Los cambios que sufre la piel en invierno son notables. Los vasos encargados de llevar los nutrientes a la zona más superficial de la piel, se contraen para no perder calor y obligan a que la sangre circule por canales más pequeños. Esto disminuye la llegada de oxígeno, proteínas, minerales y antioxidantes. Durante el invierno también desciende el agua de la piel, apareciendo signos de sequedad y resquebrajamiento.

A pesar de que la piel seca es más vulnerable al frío, las normales o grasas deben cuidarse con el mismo énfasis.

Al cubrir el cuerpo con gruesas capas de ropa, la descamación natural producida por la eliminación de las células muertas queda atrapada entre los tejidos. Esto deja en las prendas una especie de talco blanco que en contacto con la piel genera picazón.

Para evitar esto se debe exfoliar las piernas y los brazos una vez por semana. Esto puede hacerse ya sea con cremas exfoliantes suaves (muchas se aplican incluso en la ducha), con esponjas naturales y suaves masajes circulares, o mezclando una cucharada de azúcar con una de aceite y un chorrito de limón. Esta "pasta’ se aplica mediante movimientos circulares sobre las zonas muy secas, se deja actuar un par de minutos y se enjuaga con agua y jabón preferentemente blanco (de lavar la ropa).

También después del baño diario hay que colocar una buena cantidad de crema hidratante. Una opción económica y beneficiosa es el aceite para bebés.

Las manos y el rostro son las más afectadas por el frío, ya que carecen de la protección que brinda el abrigo.

Para mantener en buen estado las manos hay que seguir una serie de pasos:

-No olvidarse de usar guantes cuando se sale al aire libre.

-Secarlas minuciosamente después de lavarlas.

-Higienizarlas con jabones neutros o de glicerina, que no contengan perfumes.

-No tener contacto directo con detergentes u otros productos abrasivos.

-Encremarlas varias veces por día.

En lo que refiere al rostro hay 3 zonas que necesitan atención.

1-Los ojos: Los párpados suelen inflamarse demasiado. A la mañana, al levantarse y antes de aplicar los cosméticos colocar una capa de crema hidratante, realizando suaves masajes. Conviene usar productos no grasos, a base de vitaminas y minerales. Los que contienen lípidos pueden saturar los poros y generar hinchazón y congestión en los párpados. Los grasos pueden crear bolsas.

2-La nariz y las mejillas: Estas zonas se vuelven rojizas porque el frío contrae estos finos capilares sanguíneos. Emplear lociones o geles descongestivos y calmantes. También son convenientes las emulsiones con vitamina E, poderoso antioxidante y las que poseen filtro, ya que la luminosidad afecta la piel, al igual que en verano.

3-Labios: El viento y el frío los cuartean, los lastiman y llegan casi a descascararlos. Usar lápices labiales humectantes con exipientes grasos o lípidos. Las cremas con ginkgo biloba o ginseng, aplicadas de noche mantienen el nivel de nutrición correcto.

Erradicar la costumbre de humedecer los labios con la lengua, colocando constantemente manteca de cacao.

Aunque cueste creerlo el invierno también altera el cabello, causa por la cual las mujeres no encuentran bálsamos que mantengan el peinado como debe estar. Esto se produce por la electricidad estática, la cual debilita la fibra capilar.

Para conservar el estado del pelo, es útil recurrir a los gorros de lana.

Otra alternativa es después del lavado, untar el cabello con productos sin enjuague. Además procurar usar el secador en aire frío.