consumo, buscando un lugar en el mundo donde producir papa para siembra de alta sanidad para sus cultivos.

¿Y los primeros profesionales, quiénes fueron ? En 1979 llegaron a la Estancia Las Chacras, quizá uno de los primeros oasis cultivados de Malargüe, y se instalaron y diseñaron allí los campos de cultivo con el asesoramiento de ingenieros agrónomos de la talla de Huberto Lucero, Ramón Martínez y Eduardo Vega. Pronto comenzaron a sumarse a la actividad papera nuevos productores y nuevos terrenos. Grandes superficies en las también grandes estancias y pequeñas y medianas especialmente en los terrenos de la colonia Cañada Colorada. Los buenos resultados alcanzados y las gestiones realizadas por la recientemente creada Asociación de Productores de Semilla de Papa de Malargüe (APSPM), bajo la presidencia de don Víctor Ferrero, atrajo ya a principio de los ’80 (1982) a técnicos e instituciones que realizaron importantes aportes. Del INTA acudieron los ingenieros Marcelo Huarte, Américo Mendiburu, Eduardo Vega, Ricardo Pícolo y Olga Gracia. De la Facultad de Ciencias Agrarias, Ricardo Tizio, Huberto Lucero y Susana del Toro.

Ortego dijo que los trabajos realizados por estas instituciones y la gestión de la APSPM, condujeron a la declaración de Malargüe en 1982, por decreto 5036/82, como Área Diferenciada para la producción de Papa Semilla Fiscalizada y determina como organismo de aplicación a la entonces Dirección Agropecuaria que instala una oficina en Malargüe. Ya este decreto restringía las siembras locales a semillas de origen Malargüe o producidas bajo condiciones controladas. El año 1986 es también un año importante en el derrotero de Malargüe para posicionarse como importante productor de papa semilla. La APSPM obtiene la personería jurídica y el Centro Internacional de la Papa organiza en Malargüe un curso internacional de producción y fiscalización de Papa Semilla con la asistencia de técnicos y profesores de toda América Latina.

Otro hito relevante, según el especialista, se da en 1986 cuando se cosecha la primera producción de minitubérculos aportados por Diagnósticos Vegetales en las personas de la ingeniera Ana Escarrá y Juan Barrenechea. En septiembre de ese mismo año y bajo el impulso de la APSPM y el apoyo de la Municipalidad de Malargüe, se inaugura la Agencia de Extensión Rural Malargüe del INTA.

Ahí se comienzan a realizar trabajos de investigación en epidemiología de plagas y enfermedades, especialmente las causadas por nematodes y por los virus más importantes de la papa. En 1988 se promulga la Ley 5326/88 que otorga protección fitosanitaria a Malargüe y reafirma y amplía los alcances del decreto 5036/82. Por otra parte crea e impulsa el Comité Provincial de Papa Semilla, estamento de crucial importancia en la protección y desarrollo de la actividad papera. En 1989, gestionado por organismos locales y por el Ing. Darío Fernández de la Dirección Agropecuaria, se instala la Barrera Fitosanitaria en El Sosneado que permitió hasta hoy controlar el ingreso y egreso de materiales vegetales, un reaseguro de la sanidad de los oasis malargüinos. A fines de la década y ante la aparición de problemas con la infección con virus en Malargüe y en todo el país, comienzan a realizarse experiencias de producción de semilla básica en los pequeños oasis de altura. Y en 1992 se firma un convenio entre el INTA, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNC, la APSPM y el Gobierno de Mendoza para la producción masiva y multiplicación de importantes cantidades semilla prebásica que permitieran recuperar los históricos niveles sanitarios del área. Y para la construcción y puesta en marcha del Centro de Estudios y Análisis de Papa Semilla Dr. Américo Mendiburu, constante de un laboratorio de virus que, bajo la Dirección Técnica del INTA Malargüe, permitió la realización de los análisis dentro del departamento.

La gran ampliación de la superficie cultivada a más de 1600 hectáreas, agregó Ortego, vino de la mano de actores importantes, como la Estancia El Chacay de Martínez Hnos., Proarpa de Hernández y La Bandera, de Aldo y Arnaldo Bujaldón, que se sumaron a otros pequeños y medianos productores como Marcelo Correa y Marcelo Schajnovetz. En 1996, luego de una intensa prospección de suelos, se declara a Malargüe: Area Libre del Nemátode Nacobbus aberrans, lo que permite establecer un estatus diferencial con otras áreas.

Bajo la atenta mirada del Iscamen, el INTA, el Inase y los productores, Malargüe ha seguido produciendo tal vez una de las mejores papas semilla del país. En los últimos años del presente siglo, se han producido importantes avances en materia de conservación local de la semilla y en la producción de materiales prebásicos (minitubérculos) con la instalación de laboratorios e invernaderos. A nivel de campo, la mecanización y tecnificación ha dado pasos muy importantes. De las viejas arrancadoras de disco, todavía usadas por los más pequeños productores, pasando por las arrancadoras de cadenas, hoy podemos ver también cosechadoras totalmente automatizadas. Después de picos de más de 1600 hectáreas/año, la producción parece haberse estabilizado en unas 1000 hectáreas, compatible con las tierras y el agua disponible. La condición fitosanitaria original parece mantenerse gracias al esfuerzo de incontables instituciones y de los productores de Malargüe que siguen contribuyendo con su fuerte conciencia semillerista. Hoy la producción de alrededor de 400.000 bolsas de papa semilla significa para Malargüe el más importante recurso económico agropecuario de unos 8 millones de dólares y la generación de 500 puestos de trabajo directos permanentes y otros tantos indirectos. Sin dudas un motivo más que interesante para procurar el mantenimiento y aprovechamiento a perpetuidad del recurso fitosanitario que nos proveen estos aislados oasis andinos.