Por Myriam Pérez y Paulina Rotman
Fotos: Colaboración familias Riveros Rosa y Pastén Vera
Lisandro, 31 semanas, todo un valiente
Es dueño de una sonrisa iluminada. Lisandro no acusa recibo de todo lo que pasó cuando nació porque evidentemente decidió aferrarse a la vida y al amor de Federico y Melisa, sus papis. Desde el primer minuto, y casi sin consciencia de todo lo que su bebé debía superar, estuvieron como guerreros junto a él, que en pocos meses demostró que todo se puede.
Nació el 31 de mayo de 2018 con un kilo ochocientos gramos y varias de las complicaciones que tiene cualquier pequeñito que nace antes de tiempo (en este caso 31 semanas). Actualmente es fuerte, sano, Y como tal hace las mismas travesuras que cualquier chico de un año y poco más de dos meses. Fue duro, pero pasó y ahora sus papis se permiten contar la historia para dar fuerzas y esperanzas a otros padres que pasan por lo mismo.
"Nunca nos imaginamos que iba a estar 33 días en terapia neonatal, ni tomamos verdadera magnitud de lo que podía pasar, nos dimos cuenta luego. Por suerte, y esto lo agradezco tanto, el Sanatorio Argentino tiene una terapia en la que pueden estar los padres todo el tiempo que quieran. Nosotros nos instalamos ahí, fue un período durísimo", dice Federico.
La llegada anticipada de Lisandro se produjo a raíz de que Melisa tenía exceso de líquido amniótico, algo que en medicina se denomina "Polihidramnios".
"Por ese motivo, Meli tenía controles permanentes para saber cómo estaba el bebé. Así fue que el control que el doctor Conti le hizo el día 31 de mayo determinó que de inmediato le harían la cesárea. El venía muy bien de tamaño, pero debía quedar en neonatología hasta alcanzar los dos kilos. Primero bajó hasta un kilo seiscientos y las cosas se fueron complicando. No supimos la gravedad de los hechos hasta que no pasó todo", relata el papá.
Pasados los peores momentos se enteraron que el médico había tomado esa decisión porque el bebé comenzó a tener problemas en la circulación sanguínea del cerebro. "En la ecografía le miden la velocidad del flujo sanguíneo de la arteria cerebral media y a él ya le habían detectado que le había disminuido. El médico nos explicó que ante eso empiezan a aparecer las posibilidades de muerte del bebé, por eso decidió la cesárea de inmediato", relata.
A eso se sumaba que el bebé podía tener problemas respiratorios, visuales, entre otros que no sucedieron o logró superar.
"En ese momento estabamos contentos porque lo íbamos a conocer, pero no sabíamos los riesgos. Apenas nació le colocaron respirador y sueros. Detectaron que él no tenía cerrado un ductus arterioso -suele pasar en los bebés prematuros-, y si no se cerraba con medicación lo tenían que operar. Evolucionó bien, zafó de la operación del corazón (ductus), la consulta con el oculista también fue buena porque a muchos prematuros los deben operar porque no tienen formada la cornea", dice con Fede con alegría.
Melisa confiesa que entendió todo luego de que sucedió porque el tiempo lo ocupaba en hacer todo lo que decían los médicos al pie de la letra y darle mucho amor a Lisandro. "Después supe que el equipo médico esperaba un chico en muy mal estado y que la naturaleza es tan perfecta que cuando pasa algo así el desarrollo del bebé es más rápido, tanto que nació con 31 semanas de gestación, pero fisiológicamente tenía 34. Pasamos noches difíciles, pero todo lo superó", cuenta Melisa quien no olvida un momento en particular.
Lisandro pasaba a diario por una serie de análisis, uno de esos días, le permitieron colocarlo en su pecho, aún cuando no sabía succionar. "En ese momento mientras le sacaban sangre sólo me miraba, ni siquiera lloró. Fue algo hermoso, fui su refugio", dice Meli.
La vuelta a casa demoró por una infección urinaria, pero nada los abatía, al contrario, las fuerzas salían de su amor y de su fe.
Fede y Melisa entienden que los cuidados especiales, la tecnología y los recursos humanos que rodearon a Lisandro ayudaron, indudablemente, a su superación, pero también la fe aporta lo suyo. Creyentes y devotos de la Medalla Milagrosa, antes de partir a la cesárea se detuvieron en el Santuario para encomendarse a la Virgen y tras el nacimiento de Lisandro le prometieron ir de por vida a la misa que se realiza el 27 de cada mes. "Es un abismo verlo como lo vimos y verlo ahora. Estamos agradecidos", coinciden Meli y Fede.
Ramiro: 6 meses, poco más de un kilo y mucho valor
Todavía su mamá, Eliana, no puede explicar por qué razón el pequeño Ramiro, ese bebé hermoso que ya tiene 1 año y 10 meses, al que le encanta andar en triciclo y tomar agua, nació tres meses antes de la fecha de parto.
Ella transitaba la semana 28 de embarazo con normalidad, con el peso esperado y cumpliendo a rajatabla los controles médicos mensuales, en los que nada hacía prever que el proyecto de la familia Pastén-Vera se adelantaría. Ahora, que ya pasó el susto, dice que su hijito estaba decidido a nacer y que es tan "agrandado” que lo hizo cuándo y cómo quiso.
Fue un rato antes de que terminara el Día de la Madre (el 15 de octubre de 2018), cuando las contracciones comenzaron a inquietar a esta pocitana de 26 años en ese entonces. Algo no estaba bien y por eso con su esposo, Mario, fueron al Hospital Rawson para un control. No atinó a llevar ni un bolso ni nada de la ropita que ya estaba preparando con anticipación, porque su idea era volver pronto a la casa. Claro que lo que no sabía era que estaba a punto de ser mamá, a juzgar por el nivel de dilatación, fase con la que se inicia el trabajo de parto.
"Pasó poco más de una hora y Ramiro ya había nacido inesperadamente por parto natural. yo tenía tantos miedos que no entendía lo que me decían. Lo único que quería era ver a mi chiquito”, cuenta la mamá primeriza. Justamente lo que un equipo de médicos y enfermeras trataban amorosamente de explicarle era que a su bebé lo habían tenido que llevar a Terapia Intensiva Neonatal por varias razones: bajo peso (tan sólo 1,100 kilos), su tiempo de gestación (6 meses) y por ende la falta de maduración que le produjo una displasia pulmonar que es el desarrollo anómalo del tejido de los pulmones, una patología que se caracteriza por la inflamación y la formación de cicatrices en estos órganos vitales, según supo tiempo después- eso no era todo. En su afán por nacer el pequeño que estaba de costado hizo tanta fuerza que se le provocó un derrame cerebral. Además era Rh negativo y su tiroides no funcionaba con normalidad. En definitiva, la combinación de todos estos antecedentes y situaciones indicaban que era un cuadro de gravedad para el recién nacido.
"Yo sabía que tenía muchas batallas que lidiar y me preocupaba que eran tan chiquito. Si apenas era un poquito más grande que la palma de la mano. Eso sí, siempre demostró ser muy fuerte”, rememora los tres meses de internación que siguieron. La mitad de ese tiempo Ramiro estuvo con respirador y lleno de tubos, sondas y cables con conexiones a aparatos de todo tipo, por lo que ella prácticamente no pudo alzarlo ni tampoco darle la teta porque se agitaba demasiado. Si en cambio, le hablaba y lo acariciaba, aunque estuviera dentro de una incubadora. Eliana cree que fue el tratamiento médico eficaz pero a su vez afectuoso; la mirada atenta, el cariño y los cuidados permanentes de las enfermeras, más el amor de sus papás y la fe en Dios, su abuelita y su hermanito que lo protegían desde el cielo, además de los rezos de otras mamás de bebés prematuros, los que lo ayudaron a salir de Terapia Intensiva, luego de la Intermedia y Sala Transicionales. y, contra todo pronóstico, no tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por nada. Si hasta el derrame, se le disolvió. y cuando pesó 3 kilos, para el 28 de diciembre, le dieron el alta.
"Todo ese tiempo fue muy duro, pero a su vez es algo que nos ha dejando grandes aprendizajes. Pasar por este trance nos ha enseñado a confiar, a creer y a luchar”, reconoce con agradecimiento.
Actualmente Ramiro sigue dando señales de su fortaleza. Si bien las únicas secuelas que quedaron de su nacimiento prematuro son algunas marquitas de los pinchazos, un paf diario que funciona de madurativo de sus pulmones -y que está a punto de dejar una vez que mejore el clima, según le ha dicho su médico de cabecera- y una pastilla para regularizar las tiroides, lo que a su vez lo obligan a tener controles seguidos de análisis de sangre; este luchador vuelve cada tanto al hospital. Pero de visita. Para darle un beso a las enfermeras y médicos que lo ayudaron en sus primeros días.
Bebés en cifras
22 y 36 Son las semanas de embarazo entre las que nace un bebé al que se considera prematuro.
1 De cada diez bebés nace en forma prematura, según las estadísticas mundiales.
15 millones de niños en todo el mundo nacen antes de cumplir 37 semanas en el útero materno. Constituye un problema serio y creciente porque el número de nacimientos prematuros está aumentando en casi todos los países del mundo.
20 Bebés prematuros nacen por día en la Argentina, con un peso inferior a los 1.500 gramos, según los registros de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud y Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación correspondientes al año 2015, las últimas con las que se cuenta.
1667 Fueron los bebés prematuros nacidos en 2016 en San Juan.
1270 Fueron los pequeños nacidos con menos de dos kilos y medio en 2017 en San Juan. Menos de ese peso se lo considera prematuro.
971 Fueron los prematuros nacidos en 2018 en la provincia.
12.700 a 13.000 Es la cifra total de nacimientos anuales en la provincia. El número se mantiene desde hace varios años.
Más controles, menos prematuros
En los últimos años los nacimientos de chicos prematuros bajaron considerablemente. Un dato que desde la Dirección de Materno Infancia atribuyen a los controles prenatales que se realizan en toda la provincia. Los números indican que en 2018 nacieron 971 bebés prematuros contra los más de 1600 nacidos en 2016. Sandra Merino, directora del área dependiente del Ministerio de Salud Pública destacó la tarea que realizan todas las neonatologías, y sobre todo el equipamiento tecnológico y los recursos humanos con los que cuenta el Hospital Rawson para la atención de embarazadas y de chicos nacidos antes de tiempo.
-¿Dónde nacen la mayoría de los chicos en la provincia?
En el Hospital Rawson nacen la mayoría de los niños. Claro que hay que tener en cuenta que al haber un sistema de regionalización nacen casi todos los prematuros porque esta metodología permite que todas aquellas mamás con posibilidad de parto anticipado sean referenciadas al hospital de mayor complejidad. Hay lineamientos nacionales e internacionales que obligan que los chicos de determinado peso o de determinada edad gestacional nazcan en el lugar de mayor complejidad y con recursos humanos preparados para tal fin. El Hospital Rawson reúne todos esos requisitos, tanto que en mayo nos visitó la doctora Diana Fariña, directora Nacional de Materno Infancia, quien además es neonatóloga y trabajó por años en el Hospital Garraham, y se quedó asombrada con el equipamiento y el nivel de recursos humanos que tiene el Rawson.
-¿Esta modernización del sector ha beneficiado a los nacimientos de bebés prematuros?
Hemos tenido una disminución paulatina de estos nacimientos. Eso está vinculado al trabajo que se hace en el primero y segundo nivel de atención en los controles de embarazos. Por supuesto que siempre hay cosas para hacer.
Hay que tener en cuenta que un gran porcentaje de los chicos que nacen antes de tiempo es porque las mamás no tuvieron los controles adecuados. El primer control de atención debe hacerse antes de las trece semanas de gestación, mientras más precoz es mejor para controlar la nutrición de la mamá, entre otros aspectos.
-¿Cuáles son los factores que inciden en los nacimientos anticipados?
Incide la talla de la mamá; las necesidades básicas insatisfechas es otro factor condicional; las edades extremas, es decir mamás de menos de 18 o más de 35 años tienen un poco más de posibilidades de tener chicos prematuros; los embarazos múltiples; antecedentes de partos prematuros, entre otros. Todos son lineamientos que tenemos en cuenta a la hora de construir el programa Mil Días en San Juan (N.de Redacción: es un plan provincial que nació hace dos años. Contempla diferentes aspectos sanitarios de las embarazadas y niños hasta dos años). Con todo esto tratamos de contribuir para que hayan menos partos prematuros. Cada vez se hace más hincapié en que los equipos interdisciplinarios de los centros de salud se hagan cargo de la mamá con complementos alimentarios. De ese moto se pueden determinar cuales son las mamás de riesgo. También se hacen talleres informativos sobre los cuidados
que deben tener los chicos prematuros y la necesidad de controles.
-¿Qué cantidad de chicos nacen antes de la fecha esperada?
En primer lugar vamos a tomar como prematuridad a los chicos que nacen con menos de dos kilos y medio. En el año 2016, tuvimos 1667 chicos nacidos con menos de ese peso; en 2017 tuvimos 1270 y en el año 2018, 971 bebés, sobre un total que oscila entre los 12.700 a los 13.000 partos anuales -estas cifras no se han modificado en estos tres años-. Es una disminución interesante y esperamos llegar a mejores datos todavía. Esto evidencia mejores controles prenatales y que los equipos interdisciplinarios de los tres niveles de atención están realmente mirando esta posibilidad de detectar precozmente aquellos factores que determinan estos nacimientos.
Quiero aclarar que si bien indiqué los menores de dos kilos y medio también están incluidos los de menos de 500 gramos que es muy difícil que tengan posibilidades de vida. Si no estuvieran incluidos los números serían menores, pero me parece bien incluirlos.
-¿Cuál es la mortalidad neonatal?
En 2016 fue de 79 chicos; en 2017, 107 chicos. Ahí tuvimos un pico que nos llevó a hacer reajustes y así logramos bajar a 85 en 2018.
-¿Los pequeñitos deben ser sometidos a muchos tratamientos invasivos?
Nosotros lo tomamos como la única forma de sacarlos adelante, sin esos cuidados no llegarían a la supervivencia. Hay que sentirlo de ese modo.
-¿Se hace seguimiento de los chicos prematuros?
Sí hay un consultorio de seguimiento inmediato de prematuros. Además hemos contemplado tablas específicas en la libreta sanitaria que nos sirve de control. De ese modo, cualquier pediatra elegido para hacer su seguimiento tendrá todos los detalles de su historia. A esto se suma un consultorio que estamos conformando con varias especialidades para el seguimiento de los chicos prematuros con el fin de disminuir las posibilidades de complicaciones. En este momento hay un consultorio en Pediatría que lleva adelante la doctora Vanesa Garzón dedicado al seguimiento de estos chicos con diferentes patologías.
-¿En qué momento un bebé prematuro se equipara a otro que nació a tiempo?
Hay distintas bibliografías. Algunos dicen que a los seis meses, pero la mayoría coincide que al año. Igual esto es una generalización, cada caso es distinto, dependerá del grado de prematuridad y muchos otros aspectos. Es difícil asegurar porque los papás se preocupan por eso y lo primero que le decimos es que cada chico es diferente.